Camilo Prieto, profesor de posgrado de cambio climático y salud ambiental de la Universidad Javeriana Instituto Latinoamericano de Liderazgo en asuntos ambientales y de salud en su más reciente libro Nutrición Sostenible, Las bases científicas de la relación entre la comida, el ambiente y la energía, señala que “En medio de la crisis ambiental global que experimentamos, una parte de la población humana muere por exceso de calorías, en cuanto otra lo hace por hambre. La energía que proviene de los alimentos se distribuye en el planeta de manera inequitativa, poco eficiente, con alto impacto ambiental y, por supuesto, con riesgos para la salud humana”.
Según especialistas, los alimentos a base de plantas como carnes y leches vegetales diseñados para sustituir los productos de origen animal son más eficientes a la hora de reducir la demanda de carnes y lácteos. De hecho psicólogos de la Universidad de Bath aseguran que los sustitutos alimenticios a base de plantas son más saludables y sostenibles para el ambiente, al ser comparados con productos de origen animal en un reciente estudio de revisión elaborado en el Reino Unido.
“Los informes demuestran que los productos a base de plantas creados para sustituir productos de origen animal no solo son más saludables y sostenibles que los de origen animal, sino que son más atractivos para aquellas personas que desean disminuir su consumo de carnes y lácteos“, dice Karen Reyes, vocera de Sinergia Animal, una organización internacional de protección animal que trabaja para promover opciones alimentarias más saludable y sostenibles en países del Sur Global, incluyendo Colombia.
El consenso científico de entidades como las Naciones Unidas, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), la Comisión EAT-Lancet y muchos más indican que se debe reducir el consumo de productos de origen animal para alcanzar los objetivos climáticos. Reportes recientes señalan que el consumo de carne debería reducirse en un 75% en varios países para este fin, así como se afirma que la alimentación mayormente basada en plantas cumple con los requerimientos nutricionales y del cuidado del medio ambiente.
Al respecto, Camilo Prieto, puntualiza que a escala planetaria la actividad ganadera demanda el 77 % de la tierra usada para la agricultura, en su libro, Prieto también advierte que la producción de alimentos demanda el 70 % del agua dulce que se extrae en el mundo y que el 50 % de la tierra habitable es usada para actividades agropecuarias. Lo anterior, sumado a que anualmente, se sacrifica 70 mil millones de animales terrestres y 178 millones de toneladas de especies marinas para consumo. Para reproducir, criar y comer tantos animales, la ganadería intensiva está ocupando entre el 20 y el 33% de las reservas de agua dulce y genera el 57% del total de las emisiones GEI en el sector de alimentos.
Por su parte, la industria pesquera genera alta contaminación en los océanos, deforestación de manglares y es responsable de la captura incidental de 100.000 animales al año (entre delfines, tortugas, tiburones y muchos otros). Reducir el consumo de proteínas de origen animal no solo es efectivo, se hace indispensable para responder al calentamiento global.
Prieto señala que con una población creciente, sin duda genera un importante impacto sobre los flujos de materia y energía del planeta. La manera como nos alimentamos se relaciona al menos con siete de los Objetivos de Desarrollo Sostenible convirtiéndose en un tema medular para la sostenibilidad. En su libro se presenta evidencia del impacto ambiental de la producción de alimentos, y se verificó cómo los flujos de materia y energía se relacionan con emisiones de GEI y con el uso del suelo. Esta discusión es pertinente a la hora de pensar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible frente al enorme desafío de incrementar entre un 50% a 70 % la producción de alimentos a 2050.