En el municipio de Tumaco, ubicado en el Pacífico nariñense, el emprendimiento ‘Altamisa Tradicional’ ha ido creciendo de la mano de su creadora, Celia Mosquera, una joven víctima del conflicto que rescata sus raíces indígenas y afrocolombianas, por medio de la elaboración de productos que ella denomina como ‘cosmética ancestral’. Hechos con plantas medicinales y frutas que se dan en la región, algunas cultivadas por ella misma y otras compradas a mujeres de veredas, hoy son vendidos en los mercados locales, en la puerta de su casa y promocionados en sus nuevas redes sociales.
La idea del negocio de Celia se materializó e impulsó por el acompañamiento socio- empresarial que le brindó el programa Empropaz, a través del cual pudo acceder a un crédito semilla en condiciones especiales por parte de Bancamía, entidad que lidera esta iniciativa, junto con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y en alianza con la Corporación Mundial de la Mujer Medellín y la Corporación Mundial de la Mujer Colombia, la cual opera desde hace cuatro años en 92 municipios afectados por la violencia y la pobreza, permitiendo que mujeres emprendedoras encuentren oportunidades en medio de escenarios con muchas barreras.
Justamente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instauró el 19 de noviembre como el Día Internacional de las Mujeres Emprendedoras, con el objetivo de reconocer los esfuerzos de esta población y el valor de su rol en el desarrollo económico de los países, además de sensibilizar a la sociedad sobre los obstáculos que aún enfrentan para tener ese papel activo en el ecosistema empresarial.
Por ello, en los 32 departamentos del país, Bancamía ha trabajado por atender con créditos productivos a 348.000 microempresarios, 55% mujeres, y de ellas, 89% son vulnerables desde el punto de vista de sus ingresos y 37% tienen educación primaria a lo sumo. Además, esta labor la ha complementado con Empropaz, para ofrecer formación especializada a las emprendedoras de 17 departamentos donde el programa tiene presencia, acompañándolas en la generación de habilidades en temas como marketing digital, innovación de productos, planeación estratégica, desarrollo tecnológico y educación financiera: conocimientos que les permitan crear un negocio o fortalecer los que ya tienen.
Con este proceso de capacitación, Celia, por ejemplo, aumentó sus ventas y fidelizó clientes, al administrar con nuevas herramientas sus redes sociales y manejar WhatsApp Business; adicionalmente, aprendió a realizar un flujo de caja y llevar de manera adecuada su contabilidad.
Principalmente en Cauca y Antioquia, casi 6.000 mujeres, 60% de ellas cabeza de hogar y 44% víctimas del conflicto, han sido formadas como empresarias con el acompañamiento de Empropaz, permitiéndoles llevar sus ideas de negocio a la realidad. Parte de estas mujeres atendidas durante los cuatro años que lleva en marcha el Programa son migrantes venezolanas, quienes han encontrado un espacio no solo para adquirir habilidades empresariales, sino además una oportunidad para acceder al sistema financiero y recibir orientación psicosocial, facilitándoles la inserción al aparato productivo y la adaptación al nuevo contexto social y cultural al que llegan.
En el caso de Celia Mosquera, quien se graduará en diciembre como licenciada en Etnoeducación y Desarrollo Comunitario después de mucho esfuerzo, ha nacido una nueva visión de vida, pues hoy se siente una empresaria que ha alcanzado muchas metas, tales como tecnificar sus procesos de producción y empaque de aceites, cremas, tónicos y jabones orgánicos con propiedades medicinales. Por otro lado, los ingresos obtenidos con ‘Altamisa Tradicional’ le han brindado la posibilidad de mejorar su calidad de vida y la de sus padres, quienes son parte importante en su emprendimiento, pues son ellos los dueños de las fórmulas de esta cosmética ancestral.
“Todo ese dolor vivido por el conflicto ha sido sanado a través de mi emprendimiento y en ese proceso, Bancamía y Empropaz han sido como unas madres que me han acompañado para aprender a caminar con mi negocio e impulsarlo. Altamisa me ha permitido crecer y tener un objetivo sobre lo que quiero para mí en dos años, sin olvidar quién soy y de dónde vengo porque eso define mi visión de a dónde voy a estar”, afirma la emprendedora Celia Mosquera.