Redacción BBC Mundo
Pasada la mitad de junio, la enfermedad covid-19 ya había registrado más 9 millones de casos confirmados y matado a al menos 470.000 personas.
Algunos países de Europa y Asia comenzaron a relajar sus medidas de confinamiento, pero en América Latina muchos continúan con restricciones severas.
Esos largos meses de encierro pueden llevar a consecuencias psicológicas en gran parte de la población.
Según Elke Van Hoof, profesora en Psicología de la Salud de la Universidad de Vrije en Bruselas y especialista en estrés y trauma, estamos ante el «mayor experimento psicológico de la historia».
La falta de atención de las autoridades a la asistencia psicológica durante la pandemia hará que el mundo pague el precio, afirma.
Lo que sigue es una síntesis de la conversación telefónica de BBC Mundo con la doctora Elke Van Hoof.
¿Qué puede enseñarnos la pandemia sobre cómo las personas responden a la adversidad?
Primero que tenemos resiliencia, es decir que la mayoría de nosotros podemos reinventarnos y recrear nuestra vida lo mejor posible durante la cuarentena.
Tenemos la fortaleza para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos, sin importar en la difícil situación en la que nos encontremos. Así que espero que el mensaje de esperanza llegue.
Segundo, que contamos con habilidades y capacitación para hacerlo aún mejor, porque la resiliencia es algo en lo que podemos capacitar a las personas.
Podríamos haber estado mejor preparados si hubiéramos abordado la importancia de la recuperación de la salud mental antes del covid-19.
Desafortunadamente no veo que la salud mental se haya vuelto un tema más importante en los meses que hemos estado en la pandemia. Y creo que sin duda es algo que nos perdemos, porque existe la posibilidad de que esto vuelva a suceder.
Tercero, quiero enfatizar que esto no es aplicable a las personas que sufren la morbilidad (proporción de personas que enferman en un sitio y tiempo determinado).
Esto puede ser un obstáculo para la salud mental de quienes han enfrentado la enfermedad en las unidades de cuidados intensivos, ya sea quienes sufrieron de covid-19 o si tuvieron un familiar enfermo o las personas en la atención médica, en general.
Allí vemos que hay un gran nivel de estrés tóxico que debemos abordar y que necesitamos monitorear. También prevemos que haya en esa población una respuesta tardía de tres a seis meses después del final de la pandemia.
Por lo tanto, todavía no tenemos un buen panorama del alcance de lo que estamos enfrentando. Este período de pandemia y la longevidad de las posibles consecuencias es algo para lo que no estamos bien preparados. Es realmente un gran desafío.
¿Por qué afirma que la cuarentena es el mayor experimento psicológico de la historia?
Porque no sabemos cómo responderán las personas.
Previamente pusimos a personas encerradas con el brote del ébola, pero eso fue algo local, en una escala menor y solo en algunos países.
Ahora tenemos compañías que tuvieron que cerrar y un tercio del mundo confinado. Entonces no tenemos ningún modelo, no sabemos qué va a pasar. Y eso para mí eso es la definición de un experimento.
¿Cuáles serán las consecuencias psicológicas?
Poner a las personas en cuarentena tiene posibles consecuencias mentales.
Las primeras pueden ser la sensación de estar abrumado, no poder hacer frente (a las obligaciones), tener problemas para dormir, volverse más irritable…
Si tienes una estructura familiar, entonces no estás solo. Pero si no la tienes, todo se torna bastante solitario.
Muchas personas han estado o están en cuarentena más de dos meses, con solo el contacto social de ir al supermercado o conectarse en línea en una reunión o encuentro social. Así que los sentimientos de soledad han aumentado mucho.
Al mismo tiempo, cuando nos golpea una pandemia de tal magnitud, también tendemos a ser más solidarios y a tener un mayor sentimiento de cohesión social porque todos sentimos lo mismo.
Hay malas consecuencias, pero también hay algunas esperanzadoras.
Pero con las personas vulnerables es otra cosa. Hay un alto riesgo de que sus condiciones hayan progresado o que tengan que enfrentar desafíos adicionales. Me refiero al abuso de sustancias, al abuso físico o las que experimentan abuso de poder.
Para esas personas que ahora están encerradas, veremos cuáles son las consecuencias dentro de un par de meses.
Los números varían en todo el mundo pero hay riesgo de que la violencia haya aumentado en los hogares. Esa no es una muy buena señal porque indica que la cuarentena tiene un efecto severo en las personas.
