Emmanuel Macron está solo ante la incertidumbre y crisis institucional más grave de la historia de la V República, sin gobierno, sin partido, sin coalición gubernamental, con la extrema derecha y la extrema izquierda, las fuerzas políticas mayoritarias, pidiendo a gritos su dimisión, la … convocatoria de elecciones legislativas y presidenciales anticipadas, invitándolo al suicidio político.
Tras veintiséis días intentado formar gobierno, en vano, Sebastien Lecournu se convirtió, la mañana del lunes, en el primer ministro más efímero de la historia política nacional. Aceptada su dimisión «irrevocable», Macron le pidió que «continuase» en el cargo, dos días, intentando «buscar una alternativa política».
El presidente francés estaría dispuesto a «asumir sus responsabilidades» si su primer ministro dimisionario fracasa en las negociaciones, según ha indicado el entorno del presidente y ha recogido la agencia France Press.
Macron ha quedado al frente de un puzzle político inestable, sin precedentes, caído en el pozo negro de la crisis institucional que él mismo provocó el mes de junio del año pasado, convocando unas catastróficas elecciones anticipadas.
Desde entonces…, entre junio y septiembre del año pasado, Francia estuvo sin gobierno. Nombrado primer ministro el mes de septiembre, Michel Barnier fue censurado tres meses más tarde. Nombrado jefe de gobierno en diciembre, François Bayrou se vio forzado a dimitir a primeros de septiembre pasado. Su sucesor, Lecornu, ha durado menos de un mes. Y Macron está solo, en el Elíseo, víctima de la crisis e incertidumbre institucional que él mismo ha precipitado.
Tres alternativas
Instalada Francia a la cabeza del pelotón de los torpes en la zona euro, víctima de déficits y deudas del Estado excepcionales, agravadas llamativamente durante la presidencia macroniana, el presidente tiene tres alternativas: intentar formar un nuevo gobierno, convocar elecciones legislativas anticipadas y/o dimitir para convocar elecciones presidenciales anticipadas.
La ‘busca y captura’ de un nuevo primer ministro, el cuarto en quince meses cortos, se anuncia harto compleja. Marine Le Pen, fundadora de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), y Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), los dos partidos mayoritarios, piden elecciones anticipadas y la dimisión de Macron. De entrada, rechazan la «chapuza» de un proyecto de gobierno que estaría condenado anticipadamente.
Se presta al presidente la posible intención de proponer un jefe de gobierno de izquierdas… ambición harto compleja: todos los partidos de izquierda abominan verbalmente del presidente.
Macron podría volver a convocar elecciones legislativas anticipadas, como piden extrema derecha y extrema izquierda. Ante esa hipótesis, todos los sondeos anuncian un posible triunfo espectacular de la extrema derecha de Le Pen, que pudiera consolidar su mayoría parlamentaria, incluso conseguir una mayoría absoluta. La crisis institucional en curso culminaría con la llegada al poder de la extrema derecha: acontecimiento sencillamente excepcional, nada improbable.
Se trata de una hipótesis bastante plausible. La extrema derecha de Le Pen es el partido más votado por los obreros desde 1995. En las elecciones del año pasado, entre el 60 y el 65 % de los obreros y los franceses más modestos votaron a la extrema derecha. Jordan Bardella, el joven presidente del partido de Le Pen, es la personalidad más popular de Francia, en todos los sondeos.
Macron podría anunciar su dimisión… aplazada varios meses, con el fin de convocar elecciones presidenciales anticipadas. Hipótesis poco previsible, aunque el 80% de los franceses estiman que su presidente es el culpable de una crisis nacional sin precedentes
Ante el catastrófico estado de la deuda pública y los déficits del Estado, cuando Macron llegó al poder se esperaba que, siendo un antiguo banquero de negocios, saneara las finanzas públicas. Desastroso error histórico. El endeudamiento y los déficits estatales han ido creciendo durante su mandato en decenas de centenas de miles de millones de euros, convirtiendo a Francia en el ‘farolillo rojo’ de la zona euro. Hundiendo la credibilidad del presidente. Apenas un 11-13 % de franceses tienen buena opinion de Macron, que puede aspirar a suceder a François Hollande como el presidente más impopular de la historia de la V República, fundada por el general de Gaulle entre 1958 y 1962.