Por Gonzalo Gómez Betancourt
He sido un afortunado en mi vida profesional de haber podido trabajar con familias de diferentes raíces, latinas primordialmente, pero además anglosajonas, de la comunidad judía, e incluso algunas de la comunidad árabe. Debo decirles que las prácticas observadas sobre el comportamiento de la propiedad son radicalmente distintas, algunas prácticas pueden facilitar la unidad familiar y, por lo tanto, mayor probabilidad de la sostenibilidad de generación en generación; en contraparte hay otras que realmente no tienen esa proyección de longevidad. Voy a explicar cada una de las diferentes visiones y trataré de ver los efectos positivos y negativos en cuanto al legado de los fundadores.
La propiedad Individual, la manera más fácil de identificar este principio, es cuando desde el vientre materno, los padres hablándoles a sus hijos que están por nacer les dicen, “Hijo mío toda esta empresa es tuya”, con el paso de los años cada hijo siente que esa empresa es de ellos en una proporción y que una vez tenga control sobre esa propiedad podrá hacer lo que a bien tenga con ella. De hecho, para las familias que tienen este modelo no es ninguna sorpresa que si en una rama familiar se tienen más hijos, pues es obvio que los nietos tenderán a tener menos propiedad, lo que en términos simples es “a mayor número de hijos por rama, mayor será la dilución de la propiedad”. Es muy usual y aceptado en este modelo que se utilice el término “Podar el árbol”, refiriéndose a que con el paso del tiempo algunos familiares que no sienten un compromiso muy fuerte por esa empresa familiar, o por dificultades económicas, tiendan a venderle a otras ramas familiares. ¿Pero existen empresas longevas bajo esta esta tipología?, y la respuesta es que sí, la evidencia ha mostrado que casi siempre una rama familiar es la que termina controlando la propiedad o es la que se queda con ella, en estas familias aprendieron a establecer mecanismos de salida de la propiedad muy sofisticados, y la libertad de salir es un principio del modelo. Igualmente, es bien conocido que en este tipo de familias existirán ricos y pobres, los ricos los que evidentemente tuvieron más habilidades para manejar la propiedad y aquellos que no; al estar basado en un principio de libertad individual, es aceptado culturalmente. He tenido que vivir durante muchos años las ventajas y desventajas de este modelo, la principal ventaja es que definitivamente a aquellas personas que más les duele la propiedad son los que luchan por ella y con mucho esfuerzo la sacan adelante, por lo que es gratificante ver como el concepto de recompensa por esfuerzo es bien valorado. Tal vez la dificultad que he visto es que en algunas familias con este modelo, existen personas que no saben manejar la propiedad y lo hacen tan mal que pasan de tener todo a nada por desperdiciar las oportunidades, por un momento de dificultad en la vida, venden, y con esta equivocación se llevan al resto de su rama familiar, los famosos vergonzantes.
Dentro de la propiedad individual, existen diferentes variantes de la anterior, típico de los anglosajones, en la que la propiedad de la empresa se les suele dejar a aquellos que trabajan en ella y a los que no, se les dan otro tipo de activos, tratando de buscar un mayor compromiso y adecuación de los activos a las personas. Incluso he presenciado procesos de venta de empresas familiares de los padres a los hijos, y solamente los que son capaces de hacer este paso son los que se quedan con la empresa familiar.
El modelo de la propiedad colectiva, se puede identificar cuando los padres le dicen a los hijos, “Mira toda esta empresa es nuestra, no tuya, la debes recibir, hacer crecer el patrimonio, disfrutarla, y entregarla a la siguiente generación mejor de lo que te la entregamos”. Clásicamente el manejo de la propiedad se hace mediante fideicomisos internacionales donde los miembros de familia son beneficiarios, independientemente de que rama familiar vengas, eres de la familia, y recibes directamente dependiendo del grupo de edad en que te encuentres. Esta propiedad al no ser individual, no se puede enajenar por el individuo, ni poner en garantía, está blindada de terceros. Los miembros de familia que trabajan en la empresa suelen tener sus salarios a valor de mercado, y aquellos que no trabajan en la empresa por no tener las competencias o no querer trabajar allí, pues tienen derecho a sus beneficios. Es una protección familiar tener la oportunidad de que los mejores de la familia en términos empresariales lleven las riendas del negocio y los demás puedan estar protegidos por la propiedad colectiva. Las ventajas de este modelo han sido muchas, presenta una mayor cantidad de empresas longevas, sin embargo algunas desventajas son evidentes, algunos individuos sienten que el esfuerzo de trabajar no es suficientemente reconocido al no dárseles la oportunidad de tener acciones por desempeño, otros sienten que puede ser injusto el hecho de que no puedan hacer uso de esa “propiedad” como ellos quieran, y tal vez lo más cuestionable es la carta de instrucciones, qué tipo de reglas quedarán consignadas allí y en especial cómo serán reconocidos los hijos o beneficiarios, dado los evidentes cambios que viene teniendo para algunas personas el concepto de familia. En este tipo de sociedades de familia no hay tanta diferencia entre ricos y pobres, la verdad todos tienen los mínimos garantizados de salud, educación e incluso vivienda; con sus dividendos hacen sus inversiones individuales, pero algunos añoran el poder tener control sobre aquello que han ayudado a construir en la propiedad colectiva y esa sensación de frustración a veces hace que los más capaces se vayan a crear su propio patrimonio.
Y finalmente el modelo mixto, que es combinar el modelo individual y la propiedad colectiva, buscando el beneficio de ambos modelos. En el que se tiene un fideicomiso a perpetuidad, pero en las empresas de la holding familiar, se puede tener propiedad individual en unas proporciones que a los emprendedores les interese para traer sus negocios, estar cobijados por una gran empresa, y al mismo tiempo proteger a los miembros de la familia que eligieron otro proyecto de vida.
Ahora bien usted como fundadores deben escoger el modelo que más se adapte a los valores que les inculcaron a sus hijos para que ellos se sientan cómodos en la estructura escogida y que permita, por convencimiento, la longevidad de las empresas para que sigan cumpliendo su responsabilidad social de generar valor económico agregado.
Ph.D. – CEO, Legacy and Management Consulting Group