Por Pablo Santos *
Los primeros diez años recorridos en la ruta del emprendimiento, me han permitido comprender la relevancia y pertinencia que tiene la creación y el crecimiento de las empresas como elementos de transformación de nuestro país. Desde la quinta iniciativa empresarial que he fundado, y que actualmente lidero, he tenido la fortuna de conocer miles de emprendimientos y pymes que han recurrido a Finaktiva.com en búsqueda de crédito, apoyo para entrenarse financieramente, conectarse con un inversionista o simplemente un consejo para tomar una decisión importante.
Además, como líder de mi compañía, he vivido la montaña rusa que significa emprender, sorteando los desafíos que trae despegar y crecer una empresa. Desde idear una plataforma financiera que solucione la problemática de acceso al crédito que sufren las pymes y probarla en el mercado, hasta atraer el mejor equipo de colaboradores que compartan el propósito de construir un mejor país y levantar mas de $ 400.000 millones entre un amplio número de inversionistas que creen en mi sueño de construir un banco digital para empresas con más futuro que historia.
Por esto, acepté con gusto la invitación de compartir mi perspectiva sobre la importancia del emprendimiento y los retos que enfrentan los emprendedores para lograr crecer de manera sostenible. Quise abordar este artículo de la misma forma como un emprendedor hace la primera aproximación a su idea: El ¿por qué?, ¿qué? ¿cómo? ¿cuándo? ¿quién?
¿Por qué? El problema
Colombia, al igual que el resto de países de América Latina, enfrenta grandes desafíos sociales, económicos y ambientales, como resultado de años de desigualdad, pobre crecimiento de nuestras economías y bajos niveles de educación. Esto ha generado que en nuestro país sea “común” tener niveles de informalidad laboral superiores al 50% de la población. Es decir que 50 de cada 100 personas económicamente activas no tengan cobertura del sistema de seguridad social o que más del 30% de los jóvenes en edad de trabajar se encuentren desempleados. Igualmente, con frecuencia nos enfrentamos en nuestras metrópolis a la grave contaminación del aire, los ríos y el caos en la movilidad.
Afrontar estos retos ha sido históricamente una tarea que, salvo algunas excepciones, hemos delegado en nuestros gobernantes, investigadores y hacedores de política pública, quienes a lo largo del tiempo han ensayado fórmulas de diferentes corrientes económicas para solucionarlos. Claramente no hay fórmula mágica y aunque hemos tenido grandes avances, aún el vaso se encuentra medio lleno.
¿Qué? La solución
En beneficio de todos, durante la última decada ha venido creciendo de manera significativa en América Latina el número de personas que intentan aportar a la solución de estos problemas desde la iniciativa privada. Estas personas son los emprendedores: Personas que se inspiran para crear soluciones potentes, que están dispuestos a arriesgar todo lo que tienen para transformar su entorno y alcanzar sus sueños; que estan acostumbrados a navegar en medio de la incertidumbre para crecer y sacar adelante sus proyectos; que se apalancan en su creatividad y disciplina para atraer clientes, colaboradores, aliados e inversionistas y que quieren aportar su granito de arena para construir un mundo mejor.
Sin entrar en categorías, segmentaciones o rankings, los emprendedores, independiente de su actividad económica o la etapa en la que se encuentren, siempre tendrán la capacidad de generar impacto positivo en nuestros países. Sin embargo, quiero concentrar estas líneas en un perfil particular de emprendedores, que por su capacidad de crecimiento sostenible tendrán la posibilidad de generar un mayor impacto en la sociedad o compartir un mayor valor en su entorno.
Según Confecámaras, en Colombia cada año se crean mas de 300.000 empresas de las cuales el 75% corresponden a personas naturales con establecimiento de comercio y el 25% a sociedades (personas jurídicas), lo cual muestra una fuerte preferencia por estructuras empresariales menos formales, en parte por las altas cargas tributarias, administrativas y legales que implica crear sociedades en el país. De ese 25%, representado en 75.000 sociedades que se crean cada año, según un estudio de Innpulsa Colombia y Corporación Ventures realizado en 2016, tan solo 7.000 empresas tendrían el potencial de convertirse en emprendimientos que crezcan de manera sostenida en el tiempo, creando empleos formales, aportando al sistema de seguridad social, jugando de manera competitiva en mercados regionales o globales y atrayendo inversión o financiación para apalancarse.
Sin duda, este tipo de emprendimientos representan una importante ruta de desarrollo para nuestro país, porque su capacidad para crecer de manera sistémica con productos o servicios de alto valor, les permite generar riqueza y compartirla con su entorno mediante el pago de impuestos, la creación de empleos bien remunerados, pago de seguridad social y distribución de dividendos.
Es por esto que resulta de vital importancia seguir avanzando en la consolidación de un ecosistema emprendedor, con instituciones sólidas que trabajen de manera articulada no solamente para ayudar a crear empresas cada vez de mejor calidad sino también en ayudar a las existentes a sofisticar sus productos y crecer de manera sostenible.
¿Cómo? Avanzando en la ruta del emprendimiento
Para avanzar en la construcción de más y mejores emprendimientos que ayuden a resolver los retos que tenemos en Colombia, es necesario que los emprendedores afiancemos nuestra confianza, reconozcamos el potencial que tenemos, fortalezcamos nuestra visión global y desarrollemos la disciplina para trabajar 24/7 en nuestro proyecto. Ayuda en esta tarea inspirarse en casos referentes de emprendedores que desde Colombia están transformando industrias en Latam como Rappi, LaHaus, Platzi y Liftit por solo hablar de algunos. Estos emprendedores han demostrado en corto tiempo, que, con talento local, fueron capaces de crear soluciones de vanguardia, conquistar mercados en diferentes países y atraer el capital necesario para asegurar el crecimiento en sus industrias.