Hay muchas incertidumbres y por eso creo que debería monitorearse de cerca lo que está sucediendo para poder adaptarnos lo más rápido posible.
Necesitamos asegurarnos de que haya un sistema de atención psicológica de coordinación muy controlado donde las personas puedan abordar sus problemas por sí mismas, pero también donde puedan buscar ayuda para personas o familiares que están en dificultades.
¿Puede que ciertas personas encerradas por la cuarentena desarrollen desórdenes postraumáticos como los que se pueden observar tras una guerra?
Sí. Si miramos las encuestas que existen ahora, vemos que el estrés tóxico es abrumador, se eleva entre un 40% y un 50% de la población, y eso es mucho.
Sin embargo, creemos que solo un pequeño porcentaje de ese nivel de aumento se convertirá en un trastorno de estrés postraumático, aproximadamente del 5 al 10%.
Y hay ciertos grupos de riesgo que podemos identificar. Los más obvios son las personas que trabajan en el cuidado de la salud porque están en la primera línea de las zonas de guerra.
También están los que tienen familiares que se vieron afectados o que murieron debido al covid-19.
Y luego las mujeres con niños pequeños, los jóvenes, y adultos jóvenes porque ya no pueden soportar el encierro debido a las severas restricciones.
Por lo tanto, hay una serie de grupos de alto riesgo que se pueden identificar. Pero los números aún no están claros y solo lo sabremos con certeza dentro de un año, creo.
Si alguien está leyendo este artículo y dice, mira, me pasa esto… ¿qué síntomas durante la cuarentena pueden causar alerta?
Primero, una persona puede desarrollar cualquier síntoma. Entre ellos: sentirse más ansioso, presión en el pecho, falta de aire, no dormir bien, estar más irritable, volverse demasiado emotivo….
Tenemos que enfatizar que estas son respuestas normales a una situación excepcional y en realidad es una señal de que el cuerpo y el cerebro están tratando de adaptarse a la nueva realidad.
Pero ¿cuándo se convierte en alerta? Cuando ya no se puede funcionar normalmente en las rutinas diarias. Ahí es donde es bueno salir y buscar asistencia, puede ser autoayuda o apoyo profesional.
Incluso en muchos países hay sitios web específicos en los que una persona que no se siente bien puede conseguir ayuda.
¿Por qué dice que es necesario prestar más atención a los tratamientos psicológicos o pagaremos las consecuencias?
Si no prestamos suficiente atención, debido a una respuesta tardía, al nivel de estrés tóxico, las personas no estarán aptas y no podremos volver a hacer funcionar la economía.
Las compañías se cerraron y para reencaminar la economía y prosperar nuevamente como sociedad, necesitamos que las personas se sientan bien, que no estén estresadas o que sufran de burnout (agotamiento), que no estén con ansiedad y con estrés postraumático.
Entonces, si no prestamos suficiente atención a la salud mental, no existe una resiliencia. Si no se responde rápidamente a posibles problemas que las personas puedan sufrir, entonces tendremos una bomba de tiempo.
Esas personas son las mismas que necesitamos para encaminar nuestra sociedad después del encierro.
Al principio de la pandemia, usted realizó una encuesta para saber los efectos de la salud mental de los participantes por el confinamiento. ¿Qué resultados obtuvo hasta ahora?
Unas 50.000 personas de todo el mundo hicieron la encuesta en everyoneok.be. Los resultados muestran que tenemos una caída general en la resiliencia de nuestra población de un 10%.
Y registramos un aumento de los niveles de estrés tóxico en la población general de más del 10%.
Aproximadamente el 30%, o sea 1 de cada 3 personas se siente muy estresada. Y eso es mucho.
Los resultados también muestran que ese cuestionario o intervención es una muy buena medida para tratar de llevar a esas personas a que vuelvan a su zona de bienestar. Entonces, esto significa que esos números no son tan dramáticos.
¿Es demasiado tarde para hacer algo?
Nunca es demasiado tarde. Incluso si un país no hiciera nada en este momento, nunca es demasiado tarde para actuar. Siempre se gana cuando se avanza hacia una mejor atención a la salud mental de nuestra población en general. Tenemos muchas herramientas como los trabajadores sociales, psicólogos, y la autoayuda.
Si intentas métodos de autoayuda tres veces y no funcionan, entonces tienes que buscar ayuda profesional. Pregúntale a tu médico general y él podrá derivarte a la mejor atención psicosocial posible. No lo dudes.