Aunque según el FMI la solución de la crisis sanitaria es una condición necesaria para lograr una recuperación económica duradera, un estudio del organismo revela que si bien cumplen con el objetivo de reducir las infecciones, los confinamientos contribuyeron a la recesión y tuvieron efectos desproporcionados en grupos vulnerables como las mujeres y los jóvenes.
A pesar de ello, el informe sostiene que la recesión se debió también en gran medida a las personas que se abstuvieron voluntariamente de la interacción social por miedo al contagio.
Por ello, es poco probable que el desconfinamiento genere un estímulo económico contundente y sostenido si las infecciones aún son elevadas, ya que el distanciamiento social voluntario probablemente persistirá.
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El estudio, publicado en la última edición de Perspectivas de la economía mundial del organismo, muestra que se puede lograr un equilibrio entre proteger la salud pública y evitar una contracción económica prolongada.
“Los confinamientos acarrean costos a corto plazo pero pueden acelerar la recuperación económica ya que reducen las infecciones y, por ende, la magnitud del distanciamiento social voluntario”, agrega.
Los datos también revelan que los confinamientos tienden a afectar más a los más jóvenes desde el punto de vista de la movilidad, ya que las órdenes de aislamiento domiciliario produjeron una disminución más pronunciada de la movilidad de la gente de 18 a 24 y de 25 a 44 años, que suelen tener niños más pequeños que cuidar cuando las escuelas están cerradas y a menudo tienen contratos de trabajo provisionales con más probabilidades de extinguirse durante una crisis.
“El impacto más profundo en estas poblaciones amenaza con agudizar la desigualdad intergeneracional”, concluye.