Según el estudio más reciente (2017) de la Universidad de Naciones Unidas (UNU), la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por su sigla en inglés) y la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA, por su sigla en inglés), donde se establecieron las cantidades, los flujos de materiales y los recursos para atender la gestión de RAEE, prevé que, si no se hace una gestión integral, afectaremos las metas de Desarrollo Sostenible.
El problema de la basura electrónica es un hecho que afecta al mundo entero. Según el informe publicado en 2017 por el Instituto para el estudio avanzado de la sostenibilidad de la Universidad de las Naciones Unidas, la cantidad producida en 2016 de residuos eléctricos y electrónicos fue de 44.7 millones de toneladas en todo el planeta, cifra que aumentó a 46 millones en 2017 y de la que se espera continúe creciendo en 2018, llegando a más de 49 millones de toneladas.
Lo preocupante es que, del total producido en 2016, solo 8,9 millones de toneladas (20% del total generado) se reportaron como gestionadas formalmente por Sistemas de Recolección y Gestión de estos residuos.
Respecto a Colombia, el informe reporta una generación de RAEE en el 2016 de 275.000 toneladas de desechos, equivalente a 5,6 kilogramos por habitante sobre una base de 48,750 millones de habitantes.
Pero, ¿por qué los residuos eléctricos y electrónicos son un problema para la salud y el medio ambiente? Édgar Erazo, director ejecutivo de la Corporación EcoCómputo explica que “la basura electrónica es uno de los desechos más contaminantes y generan riesgo para la salud de las personas y el ambiente, ya que contiene sustancias como mercurio, plomo, cadmio, entre otros, que si se manipulan sin los cuidados necesarios pueden producir daños a mediano y largo plazo”.
¿Qué está haciendo Colombia para atender esta situación? Erazo, expone que de acuerdo con lo previsto en la ley 1672 de 2013 las instituciones colombianas que importan, comercializan y usan estos aparatos están obligadas a gestionar su reciclaje y a brindarle al consumidor los espacios para la recolección de los aparatos que ya no usen. Es decir, que las grandes superficies, distribuidores, tiendas especializadas, importadores directos, entre otros, están obligados a prevenir el potencial daño causado por el mal manejo de estos residuos, habilitando espacios de recolección en sus áreas, dando información a sus clientes sobre cómo reciclar o diseñando estrategias para la devolución y recolección; y entregando la basura electrónica a los especialistas.
El directivo indicó que, durante las jornadas de recolección llevadas a cabo en todo el país en el 2017, se recolectaron 2.616 toneladas de estos residuos que van desde computadores, monitores, teclados, impresoras, mouses, etc. Y para 2018 se espera lograr la recolección superior a las 2.500 toneladas.
Y, ¿cómo se reciclan? «una vez recolectados, estos residuos llegan a un centro de acopio donde se hace una primera clasificación. Se verifica si estos pueden repararse, y si es así, los computadores arreglados se destinan a favorecer a la población vulnerable del país a través de diferentes ONG´s. Si por el contrario, los equipos están dañados, en la planta de procesamiento se llevará a cabo una segregación de residuos, separando las sustancias nocivas, nombradas anteriormente, del resto de componentes (plástico, hierro, aluminio, cobre o vidrio) para que las partes que sean reutilizables ingresen nuevamente al mercado y se empleen como material de exportación para generar así procesos de transformación o generación eléctrica», concluye