Publicado: diciembre 14, 2020, 7:05 pm
Por Deiwi Zurbarán
El vertiginoso avance de la tecnología plantea para el turismo y las industrias de eventos y gastronomía, la necesidad de repensarse, redefinir modelos de negocios, valorar nuevas variables del entorno, principalmente por que la actividad se vincula con el territorio, las comunidades, el medio ambiente y las empresas que se articulan en su cadena de valor.
En la cuarta revolución industrial que vivimos, los cambios tecnológicos son determinantes. Participamos, consciente o inconscientemente, de lo que sucede diariamente a nuestro alrededor, y debemos preguntarnos sobre los impactos de ¿esta transformación, por ejemplo sobre el bienestar de las personas y sobre nuestra preparación para este escenario.
El nuevo “súper consumidor” está empoderado, informado, tiene capacidad de decisión, busca experiencias diferentes. El momento cero de la verdad “ZMOT” que plantea Google es determinante en los nuevos hábitos de consumo. Según el último informe de Deloitte Insights “Tendencias tecnológicas 2019: más allá de la frontera digital”, los clientes utilizan al menos el 69% de su tiempo con dispositivos digitales; el 48% de los compradores usan un dispositivo móvil para adquirir productos y el 70% están entre 18 y 39 años.
La vida humana está cada vez más gobernada por las fuerzas tecnológicas emergentes: la experiencia digital, la analítica, la nube, la realidad digital, la cadena de bloque, el aprendizaje de máquina, redes neurales, automatización robótica de procesos, robots, procesamiento natural del lenguaje e inteligencia artificial.
Numerosas aplicaciones transforman la naturaleza de las reuniones o eventos en su diseño, planificación y producción, en la manera en que el usuario interactúa, vive su experiencia y se conecta. Las APP permiten estar actualizados, hacer registros, comprar, intercambiar ideas con otros asistentes en tiempo real. Además, la personalización en cuanto a las necesidades de cada usuario, los controles de acceso, de temperatura y de aforo, brindan seguridad. El software específico, nuevas plataformas, los hologramas, son el eje de los ‘eventos híbridos’ que combinan presencia física y virtualidad.
En el mundo de la gastronomía, por ejemplo, el internet de las cosas (IoT) aumenta la conectividad para facilitar que un usuario acceda desde su celular a un menú, personalizar un pedido, hacer una compra o solicitar un domicilio. Las redes sociales construyen experiencias antes, durante y después del servicio. Otras aplicaciones ofrecen automatización, nuevos equipos y utensilios para conservar, procesar y determinar la calidad de los alimentos.
La transformación digital y la tecnología favorecen nuevos modelos de negocio y promueven prácticas sostenibles. Las inversiones a largo plazo representan ahorro de tiempo, dinero y energía. Con la información y la tecnología cognitiva se diseñan mejores productos y servicios sin perder de vista que somos seres sociales y que la tecnología es un medio, no un fin y el contacto humano no debe ser reemplazado.
Teniendo en cuenta estas reflexiones, el turismo en Latinoamérica debe evaluar su situación y analizar los aspectos culturales de la transformación digital así como las posibilidades de inversión en automatización, robotización y nuevas experiencias. Los actores tanto públicos como privados deben asumir una perspectiva visionaria.
Coordinador del Grupo de investigación Turismo y Sociedad, Facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras, U. Externado de Colombia.
