Por Carlos A. Dumois.
Tenemos que salir de esta crisis más fuertes que como entramos a ella (José Antonio Díaz Quintanar).
Esta historia es de la vida real, y actual. Describe con claridad lo que yo llamaría actitud optimista. Estos son empresarios catalanes del deporte. Manejan clubes deportivos que se distinguen por su capacidad de adaptarse a las necesidades de cada cliente.
Sus clubes están cerrados. Sus circunstancias no podrían ser peores. Cuando les conocimos se mostraban atónitos ante la pandemia, paralizados y sin saber qué hacer. Reinaba entre ellos el pesimismo.
Después de un ágil taller de Viraje Estratégico, desarrollaron una estrategia de negocio fabulosa, reinventando su modelo de negocio. Ahora trabajan para convertirse en líderes en el mundo hispano en tres categorías de negocios digitales. Es una plataforma para ofrecer asesoría y apoyos para hacer ejercicio en casa, soluciones nutricionales y servicios de telemedicina.
¿Cuál fue la diferencia? Pues que el empresario líder de ese grupo cambió su actitud. Le transmitió a su equipo una mentalidad ganadora que les llevó a ser muy creativos en el desarrollo de unas propuestas de valor verdaderamente diferenciadas al mercado de la salud y del deporte.
La dirección exitosa de una organización en momentos críticos depende principalmente de la postura mental de su líder. En el mundo empresarial es el líder quien, al superar la negación de la situación adversa, dispara el sentido de lucha en cada colaborador.
Cuando se ha reconocido la profundidad de problemática que enfrentamos, empezamos a desarrollar caminos alternativos para salir adelante. Es entonces cuando brota el optimismo del verdadero empresario, su voluntad se vuelve creativa y se sobrepone a cualquier adversidad.
El optimismo es una actitud que permite valorar positivamente cada circunstancia que vive el individuo, por lo que le permite afrontar los obstáculos con ánimo y perseverancia.
La persona optimista está llena de seguridad y confianza. El ser optimista permite observar, aún en las peores situaciones, oportunidades y desafíos para crecer como ser humano, aprender de los errores, y adquirir impulso para luchar por sus objetivos.
El optimismo va acompañado de la esperanza que posee cada persona, en cada una de sus acciones, para enfrentar lo malo de la vida. Aporta la energía para superar las adversidades u obstáculos que se presentan en el camino para alcanzar nuestros propósitos.
Lo antagónico del optimista es el pesimista. Algunos escogen adoptar esta postura ante la vida. El pesimista se caracteriza por observar el lado negativo de la situación, y con la firme convicción de que empeorará, sin buscar una posible solución para salir adelante del mal momento.
Como tal, el pesimismo no permite ver el lado positivo de las cosas, y no permite al individuo intentar esforzarse por solucionar los problemas.
El pesimista es visto como un ser humano que complica la vida de las demás personas, no sólo por su actitud de ver un único lado de las cosas, sino porque su destino es el fracaso. No permite consejos ni escucha positivamente las alternativas que se le plantean. Les es más fácil pasar todo el día lamentándose, llorando y quejándose por le sucede.
Esta empresa catalana está saliendo adelante. La conduce un espíritu indomable de encontrar caminos para demostrar “cómo sí”. Confío en que pronto nos sorprenderán.
La situación que enfrentamos, por más crítica que sea, presenta siempre posibilidades de optimización, La labor del líder de la Dueñez es descubrir las oportunidades en el estrecho margen de maniobra que la situación nos ofrece.
El rol fundamental del empresario es buscar los problemas y convertirlos en oportunidades. Nuestra labor es la de jugar de Promotor de Óptimos, que es la mejor forma de entender la virtud del optimismo.
Y usted, ¿está siendo hoy optimista o pesismista?
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Presidente y Socio Fundador. “Dueñez®” es una marca registrada