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El desafío de las 4G

En 2017 Colombia descendió en todos los rankings de competitividad. La precaria infraestructura, una de las principales
responsables.

La elevada exposición bancaria implicará serios desafíos para el financiamiento de la infraestructura en Colombia.

Publicado: enero 4, 2018, 2:10 pm

Evaluar los logros de la saliente administración y los retos para el presidente entrante. Centradas en la simplicidad, foco en el cliente y un uso extensivo, ya hay críticas por los rezagos en materia de competitividad que enfrenta el país, pero también hay que destacar los avances que se han podido consolidar. Uno de los principales retos del nuevo mandatario es

que el país sigue descendiendo en los principales ránkings de competitividad a nivel internacional.

En el más reciente Índice Global de Competitividad 2017-2018, por ejemplo, Colombia ocupa la posición 66 entre 137 países y perdió cinco puestos respecto del año anterior: 61 entre 138. Y en el Anuario de Competitividad Mundial del Institute for Management Development, que compara a Colombia con las 61 economías de mayor nivel de desarrollo, el país descendió del puesto 45 en 2010 al 53 en 2017.

De acuerdo con los datos del FEM, las áreas de mejordesempeño son el tamaño del mercado y el ambiente macroeconómico. No obstante, el país concentra serias debilidades en lo que respecta a las condiciones básicas, el funcionamiento de los mercados y la innovación. En cuanto a las condiciones básicas para la competitividad, es preocupante el nivel de calidad de las instituciones, la salud y educación básica, y, por supuesto, la infraestructura. El país, dado su nivel de desarrollo económico, debería tener un mucho mejor rendimiento en estos campos.
Para centrarnos puntualmente en la infraestructura, Colombia logró avances claves tras décadas de retrasos, con un aumento de la inversión pública que alcanzó el 3% del PIB en 2016, el diseño del programa de concesiones 4G y la creación de instituciones como la Agencia Nacional de Infraestructura y la Financiera de Desarrollo Nacional. No obstante, estas acciones tienen impactos de mediano y largo plazo que todavía no se reflejan en los indicadores de competitividad, por lo que es fundamental darles seguimiento para conseguir los resultados esperados.

Así van las 4G

La buena noticia es que a pesar de inconvenientes como el escándalo de Odebrecht, recientemente se realizó el cierre financiero de la primera ola de concesiones 4G, que demandan inversiones cercanas a $12 billones. Para lograr avanzar en competitividad, definitivamente hay que seguir “pedaleando” en este proyecto. Este supone un reto para lo que resta del año y el gobierno entrante. Y aunque el grueso de los proyectos 4G se viene cumpliendo con su cronograma, persisten obstáculos relacionados con la compra de predios, la obtención de las licencias ambientales y la realización de lasconsultas previas.

Hoy, 21 proyectos se encuentran al día en sus cronogramas, es decir, el 66% del total de 32 adjudicados al corte de junio de 2017. En los 9 proyectos con atrasos, los inconvenientes han tenido que ver con las consultas previas y controversias técnicas. Los bancos colombianos han corrido con gran parte del financiamiento, unos $6 billones, equivalentes al 47% del total, mientras que los extranjeros aportaron $2.6 billones (21% del total). También se ha logrado atraer financiamiento del
mercado de capitales, contando con fuentes tanto internas ($0.7 billones, 6% del total) como externas ($1.1 billones, 9% del total).

Claves para el apalancamiento de los proyectos han sido los aportes de la FDN ($1.1 billones, 9% del total), las contribuciones de los fondos de deuda ($0.6 billones, 5%) y los préstamos de la entidades multilaterales ($0.5 billones, 4%).
Pero garantizar que el 50% del financiamiento lo haga el sistema financiero colombiano implicará desafíos importantes,
teniendo en cuenta que aún quedan por ejecutar proyectos por $30 billones. Estos desafíos, según ANIF, tienen qué ver con la tensión macrofinanciera por el deterioro en la cartera del sector financiero; la persistencia de los riesgos jurídicos en los poyectos, particularmenteen lo referente a problemas de consultas con las comunidades; la reciente incertidumbre en el sector de infraestructura por cuenta de los escándalos de corrupción y, por último, los límites regulatorios.

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