Por: Carlos A. Dumois**
La unidad familiar se logra cuando contamos con un propósito común claro, una conducta madura y un líder poderoso al frente.
Hoy me reuní con el líder sucesor de una importante empresa familiar mexicana. Hablamos de varios temas. Al final me dijo: “Voy cayendo en cuenta de lo complicado que es este rol que estoy asumiendo de liderar la empresa de mi familia. Con razón mis amigos que tienen negocios solo de ellos me dicen que lo suyo es mucho más sencillo”. Vaya que mantener la armonía familiar es algo complejo.
Hemos afirmado anteriormente que la armonía en las familias empresarias no puede ser de fachada. La armonía en los negocios de familia no es solo un asunto de comportarse apaciblemente y con cordialidad.
Cuando escribimos sobre lo que llamamos la máscara de armonía, que en muchas familias se vive, describimos los signos que la evidencian: diálogo esquivo, dificultad para negociar, incapacidad para manejar discrepancias, ocultamiento de emociones y postergamiento de decisiones relevantes.
La verdadera armonía se construye día a día, y el esfuerzo que conlleva es grande, y de todos. Creemos que son ocho los instrumentos que pueden guiar este esfuerzo. A los ocho juntos le llamamos el radar de la armonía. Los describo.
Querencia Familiar-Empresarial. Anhelar un mismo sueño es la primera herramienta, y una de las más importantes para unificar las voluntades familiares. Partimos de las querencias personales de los socios, manifiestas con apertura y sin temor. Sigue la construcción de un proyecto familiar común, que define a dónde queremos llegar y qué queremos lograr. Terminamos con una visión estratégica de futuro, que todos participan en su construcción y actualización, y que solidariza energías hacia un propósito superior.
Actitudes fundamentales. Son los binomios que sustentan la relación personal madura en las empresas familiares exitosas: confianza / respeto. Esta es la dualidad más trascendente. Se parte de la capacidad de confiar en los demás, pero al mismo tiempo respetando plenamente su dignidad como persona. Exigencia / comprensión. Todos estamos comprometidos a cumplir con lo que nos toca, y sabemos pedir y rendir cuentas; pero también comprendemos que no somos perfectos y que podemos cometer errores.
Aprender a dialogar. No se pretende trabajar con interlocutores sumisos que no aporten riqueza de opiniones. Se busca que quieran pensar juntos, y para eso la clave está en el saber escucharse, comprenderse, y tomarse en cuenta unos a otros.
Manejo de conflictos. Vemos natural que haya necesidades o percepciones contrapuestas, más esto no ha de causar desánimo. Se persigue que las similitudes unan y que las diferencias enriquezcan. La postura es siempre Ganar-Ganar. No evadir las divergencias, sino afrontarlas con madurez y diálogo de calidad.
Gobernabilidad. Se requiere un liderazgo fuerte con unidad de mando. El manejo del poder se centra en crear un equipo de personas talentosas que se complementen. La fórmula de gobierno es efectiva gracias a la capacidad del líder de guiar a un equipo pensante y estratégico.
Cultura y reglas familiares. El Protocolo familiar no es el eje rector de la unidad familiar. El protocolo es el comportamiento, el cumplimiento, la norma encarnada en el respeto cabal de todos. Lo que distingue es la conducta de los familiares, aún en las situaciones más complicadas. Se vive la sintonía, que ese esfuerzo genuino por reconocer al otro y tender puentes hacia la comprensión mutua.
Sucesión. La transferencia de la responsabilidad y el mando es un proceso abierto, transparente, en el que se busca a los mejores líderes para suceder a los actuales. No es un evento posterior, para el momento final, es un caminar juntos viviendo la Dueñez Compartida.
Herencia. Consiste en utilizar el patrimonio como apoyo a los proyectos personales y familiares, como vía de continuidad de la gran responsabilidad de generación de riqueza. La intención no es “ser parejo” con todos, es dejarles una fórmula que propicie la creación de valor en verdadera concordia.
Esperemos que este líder sucesor, como muchos otros, asuma con plena conciencia la responsabilidad que le corresponde, y actúe en consecuencia. Este radar le puede guiar en su travesía.
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Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.