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Empresarios en Crecimiento: Mejora continua y discontinua

Hay grandes diferencias en las formas de administrar recursos y oportunidades. Lo importante es crear valor armonizando permanentemente ambos caminos de mejora.

Publicado: junio 9, 2020, 9:01 am

Por Carlos A. Dumois.

Tenemos a nuestra disposición dos metodologías para optimizar nuestros resultados: la Mejora Continua y la Mejora Discontinua.

La primera parte de la base de que cualquier producto o proceso puede ser mejorado. La segunda parte de la base de que cualquier fórmula de negocio puede ser sustituida por otra.

A través de la Mejora Discontinua siempre habrá posibilidades de optimizar la calidad, el costo, la rapidez, la eficiencia. Por medio de la Mejora Discontinua siempre se podrá crear un modelo de negocio superior a los existentes en términos de creación de valor.

El resultado de la mejora continua siempre es algo mejor; el resultado de la mejora discontinua siempre es algo diferente. La mejora continua busca cómo eficientar nuestros esquemas de negocio; la mejora discontinua busca cómo recrear nuevas plataformas o esquemas de negocio.

La mejora continua está orientada a administrar recursos, la continua está enfocada a gestionar oportunidades. Por eso en la mejora continua involucramos a los que operan los procesos y administran los recursos; y creamos mecanismos de participación que les ayuden a conocer el sistema integral en el que operan esos procesos y se manejan esos recursos, para que con la ayuda de todos se vayan generando muchas opciones de mejora.

En la mejora discontinua, en cambio, tratamos de mejorar el negocio a base de reinventarlo, desarrollando nuevos enfoques, totalmente diferentes.

No siempre se dan las condiciones y capacidades para encontrar grandes jugadas de mejora discontinua, ni siempre ésta será la mejor oportunidad. Habrá momentos en que una discontinuidad del pasado todavía tenga vigencia, y nos permita seguir creciendo con rentabilidad. ¿Por qué dejar una cancha que todavía da mucho de sí y no tiene rival?

Sin embargo, habrá muchos casos en que la mejora discontinua sea la mejor opción, porque lo anterior esté perdiendo vigencia y se presenten mejores oportunidades. Podrá haber cambios en las industrias de nuestros proveedores, distribuidores o clientes, cuyo impacto sea directo. No sabemos cuándo será necesario volver a discontinuar; no podemos dormirnos en nuestros laureles, hay que estar permanentemente atentos.

Entonces, la mejora continua es un constante compenetrarnos, más y más, de nuestros recursos y procesos; y la mejora discontinua es un constante mirar alrededor, afuera de nuestra empresa, para descubrir espacios de cambio discontinuo.

Por otro lado, las decisiones de mejora continua son relativamente fáciles de tomar, como las de mejorar la calidad o bajar el costo, pero implementarlas es muy laborioso, porque exigen disciplina, orden, compromiso. Las decisiones de mejora discontinua, en cambio, son muy difíciles de tomar, porque duelen y requieren voluntad de cambio, pero no suelen ser tan difíciles de implementar.

Mientras que en la mejora continua fortalecemos nuestra posición con los productos y mercados que tenemos, en la mejora discontinua cambiamos de posición o cambiamos de posición a los competidores. Xerox, por ejemplo, en vez de competir con las firmas japonesas haciendo mejores copiadoras, logró mucho más vendiendo los consumibles: papel, tinta, rodillos.

El gran enemigo de la mejora continua es la incapacidad de trabajo disciplinado de conjunto. El gran enemigo de la mejora discontinua es el éxito y la inercia.

El método en la Mejora Continua se basa en medir todo, y preguntarle al experto, al que opera los procesos. En la Mejora Discontinua el método debe ser de revisión y cuestionamiento, no necesariamente de parte del que sabe hacer las cosas, sino tal vez del externo, porque no tiene paradigmas y sus preguntas son más originales.

Es difícil y trivial pintar una línea divisoria entre la mejora continua y la discontinua. Más lejanos casi parecen opuestas. Pero en sus puntos más cercanos ya no difieren tanto. En ocasiones la Mejora Continua puede llevarnos a cambios estratégicos. En otras, la Discontinua puede conducirnos solo a madurar o afinar nuestra fórmula de negocio. Lo importante es crear valor armonizando permanentemente ambos caminos de mejora.

Presidente y Consultor de CEDEM
c_dumois@cedem.com.mx

 

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