La gran mayoría de emprendimientos fracasa en sus primeros años. Algunos por falta de financiación, otros porque no lograron enlazar su oferta con la necesidad del mercado o por falta de acceso a talento o tecnología. Sin duda, todas las causas anteriores representan desafíos importantes para despegar un emprendimiento, pero el contar con un propósito superior claro, lo suficientemente grande para que nos inspire a trabajar con pasión y resiliencia, será el motor que nos impulse a continuar corriendo la maratón, levantándonos cada vez que nos caigamos.
Otro aspecto importante es el acompañamiento. Si se quiere llegar rápido es mejor ir solo, pero si se quiere llegar lejos siempre será mejor ir acompañado. La ruta del emprendimiento siempre será más difícil si se recorre solo. La compañía de socios o coequiperos que complementen nuestras fortalezas y cubran nuestras debilidades nos ayudará a recorrer el camino de mejor forma.
Asimismo, es recomendable acercarse al ecosistema de emprendimiento, donde se pueden encontrar instituciones como el Fondo Emprender, Innpulsa Colombia, Créame, Endeavor, Ruta N, Andi del Futuro, Camara de Comercio de Cali, Fundación Bolívar Davivienda, por solo mencionar algunos que tienen programas para apoyar a los emprendedores en diferentes etapas de crecimiento, aportando asesorías, recursos de fomento, capital semilla o capacitación. En mi caso, fueron fundamentales los recursos de capital semilla recibidos de Innpulsa y Ruta N para crear el prototipo de la plataforma financiera.
Cuando estamos empezando y tenemos una idea, lo importante es comentarla y siempre estar abiertos a recibir retroalimentación. Solemos creer que tener una idea es valioso, pero lo realmente valioso es ejecutarla. Para avanzar en la ideación existen varias metodologías que nos pueden ayudar a estructurarla como Canvas, 5W, lean startup, design thinking, entre otras. Luego avanzamos al prototipado, para lo cual debemos movernos rápido, creando productos mínimo viables de manera ágil y económica, nunca esperando tener el producto perfecto para salir al mercado a probar. Importante es recordar que debemos enamorarnos del problema, no del producto, ya que este puede evolucionar o iterar en el tiempo, según lo vaya indicando el mercado.
Un poco más adelante lanzamos al mercado y empezamos a probar, evaluando la reacción de los clientes, siempre escuchándolos para entender cómo ir adaptando el producto para conquistar a los clientes. Si nuestro producto hace clic con el mercado, lo que sigue es crecer rápido, asegurándonos de contar con una hoja de ruta clara, estimando los recursos requeridos para escalar como el capital, la financiación, el talento y los aliados.
En la ruta del emprendedor nada está escrito en piedra. Habrá etapas que algunos recorrerán más rápido que otros o a diferentes ritmos de crecimiento, lo importante es estar convencidos de lo que estamos construyendo, del impacto que generamos y el propósito que perseguimos, porque emprender es una maratón, no una carrera de 100 metros.
Por último, es importante contar siempre con las fuentes de capital adecuadas, según la etapa de crecimiento en la que nos encontremos: El capital vía patrimonio o deuda es la gasolina que requieren nuestras empresas para lograr ejecutar los planes de negocio. Para conseguir el capital, es fundamental contar con una buena preparación financiera, definiendo metas de crecimiento en horizontes de corto, mediano y largo plazo, detallando las necesidades de capital de trabajo o de inversión en equipos o productos que requiere el plan de negocio, tratando de encontrar siempre el balance y el timing adecuado para levantar capital de socios o financiación de fintech o bancos, de forma tal que no suframos diluciones accionarias anticipadas ni nos expongamos a sobreendeudamiento.
¿Quiénes? Algunos casos referentes
Finalmente, quiero compartir algunos casos de empresas que han logrado conquistar mercados, creciendo de manera acelerada mientras transforman sus industrias, lo cual redunda en beneficios para nuestro país, impactando sus diferentes grupos de interés. He tenido la oportunidad de ver estas empresas de cerca y acompañarlas en su proceso desde Finaktiva.com
Mi Águila
Plataforma tecnológica creada inicialmente para transportar empleados de grandes empresas, que durante la pandemia transformó su modelo de negocio hacia una plataforma punta a punta que soluciona los retos de e-commerce para los retailers, logrando entregar mas de 15 millones de mercado en el 2020 y hoy con planes de expansión en Brasil y México. 120 empleados, 5 años en el mercado.
Azimut
Compañía que desarrolla modelos de eficiencia energética para las empresas, permitiéndoles mitigar el impacto ambiental. Ha logrado ahorrarle a sus clientes mas de $60.000 millones en consumo de energía. 75 empleados. 7 años en el mercado.
Solanco
Compañía de ingeniería que a través de nanotecnología logró desarrollar un aceite que limpia los derrames de crudo en las plataformas petroleras, permitiendo mitigar el impacto ambiental generado. 60 empleados. 5 años en el mercado.
OneOne
Compañía de moda que esta conquistando el mercado americano con su creatividad y diseño, logrando ser tendencia en vestidos de baño en 2020 lo cual les permitió crecer tres veces sus ventas. 130 empleados, 4 años en el mercado. Imaginemos por un momento cómo sería nuestro país si contáramos con la fortuna de tener 100.000 empresas jóvenes como estas conquistando el mundo, transformando industrias, creando empleos calificados, aportando impuestos, generando impacto y resolviendo retos reales. Cuidemos y apoyemos a las empresas, son nuestro motor de desarrollo.
* CEO Finaktiva