Este viernes 29 de octubre se realizó el lanzamiento del segundo Informe Nacional de Empleo Inclusivo (INEI), liderado por Fundación Corona, la Asociación Nacional de Empresarios de la ANDI a través de su fundación y USAID a través de ACDI/VOCA.
En esta segunda versión, los datos analizados evidencian que debido a la emergencia Sanitaria por el Covid-19, las brechas estudiantiles y laborales impactaron en mayor medida a estas poblaciones. Adicional al análisis de indicadores, el Informe Nacional de Empleo Inclusivo incluye recomendaciones, pautas, lineamientos y herramientas dirigidos a diferentes actores del ecosistema de educación y empleo para así poder atender las diferentes problemáticas encontradas.
Los efectos de la pandemia tendrán consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Si bien los niveles de crecimiento económico previo podrán que retomarse un año después, los niveles de desempleo podrían tardarse hasta cinco años en volver a los niveles prepandemia. Otros indicadores relacionados con los niveles de pobreza podrían tardar mucho más. Preocupa particularmente el tiempo que le tomará al país recuperar los niveles de participación de las mujeres en el mercado laboral, o las consecuencias por pérdida de aprendizaje que afectarán a una generación entera.
Tasa de desempleo en septiembre fue del 12.1%, según el DANE
Para el año 2020 el empleo tuvo un retroceso de alrededor de 20 años debido a las medidas de aislamiento que terminó en la reducción de puestos de trabajo, desplazando la población al desempleo y la inactividad. La tasa de desempleo para este año alcanzó 16%, incrementándose 5.4 puntos porcentuales frente a 2019, retrocediéndose con ello a niveles de desempleo propios de inicios de 2002 y, a su vez, aumentando la brecha de género en términos de ocupación, pues aumentó en 23,5 puntos porcentuales (61 % de los hombres y solo el 38 % de las mujeres están ocupadas), lo que supone una pérdida importante de los avances adelantados en materia de equidad en el país durante los últimos 35 años. Adicionalmente, se estima que para las mujeres será mucho más difícil salir de la inactividad dado que 80 % de las horas dedicadas al cuidado directo indirecto del hogar son aportadas por mujeres.
En materia de educación se estima un retroceso de casi 8 años en algunas dimensiones: en la matrícula en programas de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano (ETDH), para el año 2019 estos programas contaban con 573 mil estudiantes matriculados, para el 2020 quedaron matriculados solo 295 mil, es decir, hubo una reducción del 48,4% del total de estudiantes.
Según el informe, la no presencialidad en la educación básica y media repercutió en el aumento significativo de la inasistencia tanto en las zonas urbanas como en las zonas rurales, mientras que en las ciudades el 16% de los estudiantes no asistieron a clases, en zonas urbanas este porcentaje aumentó casi el doble, y un 30% de estudiantes no asistieron y por tanto presentarán rezagos en el aprendizaje: la cantidad de estudiantes en Colombia por debajo de los niveles mínimos de aprendizaje aumentaría en 23 puntos porcentuales y llegarían a ser el 73 % del total de estudiantes.
La importancia de un empleo para la estabilidad emocional
Según el segundo Informe Nacional de Empleo Inclusivo, la intermediación laboral también fue uno de los servicios que se vio fuertemente afectado. La Gran Encuesta Integrada de Hogares, afirma que menos del 4% de los ocupados reporta haber encontrado empleo a través de servicios de colocación laboral; a esto se le suma la problemática que tuvieron los puntos de servicios físicos para poder prestar el servicio, pues de los 445 puntos de autorizados, solo 2 fueron virtuales, situación que impidió que muchos colombianos pudieran acceder al servicio por causa del aislamiento obligatorio y por lo tanto, tuvieran menos canales de apoyo en su búsqueda de empleo.
Además, esta situación afectó de manera desproporcionadamente a las familias de ingresos más bajos, pues los hogares en situación de pobreza y pobreza extrema albergaron el 59% de los desocupados del país, por el contrario, solo el 15% de las personas desocupadas pertenecen a familias de clase media y alta.