A un año del intento de asesinato de Trump, un informe del Senado condena una «cascada de errores evitables»
Este domingo se ha cumplido un año del episodio más decisivo de la historia reciente de EE.UU.: el intento de asesinato de Donald Trump, entonces candidato a la presidencia, durante un mitin en Butler (Pensilvania). Aquella tarde del 13 de julio de … 2024, el ahora presidente de EE.UU. esquivó de milagro las balas. En especial, la que se quedó a milímetros de impactar en su cabeza y que solo le perforó de manera superficial la oreja derecha.
La supervivencia de Trump solo cimentó su favoritismo en las elecciones: le consolidó como líder absoluto del Partido Republicano; debilitó todavía más la figura de su rival Joe Biden (Trump resistía tiroteos, él era incapaz de hablar en público), que cedió el testigo pocos días después a Kamala Harris; y creó un aura mesiánica en el multimillonario neoyorquino que todavía pervive en muchos de sus seguidores.
Que Trump saliera con vida de aquello e impulsado en su regreso a la Casa Blanca no resta gravedad a lo que ocurrió en aquella campa de una zona rural de Pensilvania. Este domingo, en el aniversario del episodio, el Senado de EE.UU. ha emitido un informe muy crítico con los fallos de seguridad que posibilitaron que el atacante, Thomas Crooks, estuviera a milímetros de acabar con la vida de un candidato y expresidente, desbaratar la campaña electoral y, en un país cada vez más polarizado, desatar una oleada de violencia política como reacción al asesinato.
El informe detalla «errores múltiples e inaceptables» en el dispositivo de seguridad del Servicio Secreto, el encargado de vigilar a presidentes y expresidentes.
Crooks pudo disparar ocho veces contra Trump con un arma de estilo militar y a una distancia con la que hubiera sido fácil acertar en el objetivo. Lo hizo a pesar de haber sido detectado antes por el dispositivo de seguridad.
«Lo que ocurrió fue inexcusable y las consecuencias impuestas por los errores no reflejan la gravedad de la situación», dice el informe, elaborado por el comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamental de la Cámara Alta, sobre las pocas consecuencias de lo ocurrido. Esta semana se ha conocido que seis empleados del Servicio Secreto fueron suspendidos sin sueldo durante un periodo de entre 10 y 42 días por lo sucedido. Y, dos semanas después del ataque, la entonces directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, dimitió ante las exigencias de legisladores de ambos partidos.
Pero el informe protesta porque «ni una sola persona ha sido despedida» y que las sanciones estuvieron «muy por debajo de la gravedad de los fallos».
«No fue un solo error», insiste el informe. «Fue una cascada de errores evitables». En el centro de esa cascada, los fallos en la comunicación entre agentes de seguridad de Crooks, que fue detectado mucho antes de que disparara contra Trump, pero que no fue detenido. «La falta de estructura en la comunicación fue probablemente el principal responsable de los errores del Servicio Secreto», apunta el informe.
Según el relato de la investigación del Senado, Crooks escapó a la detención durante 45 minutos. La policía le había detectado mucho antes, cuando merodeaba los alrededores del perímetro de seguridad. En un momento se le vio con un telémetro de los que se utilizan en la práctica del golf, lo que desató la alarma en algunos agentes.
El informe apunta en particular al agente del Servicio Secreto situado en la sala de control, el que coordina las comunicaciones entre las diferentes fuerzas de seguridad implicadas en el dispositivo. Este agente no compartió de forma efectiva la información de que había un grupo de agentes buscando a un sospechoso que llevaba ese telémetro, pese a tener conocimiento de ello 25 minutos antes del intento de asesinato.
Un agente de la policía estatal de Pensilvania advirtió a la sala de coordinación de que había un sospechoso en la azotea de un edificio justo sobre el borde del perímetro de seguridad, pero testificó que no supo si esa información fue después compartida. Ese agente del Servicio Secreto nunca sufrió sanciones disciplinarias y se jubiló el pasado mes de junio.
El informe también critica que los agentes utilizaron teléfonos privados para compartir información sobre el sospechoso en lugar de transmisiones de radio, lo que impidió que se conociera sobre su existencia de forma más efectiva.
La presencia del sospechoso tampoco llevó a que se impidiera a Trump su salida al escenario pasadas las seis de la tarde de aquel 13 de julio, en el que pudo cambiar la historia de EE.UU.
La Cámara de Representantes emitió el pasado diciembre su informe al respecto, también muy condenatorio de la labor del Servicio Secreto. Pero sí alabó su actuación en el segundo intento de asesinato que sufrió Trump, en septiembre del año pasado, en West Palm Beach, cuando se detectó y se redujo a un hombre armado que pretendía disparar al candidato desde las afueras de un campo de golf.