Publicado: junio 6, 2018, 5:01 am
Hace algunos días los colombianos conocimos la imagen oficial del tarjetón que definirá el presidente que gobernará el país en el siguiente periodo. En él, se pueden ver el candidato uribista Iván Duque, el candidato de la Colombia Humana Gustavo Petro y el voto en blanco.
Como nunca, el voto en blanco se perfila como un oponente de poder. De acuerdo con los expertos, el no-candidato podría alcanzar el margen de 15%, que siempre ha tenido en la historia de las elecciones; algunos más optimistas aseguran que podría ser el ganador de la contienda electoral.
Pero más allá de los mitos que rondan alrededor del voto en blanco, de la desinformación que se ha visto en las redes sociales, como la que mostraba un trino de la fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro, Ángela María Robledo, en el que se veía la imagen del tarjetón y que sugería que el voto en blanco era inevitablemente votar por Álvaro Uribe, que ni siquiera es un candidato, pero que da por sentado que ganaría Iván Duque, lo cierto es que el triunfo del voto en blanco cambiaría las estrategias políticas de los candidatos.
Si ganase el voto en blanco, el triunfo sería del segundo ‘candidato’ con mayoría de votos. En el caso de Iván Duque, el electo presidente uribista tendría que reconocer que más de la mitad del país no está de acuerdo con hacer trizas el acuerdo de paz. De acuerdo con el columnista Héctor Riveros, esto significaría que una gran parte de la población le dice NO a la guerra y deberá ser muy prudente a la hora de ejecutar su plan de gobierno.
Por su parte el eventual, pero no tan posible triunfo de Gustavo Petro, tras el voto en blanco, le haría entender al candidato que Colombia no quiere seguir movimientos populistas ni caudillistas y que no bastará solo con discursos, sino que deberá poner en marcha acciones concretas.
Cada uno de los candidatos, independientemente de quien gane, deberá tener en cuenta, el 7 de agosto que asuma su cargo, que sus verdaderos opositores no serán los partidos políticos ni las maquinarias, será la misma población que se encargará de guiar la opinión de los colombianos.
El voto del miedo
“Ni el uno ni el otro”, la política del Ni-ni, que fue criticada por los opositores de Sergio Fajardo y que lo hicieron ver como ‘tibio’, es ahora la que puede definir quien será el ganador de las elecciones en Colombia.
Sin embargo, el voto en blanco es en realidad el voto guiado por el miedo; miedo de los uribistas de que se dé un gobierno de izquierda, guiado por discursos populistas que incentivan al pueblo y que podrían llevar a Colombia, como lo dicen, a convertirse en la próxima Venezuela.
El voto en blanco es guiado por el miedo; miedo de los petristas de que el Centro Democrático vuelva a consolidarse en el poder y tiemblen los acuerdos de paz y todo lo logrado para evitar que Colombia vuelva a estar en guerra.
La apuesta de Sergio Fajardo y Humberto de la Calle por el voto en blanco tiene aún más divididas las opiniones entre quienes aseguran que los candidatos que continúan en la contienda no los representa y los que creen que se deben inclinar por uno y otro para evitar el mayor mal, cualquiera que este sea.
