Publicado: febrero 19, 2019, 5:52 am
No se puede decir que los teléfonos móviles sean un producto en desuso ni mucho menos, se puede constatar que las ventas de estos sí han experimentado un ligero declive desde 2017. El 2018 cerró con menos envíos de smartphones desde las fábricas a las tiendas que el año anterior, con 1.405 millones de unidades, un 4,1% menos que en 2017, según datos de IDC.
“En todo el mundo, el mercado de teléfonos inteligentes es un desastre en este momento”, dijo el analista de IDC Ryan Reith, quien también señaló que: “el mercado se ha visto afectado por los consumidores que esperan más tiempo para reemplazar sus teléfonos, la frustración por el alto costo de los dispositivos premium y la incertidumbre política y económica”.
Según el mismo informe, el mercado chino, que representa aproximadamente el 30% de las ventas de teléfonos, fue especialmente afectado con una caída del 10%. Además, los cinco principales fabricantes de teléfonos inteligentes se han vuelto más fuertes y ahora representan el 69% de las ventas mundiales, en comparación con el 63% de hace un año. En el caso de Samsung, se mantuvo como el fabricante de teléfonos número uno con una participación del 20,8% del mercado, a pesar de una caída de las ventas del 8% en el año. A su vez Apple logró recuperar la segunda posición con un 14,9% de participación de mercado, adelantándose a Huawei con 14,7%.
Por otro lado, aunque el mercado de los smartphones ha caído no quiere decir que las personas estén dejando de usar el celular. Según un sondeo realizado por GSMA Inteligence, en algunos países de América Latina existen en la actualidad más tarjetas SIM en uso que habitantes. Costa Rica es el país con mayor cantidad de tarjetas SIM activas de la región en relación a la población, con una penetración del 178% en el último trimestre de 2018, es decir, con casi dos por persona. Mientras tanto, en Colombia, con una penetración de 116, hay 1.16 SIM registradas por persona.
Hoy en día, los latinoamericanos utilizan sus teléfonos móviles para acceder a redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, pero también y cada vez más, para consumir contenidos de entretenimiento, realizar compras por internet y contratar servicios en el sector financiero, de salud y educación.
