El eslogan ‘lo paramos todo’, que figuró en pancartas y fue coreado en las manifestaciones tras el abordaje israelí a la Global Sumud Flotilla humanitaria con destino a Gaza. No se hizo realidad en la huelga general de este viernes, convocada por el … principal sindicato CGIL, de izquierdas, y otras centrales sindicales minoritarias. Italia no se ha paralizado, aunque la manifestación afectó a las escuelas, los ferrocarriles, y produjo retrasos en muchos trenes y en algunos vuelos.
En el sector privado, la normalidad fue la tónica general en comercios, restaurantes o bares. Y en las ciudades, caso de Roma, por ejemplo, funcionó casi con regularidad el transporte público. Los sindicatos convocantes, con el apoyo de los partidos de izquierdas, consideran logrado su objetivo porque las manifestaciones han abierto todos los informativos.
Exagerando en las cifras, la Unione Sindacale di Base (USB), una de las centrales organizadoras de la huelga, aseguró que en las manifestaciones en toda Italia participaron un millón y medio de personas, mientras que la CGIL estimó el número en más de dos millones. En la de Roma, encabezada con una pancarta con el lema ‘stop al genocidio, somos todos Global Sumud Flotilla’ , participaron unas 50.000 personas. Algo más numerosa fue la de Milán, con el eslogan ‘Palestina libre, paremos la máquina bélica’.
Han sido numerosos los incidentes en varias ciudades italianas durante la huelga general. Por ejemplo, en Pisa, manifestantes irrumpieron en la pista del aeropuerto Galileo Galilei, lo que obligó a suspender los vuelos. En Bolonia, se produjeron enfrentamientos con la policía en la autopista, con el lanzamiento de objetos y cargas de los agentes. En Milán, los manifestantes fueron dispersados con mangueras de agua después de lanzar petardos y piedras.
En Salerno, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden cuando intentaron forzar el acceso al puerto. Enfrentamientos violentos hubo en Turín ante la sede de Leonardo, multinacional activa en el sector de la defensa, aeroespacial y seguridad. Manifestantes lanzaron piedras, botellas y bombas de humo, y la policía antidisturbios respondió con gases lacrimógenos. Algunos manifestantes, encapuchados o con el rostro cubierto, lograron entrar a la fuerza en un aparcamiento, dañando vehículos de los empleados de Leonardo.
Convocatoria ilegítima
Mientras los sindicatos celebran la atención mediática y las manifestaciones, se debate sobre la legalidad de la huelga general, que ha sido muy contestada. La Comisión de Garantía sobre el Derecho de Huelga determinó que la convocatoria es ilegítima, ya que fue anunciada de forma «tempestiva» sin respetar el preaviso mínimo de diez días que exige la ley italiana.
El sector de restauración no se vio afectado por la protesta
A. Gómez Fuentes
La presidenta de la Comisión, Paola Bellocchi, ha desautorizado el argumento de la CGIL, que invoca la defensa del «orden constitucional» para justificar la falta de preaviso. Bellocchi es taxativa: la ley solo prevé esta excepción para «eventos gravísimos» como un «golpe de Estado» o una «matanza terrorista», y el caso de Gaza, si bien dramático, no entra en esa categoría ni se produce en el ámbito de la relación laboral italiana.
La primera ministra Giorgia Meloni atacó duramente la huelga y la tachó de ser una excusa para la política interna. Meloni fue sarcástica: «Me esperaba que al menos en una cuestión que consideraban tan importante, los sindicatos no hubieran convocado una huelga general en viernes, porque el fin de semana largo y la revolución no van juntos». La primera ministra insiste en que el paro causa «muchos inconvenientes al pueblo italiano» sin beneficiar a la causa palestina. El secretario general de la CGIL, Maurizio Landini calificó las palabras de Giorgia Meloni como «ofensivas».
Contra Meloni
Las críticas al líder sindical Landini como promotor de la huelga no solo proceden del Gobierno. ‘Il Foglio’, periódico conservador liberal, argumenta que se ha tratado de una huelga política contra el Gobierno de Meloni. También ha sido criticado Landini por la politóloga y socióloga Alessandra Ghisleri, directora de Euromedia Research, al cuestionar la efectividad de la huelga.
Ghisleri ha señalado que, aunque seis de cada diez italianos entienden el drama de Gaza y están dispuestos a mostrar solidaridad, la mayoría no considera apropiada una huelga general. «Los italianos se sienten vulnerables en este momento y no encuentran en los sindicatos un compromiso suficiente. Imponerles un día sin sueldo por una causa externa a los problemas laborales puede resultar contraproducente», subrayó.
Según Ghisleri, esta huelga podría disgustar a los trabajadores, que se preguntarían si el sindicato está actuando más como un actor político que como un defensor de sus derechos laborales. Por su parte, el ex primer ministro, Matteo Renzi, líder de Italia Viva, de centro, considera que la huelga puede tener un efecto bumerán contra la izquierda: «Creo que el Gobierno de Meloni se beneficiará electoralmente de los disturbios».