En Colombia, según el más reciente estudio de penetración de teletrabajo, realizado en julio de 2018, el país cuenta con más de 122.000 teletrabajadores. Si bien la cifra ha aumentado respecto de los últimos años, para nadie es un secreto que hoy con el llamado del Gobierno a estar en cuarentena hasta el próximo 13 de abril, muchos de los quienes están trabajando desde casa lo están haciendo por primera vez.
Teletrabajar puede ser complicado por varias razones y aún más, si no se ha hecho antes. Por eso la recomendación que podría ahorrarle a usted y a su empresa muchos dolores y molestias innecesarias es: brindarle a las personas que trabajan a su alrededor el beneficio de la duda. Aun cuando esa no sea su naturaleza, hágalo. Incluso si está seguro de que alguien escribió un correo electrónico en un “mal tono” sólo hágalo. Con las disculpas de Nike, Just Do It.
No es extremista decir que el teletrabajo debilita la comunicación, ya que excluye las interacciones cara a cara, que son ricas en información y señales (lenguaje corporal y expresiones faciales, por ejemplo) las cuales nos ayudan a transmitir nuestro punto de vista.Las estimaciones exactas de cuánto comunicamos de manera no verbal varían ampliamente, pero es seguro decir que una proporción muy significativa de nuestros mensajes se da sin palabras.
Considere, por ejemplo, que los primeros humanos vivieron en tribus, se mudaron de un lugar a otro, cazaron y sobrevivieron durante milenios, antes de desarrollar el lenguaje.
Es lógico, entonces, que nuestra comunicación empeora cuanto más nos alejamos del estándar de oro: la conversación cara a cara. El video chat es algo peor, ya que las señales no verbales literalmente comienzan a perder resolución; las llamadas telefónicas son aún peores; los correos electrónicos y mensajes de texto, privan al destinatario de un mensaje de lenguaje corporal y tonos vocales, carecen de varias cosas, no en vano muchos de nosotros hemos discutido por poner un tono a algo que sencillamente no lo tiene.
Desafortunadamente, investigaciones muestran que la falta de buena comunicación no solo conduce a malentendidos ocasionales, sino que también aumenta la probabilidad de que las personas lleguen a un punto muerto en lugar de llegar a un acuerdo, y los que logran llegar a un acuerdo, lo hacen dejando mucho valor sobre la mesa.
Por otro lado, no ayuda que las personas no seamos lo suficientemente buenas para detectar cuando no han logrado transmitir su mensaje. En algunas de las capacitaciones que ofrezco replico un experimento psicológico, en el que un grupo de participantes toca el ritmo de una canción conocida en la mesa, sin cantar la letra que la acompaña. Cuando pregunto al grupo que estuvo tocando si creían haber transmitido con éxito su mensaje (la canción), el 85% dijo que creía que sí. Sin embargo ¿qué pasa con los que intentaban descifrar la canción que estaban tocando? Solo el dos por ciento pudo adivinarlo con éxito.
En resumen, el trabajo remoto aumenta drásticamente las posibilidades de que enviemos mensajes incorrectos, y ni siquiera somos muy buenos para notar cuándo lo hacemos. ¿Qué podemos hacer?
Hay una cita, a menudo apócrifamente atribuida a Platón: «Sé amable, porque todos los que conoces están librando una batalla de la que no sabes nada». Quien lo haya dicho (definitivamente no Platón), lo dijo bien.
Con la propagación invisible del virus en todo el mundo, las personas están preocupadas por sí mismas, sus trabajos, sus amigos mayores y sus familiares. Más que nunca, la gente está peleando batallas. Unámonos y dejemos pasar parte de la comunicación descuidada. Ofrezcamos el beneficio de la duda.
Por: Thomas Stevenson, CEO de Strata Conflict Consulting, [MSc Universidad de Oxford,] psicólogo y especialista en negociacion y resolucion de conflictos.