No es solamente una cuestión de incrementar la cantidad de personas que acceden a un producto, también se trata de disminuir las brechas entre las ciudades y los sectores rurales en términos financieros. La diferencia de acceso al sistema entre estas dos zonas supera el 30 %, según datos de la Banca de Oportunidades.
De acuerdo con Fredy Castro, gerente de dicha entidad, a diciembre de 2018, 20,4 millones de adultos que vivían en las ciudades tenían algún producto financiero, mientras que en los municipios intermedios el indicador tan solo alcanzaba los 4 millones.
Desde una perspectiva empresarial, el Reporte de Inclusión Financiera presentado recientemente por Banca de las Oportunidades y la Superintendencia Financiera evidencia que un bajo porcentaje de las microempresas colombianas (21 %) cuentan con un crédito formal, cifra que resulta relevante si se tiene en cuenta que el 98 % de los emprendimientos que se acaban en el país pertenecen a esta categoría de negocio
Para el 2022, el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno Nacional tiene proyectado que el 85% de la población adulta colombiana cuente con algún tipo de producto financiero y el 77 % los tenga activos.
“No es solo entregar un crédito, una cuenta de ahorros o un seguro: estamos entregando dignidad, oportunidades, autoestima, confianza, empoderamiento, progreso y paz”, señaló Miguel Charria, presidente de la Junta Directiva de Asomicrofinanzas sobre el tema de inclusión financiera en el país.