Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de Los Andes, dice que el líder tiene la misión de inspirar y en pocas palabras debe ser ante todo un líder espiritual.
Hay una brecha entre el interés de los ciudadanos y la complejidad técnica de los problemas que interesan a la población y que debe manejar el líder. Las discusiones técnicas difícilmente le interesan a la gente.
Sin embargo, es indispensable divulgar información y hacer una pedagogía constante, ya que así sean pocos los que se interesen en un tema, valdrá la pena. Para ser líder hay que estar comunicando todos los días.
La forma es el fondo porque se puede tener una idea muy buena pero si el líder no es capaz de comunicar, no va a servir de nada, dice.
Gaviria cuenta que cuando era Ministro de Salud, alguna vez el expresidente Ernesto Samper le aconsejó que cuando fuera al Congreso, se dejara ganar y no se las fuera a dar de inteligente con los congresistas, pero él no le hizo caso. En los debates siempre dio explicaciones técnicas a los asuntos para dejar claras sus posiciones y se dio cuenta que argumentar funciona y hace que la gente pueda entender detalles que desconocen y que pocos tienen la disposición de divulgar y enseñar.
El conocimiento entonces termina haciéndose camino. Eso sí, hay que tener cuidado en transmitir conocimiento sin arrogancia y sin querer mostrarse como más que los demás.
Es importante respetar a los adversarios políticos y hacer el difícil ejercicio de ponerse en los zapatos del otro y entender que el otro busca también el bien común pero desde una orilla diferente.
El papel de la universidad en este momento de polarización en el mundo es dar ejemplo de tolerancia y respeto por las ideas diferentes. La responsabilidad es mostrar cómo se puede tener una visión distinta.
El paradigma colaborativo
Sonia Ospina, profesora de Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Nueva York, explica claramente cuál es el perfil de liderazgo que se está imponiendo en el mundo y que seguirá siendo tendencia en 2021.
El liderazgo colectivo es aspiracional, es hacia donde van hoy los directivos y las organizaciones de todo tipo. Es difícil dar el salto desde el liderazgo individual que se ha impuesto tradicionalmente y también es difícil pensar hoy qué es ser un líder efectivo.
En las nuevas teorías de liderazgo, ya no predominan las estructuras de las influencias sino que se experimenta una estructura menos jerárquica y más horizontal, donde se pierde la autoridad del supervisor y se trabaja en equipos multifuncionales.
El jefe tiene menos autoridad que antes y ahora debe ayudar a evaluar cómo hacer mejores procesos en compañía de todo su equipo.
El contexto que vive la humanidad hoy es cambiante, incierto y estamos enfrentándonos a lo desconocido. Hoy los líderes se enfrentan a problemas difíciles de resolver, que en la teoría se llaman problemas perversos, explica.
La solución a los conflictos ya no es solo una, las soluciones cambian día a día y no son definitivas. Cuando se encuentra una respuesta a un problema, surgen nuevos problemas, haciendo más compleja e incierta la toma de decisiones.
Tenemos entonces un nuevo tipo de gobernanza donde hay una convergencia entre los actores. Se establecen modelos de gobiernos colaborativos entre las organizaciones públicas y otros actores que antes no eran contemplados cuando se hablaba de lo público.
Y aparecen nuevos desafíos para esa gobernanza colaborativa, en donde se debe dar prioridad al bien común, lo que implica un liderazgo que tenga en cuenta ese interés común y al tiempo el trabajo colaborativo.
Poder para todos
La noción de poder se amplía, se manifiesta en el lenguaje, en las rutinas y en los procesos, es fluido y acumulativo. “Cuando doy poder a otros, me doy más poder a mi mismo y genero más poder cuando comparto mi poder con otros. La visión de poder entonces nos da la capacidad para hacer y para actuar”, indica.
El poder entonces lo pueden desarrollar todos, no solo los que tienen autoridad como ocurría antes.
Cuando las personas se dan cuenta de que pueden resolver problemas a pesar de las circunstancias empiezan a desarrollar nuevas habilidades.
Ya no se piensa solo en el liderazgo público desde los altos cargos como los ministros, sino desde las iniciativas públicas de otra instancia más pequeña y también desde la sociedad civil y corporativa.
Las herramientas viejas no sirven y requieren un cambio en las estructuras mentales de las personas, pero es evidente que es asustador decirle a la gente que lo que piensa no es correcto o que revise sus valores, dice Ospina.
Así que el liderazgo es una actividad que ayuda a los demás a cambiar. El líder ya no es la persona que influye desde su posición, autoridad y carisma.
El liderazgo es en cambio, una actividad para ayudar a los demás a cambiar, desarrolla una función relacional para que sus miembros dejen de tener pánico y logren sus propósitos.
Es un proceso de resignificación de valores y prioridades. La labor del líder es crear otros líderes.
Ya no hay líder y seguidor sino que el líder hace parte del mismo grupo, y esa resignificación le da valor al liderazgo.
El líder debe transformar personas
El mayor aprendizaje que le dejó la pandemia a Carolina Ibargüen, Managing Director de Kantar Ibope Media, es aceptar la vulnerabilidad que afecta tanto la vida personal como la profesional que impiden en ocasiones saber cómo se deben hacer las cosas.
Eso le ha permitido darle mayor relevancia al trabajo en equipo, a ejercer el liderazgo desde la conciencia, de entender la organización y las necesidades de cada uno de los miembros del grupo y mostrarles la importancia de su papel en la empresa.
Dice que el liderazgo colectivo es la mejor manera de trabajar ya que supone que todos los miembros del equipo deben estar empoderados para el trabajo diario y cumplir con los objetivos asignados.
La clave para que este liderazgo colectivo sea un éxito, son la comunicación, la confianza, la fortaleza, la productividad y la definición de objetivos claros a corto, mediano y largo plazo.
Las principales habilidades de un líder, en momentos de incertidumbre como los actuales, son el optimismo, la resiliencia y comunicar constantemente que vamos a salir adelante con la unión de esfuerzos y trabajo en equipo”, asegura.
El liderazgo se basa en construir las visiones de las compañías con base en el conocimiento colectivo, con lo mejor de cada uno, pero teniendo como base el valor compartido.
“Ser líder requiere de ciertas características en la personalidad, por lo que creo que hay algunas personas a quienes se les facilita más liderar equipos, pero claramente la preparación es fundamental para poder tomar las riendas de una organización”. Dice que entre las características que se debe tener, están la empatía, el saber escuchar y leer a las personas y las situaciones y capacidad de análisis.
“Me preocupa mucho el impacto que ha tenido la pandemia en las mujeres, específicamente en el desempleo y en el maltrato físico y psicológico, por eso tenemos un compromiso como país para romper las brechas de las mujeres en la reconstrucción post pandemia”.
Carolina Ibargüen es Administradora de Empresas, Comunicadora Empresarial y de Mercadeo de la Universidad EFAP International Bruselas – Bélgica.
Ha experimentado la evolución del liderazgo en las organizaciones desde hace varios años ya que desde los 19 años ingresó a la industria de la publicidad, mercadeo y comunicaciones.
“Me apasiona aprender de los demás, por eso valoro mucho la diversidad en los equipos con los que trabajo y lucho por un ambiente cada vez más inclusivo”.
Hace parte de Women In Connection en Colombia, un grupo de mujeres que trabaja por la equidad de género, y fue elegida Women to Watch Colombia 2020.
Una de las grandes misiones que Carolina se ha propuesto como líder, es transformar a las personas.