El centroderecha que lidera Giorgia Meloni ha logrado una victoria arrolladora, por goleada. Calabria ha hablado con claridad en las elecciones regionales que se han desarrollado el domingo y lunes. Los primeros escrutinios indican que Roberto Occhiutto, de Forza Italia, apoyado por … todo el centroderecha, renueva su cargo de presidente al superar el 58,5% de los votos. Lo que supone una diferencia abismal de 17 puntos porcentuales con respecto a su rival Pasquale Tridico, europarlamentario y una figura nacional del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y centroizquierda, quien se quedó en el 41,5%.
La participación en las urnas revela otro síntoma preocupante cada vez más común en Italia. No es solo el aumento de la abstención; es desafección, como viene registrando el Instituto Nacional de Estadística (ISTAT) en la última década. Calabria no fue la excepción: a cierre de colegios, la afluencia se quedó en el 43,14 %, el porcentaje más bajo registrado en la región en unas elecciones.
Estas elecciones han dejado una imagen incómoda para la izquierda. En las dos últimas semanas ha habido dos huelgas generales y manifestaciones en numerosas ciudades a favor de Palestina y la Flotilla con ayuda humanitaria a Gaza, apoyadas por la izquierda, pero nada de eso se convirtió en votos como esperaban los partidos de la oposición. De hecho, el candidato Pasquale Tridico había intentado imprimir un gesto simbólico potente, prometiendo en campaña reconocer al Estado de Palestina «al día siguiente» si ganaba en las urnas.
Lo repitió en campaña, consciente de que jurídicamente es una competencia estatal, pero defendiendo el valor político de una moción regional de ese tenor. Calabria optó por la continuidad del modelo de gestión de Occhiuto, rechazando el programa de Tridico basado en el asistencialismo en una región que, económicamente, está a la cola de Italia.
No es menor la circunstancia que ha rodeado a estas elecciones. Occhiuto, investigado por presunta corrupción desde agosto, dimitió y forzó el adelanto para ir a las urnas con el viento de cara: «Que decidan los calabreses», dijo. La jugada, arriesgada pero calculada, le permitió proyectar una narrativa de legitimación popular frente a lo que él consideró una investigación judicial sin fundamento.
La victoria del centroderecha ha sido superior incluso a las expectativas y lo que indicaban las encuestas. Calabria, como hace una semana en la región de las Marcas, confirma un problema en la izquierda, a nivel regional o nacional: cuando la diferencia entre el centroderecha y los partidos de oposición llega a 17 puntos porcentuales, no basta con sumar siglas. Hacen falta liderazgo nacional, y también programa atractivo y oferta económica creíble en una región como Calabria, donde empleo, sanidad y transporte pesan más que los símbolos.
Renzi: «Casa Reformista» o Meloni al Quirinal
En este contexto de debilidad de la izquierda y auge de la derecha, según todas las encuestas, una propuesta del ex primer ministro y exsecretario del Partido Democrático, Matteo Renzi, hoy líder de Italia Viva, cobra una relevancia estratégica. Desde la tribuna de la 15ª edición de su evento anual en Florencia, la Leopolda, Renzi ha lanzado un llamamiento a la creación de la «Casa Reformista», una fuerza centrista que se posicione como el tercer polo vital entre la derecha y la izquierda. Según Matteo Renzi, sin una «Casa Reformista» capaz de alcanzar el 10% –un centro fuerte que complemente al PD y al M5S–, dentro de dos años «el Quirinale –residencia del jefe del Estado– será casa soberanista» con Giorgia Meloni como sucesora de Sergio Mattarella en la presidencia de la República.
Renzi, conocido por ser un gran maniobrero en la política italiana -fue decisivo en la caída del Gobierno de Giuseppe Conte y de la llegada de Mario Draghi al Palacio Chigi- no oculta el objetivo: reagrupar a los moderados, sumar alcaldes y sociedad civil, y devolver músculo al centro ante un Partido Democrático liderado por Elly Schlein, cada vez más inclinada a la izquierda.
El resultado de Calabria, por amplitud del margen entre el centroderecha y la izquierda, le da argumentos a la propuesta de Renzi, que ha tenido amplio eco en los medios. Renzi tiene en la mente, y tampoco lo oculta, lanzar como posible líder del centroizquierda a Silvia Salis, alcaldesa de Génova, exatleta olímpica y campeona en el lanzamiento de martillo, bella, inteligente y con carisma, estrella emergente de la política italiana, a la que muchos ya vislumbran como una posible líder opuesta a Meloni.
En definitiva, la derrota en Calabria no es solo un mal resultado para la izquierda; es un síntoma de sus profundas divisiones y de su dificultad para construir un proyecto creíble más allá de las movilizaciones callejeras. Mientras, el centroderecha, con Meloni al frente y reforzado por líderes regionales como Occhiuto, consolida su hegemonía.