Aunque Latinoamérica y el Caribe solo albergan el 10% de la población mundial, las muertes por COVID-19 de la región representan el 25% del total de los más de 2,3 millones de fallecidos a nivel mundial hasta la fecha y el 23% de las 150 millones de personas que caerán bajo la línea de pobreza.
Así lo advierte el Informe Global de Riesgos 2021 del Foro Económico Mundial, según el cual Latinoamérica será la región más afectada por la crisis sanitaria, a tal punto que sostiene que sus impactos posiblemente se sigan sintiendo durante varios años, a pesar de la llegada de las vacunas.
La decimosexta edición consecutiva del Informe está basada en una encuesta que contó con la opinión de cerca de 660 expertos en todo el mundo sobre los cambios en la percepción de 35 riesgos: económicos, ambientales. Geopolíticos, sociales, tecnológicos.
También tuvo en cuenta la visión adicional de 12,000 ejecutivos de empresas, respecto de los riesgos de hacer negocios en sus países.
En una mesa redonda virtual organizada por la multinacional Marsh, los expertos pusieron de presente para sobrevivir y recuperarse, las empresas tendrán que adaptarse y cambiar. “Sin respuestas eficaces, los problemas propiciarán consecuencias duraderas para los ecosistemas empresariales”.
Sin embargo, esa adaptación se traducirá en la pérdida de empleos y riesgos tecnológicos no detectados ni abordados que agravarán el descontento político y la cohesión social en los países.
“La pandemia impactará con desempleo y una crisis de subsistencia derivando en una generación joven (15-24 años) desilusionada, estancada que podrá estar involucrada en violencia, inconformidad social y problemas de salud mental. Y una generación más adulta con falta de habilidades para adaptarse al cambio digital y la nueva forma de consumo de los mercados”.
De hecho, el Informe subraya cómo, mientras la mayoría de los países en la región han solicitado cantidades de vacunas que escasamente cubrirán el 50% de su población, otros como Canadá y el Reino Unido han hecho ordenes de compra de vacunas contra que podrían cubrir el 300% de la población.
En cuanto al cambio tecnológico, el Informe subraya que la pandemia ha acelerado aún más la revolución industrial 4.0, con una mayor digitalización y adopción de tecnologías innovadoras.
“La adopción tecnológica y la interconexión de los sistemas y redes, podría generar un mayor impacto en caso de una interrupción de la infraestructura tecnológica, así como afectaciones importantes en las organizaciones ante fallas de ciberseguridad”.
Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha advertido de las «cicatrices» que dejará la pandemia en los trabajadores.
«Si los que pierden su empleo se mantienen inactivos durante mucho tiempo, sus habilidades se erosionan y su vinculación con el mercado laboral puede debilitarse», señaló Gurría, quien añadió que los trabajadores cuyos ingresos se han congelado o incluso disminuido en los últimos años están particularmente en riesgo.
«Quienes entran en el mercado laboral en una crisis tendrán menos posibilidades de adquirir la experiencia o la formación que recibirían en tiempos normales. Esto puede convertirse en una lacra durante toda su carrera», concluyó.
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