Hace justo dos años, el 7 de octubre de 2023, los terroristas de Hamás que invadieron Israel no solo mataron a 1.200 personas y secuestraron a otras 250. En el festival de música Nova y en los kibutz atacados, también violaron a jóvenes que luego fueron asesinadas … . Del total de víctimas mortales, 300 eran mujeres. Otras 90 mujeres y niñas fueron secuestradas. Además del cautiverio, muchas sufrieron torturas, abusos sexuales y violaciones, según han documentado los médicos, los forenses y los informes de la ONU.
Una de ellas es la mexicana Ilana Gritzewsky, raptada del kibutz Nir Oz y cuyo novio, Matán, sigue secuestrado en Gaza y se cree que está con vida. «Yo pasé por abuso sexual y es una oportunidad para todas las organizaciones que protegen a las mujeres, pero ninguna se ha puesto en contacto conmigo. (Quiero) Preguntarles por qué nuestra historia es callada… ¿por ser judía? Hamás cometió abuso sexual el 7 de octubre. Y no van a callar mi voz», se queja Ilana de las numerosas opiniones que han puesto en duda las denuncias de violaciones durante el ataque.
Para Ilana, a quien dos terroristas se llevaron a la Franja en moto aquella mañana, los abusos ya comenzaron durante el corto viaje desde el kibutz Nir Oz, tomado también por una turbamulta de civiles gazatíes que liberaron todo su odio contra los judíos matando, robando y quemando sus casas. «En el camino me empezaron a tocar, empecé a pasar por abusos sexuales y ahí fue cuando me desmayé. Física y emocionalmente ya no podía más. Me desperté en una casa destrozada, acostada sobre piedras, medio desnuda», relata Ilana ante un grupo de periodistas españoles en un encuentro en Tel Aviv organizado por la Embajada de Israel en Madrid.
«Cuando me despierto, veo a los terroristas arriba mío. Estoy medio desnuda y les tengo que decir que no me violen, que estoy en mis días, que estoy embarazada… Me salvé de que no me violaran en ese momento por estar en mis días. Ahí se enojaron y fue cuando me rompieron la cadera, me dislocaron la mandíbula, me quemaron la pierna con el escape de la moto y perdí el oído por las explosiones con granadas», explica la joven, quien sufrió un acoso constante de los terroristas que la custodiaban.
«Uno de ellos, desde que llegué, me abrazaba y se me sentaba a mi lado. Me decía que era muy bonita, que así iba a ser mi vida, que me iba a casar con él e íbamos a tener hijos. Me robó mis pulseras, mis collares, mis aretes (pendientes)… Me apuntaba con el arma, le quitaba el cartucho y me la pasaba para que jugara con ella, como si yo fuera a ser uno de ellos en algún momento», recuerda Ilana su cautiverio.
Durante los 55 días que estuvo retenida en Gaza, en los que perdió 13 kilos, pasó 40 en una casa con cucarachas y ratas y el resto en el hospital Nasser, en un cuarto con otros rehenes, y en los túneles. «Los terroristas se sientan todo el día contigo. Te leen el Corán, te piden que reces con ellos. No te dejan levantarte. Te dicen cuándo puedes ir al baño, cuándo no. Te dicen que a las seis ya no puedes hablar y que te tienes que ir a dormir. Eres su muñeco. Eres su títere. Estás dispuesto a cualquier cosa», detalla la joven, quien emigró a Israel huyendo de la violencia y la inseguridad en México.
El kibutz Nir Oz fue arrasado por los terroristas el 7 de octubre de 2023
PABLO M. DÍEZ
En túneles interminables a más de 50 metros de profundidad, «donde la humedad es tan fuerte que no puedes ni respirar y tienes que gatear entre piedras, cables, tornillos y vidrios», coincidió con otros dos secuestrados y los terroristas jugaron con ella prometiéndole que iba a reencontrarse con su novio. «Me hicieron su muñeca, limpié cocinas, el túnel, los cuartos. Siempre me decían que, después, me iban a dejar verlo. Eso nunca llegó», se lamenta Ilana, quien fue liberada el 30 de noviembre de 2023.
«Aunque mi cuerpo esté aquí, mi alma sigue en los túneles. No tengo vida; vivo el secuestro día y noche», solloza, secándose las lágrimas con un pañuelo de papel, con sentimiento de culpa por su novio y los demás rehenes que dejó atrás.
Retratos de las víctimas en el lugar del festival Nova
PABLO M. DÍEZ
«Ataron a las chicas, las violaron y las mataron»
Mazal Tazazo, una joven que se salvó del festival de música electrónica Nova haciéndose la muerta, fue testigo de las violaciones de los terroristas: «¡Ataron a las chicas desnudas, después de violarlas, una vez y otra y otra y otra…! ¡En grupos! ¡Y no es solo que las violaran y mataran! ¡Es que metieron cosas en sus cuerpos! ¡Para divertirse! ¡Mataron a algunas chicas y enviaron un vídeo a sus madres por el WhatsApp de esas chicas! ¿Por qué? Para hacerlas sufrir en casa porque no podían hacer nada por ellas. Y esta gente está orgullosa, no les da vergüenza». Ante estas aberraciones, Mazal se indigna con las razones que dan los palestinos para su lucha: «¡Vosotros nos habéis quitado nuestra tierra!».
Con el testimonio de Ilana y otras víctimas de violaciones y abusos, la abogada criminal Ayelet Razin Bet Or dirige el Proyecto Dinah, en honor de una figura bíblica violada y torturada pero también la palabra hebrea para justicia. Su informe recoge la violación de Amit Soussana, la primera víctima que habló sobre el abuso sexual que sufrió, y los informes forenses de mujeres quemadas con las piernas abiertas, las manos atadas, los pechos mutilados y las vaginas tiroteadas. Solo uno de los terroristas detenidos ha confesado una violación pero, entre las notas en hebreo que llevaban para dirigirse a sus víctimas, sorprende poderosamente esta frase: «Bájate los pantalones».