Buscar financiación es casi un paso obligatorio en la vida de un emprendedor o de un empresario. Para nadie es un secreto que esto puede ser el motor definitivo para que una empresa prospere. Por eso mismo, es uno de los espacios más codiciados por quienes están en un momento definitivo en el crecimiento de su proyecto.
Sin embargo, este proceso a veces no prospera por distintos detalles: grandes proyectos se caen por pequeños desajustes o una buena propuesta de financiación no pasa porque no hay una propuesta de valor. Entonces, ¿cómo se llega a ese equilibrio?
Estos son algunos de los errores más frecuentes de los emprendedores al momento de buscar financiación:
Improvisar la valoración de la empresa
En muchas convocatorias, sino en todas, es indispensable mostrar cuánto vale tu empresa: activos, recursos, patrimonio, deudas, entre otros. A veces, por el afán de las fechas de cierre o por querer salir de paso en este punto, se entregan valoraciones con precios y costos muy alejados de la realidad. Para un comité evaluador experto en figuras contables no es muy difícil distinguir cuando hay algunos números que no coinciden con la realidad del mercado.
Pensar en las convocatorias de financiación como un fin y no como un medio
Una de las maneras más sencillas de saber si la empresa tiene claro su mercado y su proyección es analizar si hay un plan más allá de la financiación. Es decir, las empresas deben entender que este es un paso más para sus objetivos finales como organización, no una meta, porque, entonces, ¿qué vendría después de conseguir los recursos?
No evaluar cómo pagar los recursos invertidos
¡Ojo! Recordemos que las líneas de financiación esperan que el dinero entregado sea un aliciente de un negocio que pretende ser sólido y vivir de recursos propios, no esperando el apoyo mágico de un financiador. Además, se debe tener claro desde un principio cómo se va a retribuir ese apoyo económico. Cuando presentemos la propuesta hay que ser claros no solo con los objetivos a largo plazo, sino también con la capacidad contable de la empresa. Esa claridad puede ser un detalle de fina coquetería con el posible financiador.
No dar importancia al historial crediticio
Este puede ser el talón de Aquiles de muchos emprendedores y así a veces te parezca injusto que un descuido en el pasado te siga atormentando, tener un impecable historial crediticio es muy importante para quienes piensan desembolsar un capital. Además, hay que tener mucho cuidado con las deudas de la empresa al momento de aplicar, pues así tengas un proyecto muy bien estructurado esto puede desencantar a cualquiera. Esto nos recuerda a otro error común: engañar o ‘maquillar’ un balance. Recuerda que ahora es más fácil validar la información que presentas, entonces te recomendamos ser completamente honesto con las cifras. Hay un factor fundamental en esta relación con el inversionista y es la confianza. Sin esto, no hay nada.
No ver las convocatorias de financiación como un impulso de crecimiento
Recuerda que los fondos de capital no son para sacarte de apuros. Esto lo tienen claro los inversionistas y quienes evalúan los proyectos. Así que te recomendamos no ‘dar papaya’ con un proyecto que está en una fase en la que proyectarse no es una prioridad.
No tener claro el objetivo de la inversión recibida
Esta pregunta puede parecer muy obvia, pero en realidad tiene más aristas de las que parece. ¿Por qué? Porque en las líneas de financiación es muy importante ser detallado, honesto y coherente con el uso de los recursos que te van a entregar y que, te recomendamos, lo uses para la propuesta de valor y no para herramientas que ya están estandarizadas en el mercado. Si respondes con ambigüedades o generalidades los evaluadores o inversores pueden creer que en realidad, sí, necesitas dinero, pero que no sabes para qué y eso, a la larga, muestra que tu proyecto tampoco tiene un rumbo claro.
Sobreponer las intenciones sobre los documentos reales
Cuidado con este punto: puede que no incurras en ninguno de los errores anteriores y que tengas la mejor actitud que un inversionista pueda encontrar, pero el plan de negocios, a la larga, es lo que más importa. Los documentos y los balances siguen siendo el medidor más determinante durante la evaluación. ¡Nunca descuides el valor agregado de tu empresa!