Entre los nuevos documentos desclasificados del caso de trata de menores de Jeffrey Epstein sobresale un correo interno de la fiscalía federal fechado en enero de 2020 que altera el relato conocido hasta ahora. En ese mensaje, un fiscal del distrito sur de Nueva York … advierte de que los registros de vuelo revisados indicaban que el presidente Donald Trump había viajado en el avión privado de Epstein muchas más veces de lo que se había hecho público, una información que, según el propio autor, buscaba evitar «sorpresas» en fases posteriores del proceso judicial.
Según ese correo, Trump figuraba como pasajero en al menos ocho vuelos realizados entre 1993 y 1996. En al menos cuatro de esos trayectos también estaba presente Ghislaine Maxwell, conseguidora de Epstein, y en uno de ellos los únicos pasajeros registrados fueron Trump, Epstein y una mujer de 20 años cuyo nombre aparece oculto en los documentos. La revisión incluía más de un centenar de páginas de registros de vuelo, incorporadas al análisis del caso años después de que esos desplazamientos tuvieran lugar.
Trump ha admitido haber conocido a Epstein, aunque sostiene que rompió toda relación con él a mediados de la década de los 2000 y que lo expulsó de su club Mar-a-Lago antes de que fuera acusado por primera vez de delitos de trata de mujeres. Investigaciones recientes señalan que Epstein, procedente de una familia de pocos recursos de Nueva York, amasó su fortuna engañando y defraudando a millonarios, lo que le permitió acceder a círculos sociales y políticos de alto nivel durante años.
Difusión de nuevas fotos
El Departamento de Justicia de Estados Unidos difundió este martes el mayor lote de documentos publicado hasta ahora sobre las investigaciones relacionadas con Epstein y Maxwell, en cumplimiento de una ley aprobada recientemente por el Capitolio. Los archivos no aclaran si esos vuelos fueron objeto de una investigación específica ni si las afirmaciones del correo interno fueron corroboradas por otras vías, y el propio Departamento subraya que la mención de nombres en la documentación no implica imputación penal ni prueba de delito.
La publicación responde a una ley que obliga a desclasificar y hacer accesible la documentación vinculada al caso, con las protecciones legales previstas para las víctimas, lo que explica que parte del material siga sin hacerse público.
El «Lolita Express» era el nombre informal con el que se conocía al avión privado de Epstein, un Boeing 727 que utilizaba para desplazarse entre Estados Unidos, el Caribe y otros destinos. Sirvió durante años para transportar al millonario, a sus colaboradores y a numerosos invitados, y aparece citado en múltiples investigaciones y testimonios por su papel en los desplazamientos vinculados a la red de abusos. El apodo no fue oficial ni impuesto por autoridades, sino que surgió en círculos sociales y mediáticos y fue popularizado posteriormente por víctimas y por la prensa al conocerse el alcance del caso.
Miles de páginas y correos internos
El nuevo lote de documentos incluye decenas de miles de páginas con correos electrónicos internos, registros judiciales, informes penitenciarios y correspondencia de fiscales federales elaborados tras la muerte en prisión de Epstein en 2019, oficialmente declarada como suicidio mientras se encontraba bajo custodia federal a la espera de juicio por delitos de tráfico sexual de menores. La publicación responde a una ley que obliga a desclasificar y hacer accesible la documentación vinculada al caso, con las protecciones legales previstas para las víctimas, lo que explica que parte del material siga sin hacerse público.
Parte de esos archivos estuvo disponible durante varias horas en la web del Departamento de Justicia, fue retirada sin explicación pública y posteriormente republicada, un episodio que añadió confusión al proceso de difusión. Los documentos tampoco establecen vínculos directos entre los desplazamientos en los que aparece Trump y las actividades delictivas por las que Epstein fue investigado años después.
El material recoge además diversas pistas y avisos recibidos por el FBI sobre la relación de amistad entre Trump y Epstein, así como sobre encuentros en propiedades de ambos a principios de los años 2000. En ninguno de esos documentos se detalla el resultado de esas informaciones ni si dieron lugar a actuaciones concretas por parte de las autoridades federales. En 2021, durante el proceso contra Maxwell, los fiscales enviaron una citación judicial al club Mar-a-Lago solicitando registros laborales, sin que los archivos publicados aclaren el desenlace de esa diligencia.
El Departamento de Justicia advierte de que parte del material contiene afirmaciones no verificadas o falsas presentadas en su momento ante el FBI
Información sobre la gestión penitenciaria
Los documentos incluyen también información sobre la gestión penitenciaria de Epstein antes de su muerte y sobre las objeciones de víctimas al acuerdo judicial de 2008 que le permitió evitar entonces un procesamiento federal. Entre los textos más controvertidos figura una carta de agosto de 2019, presuntamente escrita por Epstein y dirigida a Larry Nassar, con referencias explícitas a Trump. Su autenticidad no ha sido confirmada de forma concluyente y los investigadores incluyeron comunicaciones posteriores destinadas a verificar su origen.
El Departamento de Justicia advierte de que parte del material contiene afirmaciones no verificadas o falsas presentadas en su momento ante el FBI, pero sostiene que su publicación responde a una obligación legal de transparencia. Trump no ha sido acusado de ningún delito relacionado con los crímenes de Epstein y la propia documentación insiste en que la aparición de su nombre no implica imputación penal. Aun así, la nueva tanda de archivos vuelve a poner el foco en un caso que sigue generando preguntas, mientras buena parte de la documentación permanece todavía bajo reserva pese a las promesas de transparencia formuladas durante la campaña.
Los documentos incluyen entrevistas internas y deliberaciones del Departamento de Justicia que muestran dudas y discrepancias entre fiscales sobre cómo gestionar la difusión del material sin perjudicar a las víctimas. También aparecen registros penitenciarios detallados sobre las últimas semanas de Epstein en prisión, con evaluaciones psicológicas y decisiones administrativas que no habían sido divulgadas hasta la fecha.