Los que han estado alguna vez en un cultivo de café, saben que, una vez se quita la cáscara del grano, esta pasa a ser abono o simplemente se deshecha. Sin embargo, una productora de café en el Salvador descubrió que, mezclada con frutas o platas aromáticas, la cáscara del grano producía un café con un sabor diferente a todos los demás.
Este invento llegó a manos de la multinacional Starbucks quien ahora vende uno de los cafés premium más apetecidos del mercado y que se hace, precisamente, con cáscara del grano.
La necesidad de reinventarse de la industria, no solo en Colombia sino en el mundo entero, ha hecho que los café premium y de lujo, que requieren un trabajo más preciso de trilla y tostado, sean el mercado al cual le estén apuntando los productores, más aún hoy en día, cuando la producción en Colombia ha llegado a límites muy inferiores y donde se ha hecho necesario disminuir al mínimo los costos productivos.
La cáscara de café se ve entonces como una posible salida económica sustentable para los productores. De acuerdo con las cifras, la libra de cáscara de café se está comprando en aproximadamente siete doláres, mientras que una libra en grano cuesta 1.5 dólares.
Un café preparado con cáscara cuesta 4 dólares en Starbucks y puede llegar a ser más se se combina con esencias de papaya o aromáticas.
Los productores colombianos podrían estar analizando la posibilidad de comercializar el producto, sin dejar de lado el grano, pero dándole más ingresos al sector.