En Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas también conocidas como áreas STEM (por sus siglas en inglés) las mujeres enfrentan barreras y desigualdades estructurales. “Si se suman las nuevas dificultades a las estadísticas tradicionales que señalan que más del 50% de las mujeres en carreras STEM se retiran en los primeros 12 años frente al 20% de las que trabajan en carreras no STEM, tenemos una situación que se debe convertir en un foco de atención tanto para los distintos gobiernos como para el sector empresarial global”, afirma la Dra. Bilita Mattes, Vicerrectora Académica de Harrisburg University.
Para la Dra. Mattes el ámbito empresarial se ha vuelto cada vez más innovador y competitivo. Hoy en día, más del 70% de los trabajos requieren algún nivel de habilidades STEM. “Es fundamental que las mujeres cuenten con el apoyo necesario para alcanzar su desarrollo dentro de este espacio, pues la paridad de género por sí sola puede agregar más de $12 billones a la economía global”, agrega la catedrática.
Según el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia, se evidencia una brecha persistente entre las mujeres que se dedican a la ciencia, la tecnología y la innovación frente a los hombres: Para 2019 de 16.796 investigadores, 6.411 son mujeres, lo que se traduce en que son solo el 38%.
De la misma forma el Centro de Pensamiento para el fortalecimiento de liderazgo y empoderamiento de la mujer colombiana STEM, menciona que por ejemplo la planta docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, la más grande del país, cuenta con 32 mujeres docentes frente a 246 hombres en su sede de Bogotá; o que hasta 2018 fue designada por primera vez una mujer decana en la Facultad de Minas en sus 131 años de historia.
Como este hay muchos ejemplos de brechas de desigualdad de género en estas áreas, aún así, mujeres STEM han estado liderando la investigación sobre el COVID-19, creando rastreadores y desarrollando vacunas, según explica la Dra. Mattes.
Aunque las mujeres también representan el 70% de los trabajadores de la salud y los socorristas del mundo, la pandemia influyó negativamente en los avances logrados por ellas en el sector. Antes de la pandemia el 50% de la fuerza laboral la representaban mujeres, porcentaje que disminuyó por las más de 5.4 millones de plazas de trabajo que se perdieron desde el inicio de la pandemia, según lo indica la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL.
La Dra Mattes, quien también es directora ejecutiva de la Red STEM-UP, comunidad impulsada por Harrisburg University, apoya a las mujeres profesionales STEM, a través de estrategias para avanzar y prosperar personal y profesionalmente. La red también busca establecer un vínculo efectivo entre las mujeres y el sector empresarial a través de un networking, que se enfoca en la verdadera diversidad e inclusión en los distintos ámbitos de la sociedad.
Para la Dra. Mattes son claros los puntos que se deben trabajar para mejorar la situación de las mujeres profesionales STEM, para motivar a muchas otras a seguir este camino. Existe un sesgo implícito y manifiesto con el cual se debe lidiar, conocido como el fenómeno de la discriminación vertical, el cual evidencia que las mujeres son asignadas a puestos más bajos en la jerarquía científica mientras que los hombres ocupan los más altos cargos.
Aun cuando existen mujeres destacadas en el área científica, estas representan un mínimo porcentaje que no logra ser tan relevante. Por lo tanto, otra batalla importante es lograr un verdadero impacto social a través de modelos de liderazgo femenino en las profesiones STEM que se vuelvan visibles para muchos más sectores de la sociedad.
Se requiere también de una mayor intencionalidad educativa que contribuya con una mejor calidad de educación científica. En este sentido, es clave el compromiso gubernamental con el desarrollo de políticas de Estado que permitan el avance de las ciencias.
En Colombia, algunas de las personas que se preparan con doctorados fuera del país, a su regreso se encuentran con que están sobrecalificados por las empresas y las ofertas de trabajo no se ajustan a sus perfiles, es decir, no basta solo con una buena preparación, sino que las políticas públicas deben ir encaminadas a mantener buenos perfiles en el país. El científico en ScienteLab, Bryann Avendaño Uribe, en sus entrevistas y presentaciones manifiesta que si bien se necesitan más mujeres y profesionales en los campos STEM, no se ve reflejado en el actual panorama para los científicos en Colombia.
Aparte de los puntos abordados, existen también otros obstáculos como la falta de mentores y redes de apoyo, la falta de flexibilidad en los modelos de trabajo, la sensación desmoralizante de aislamiento o no pertenencia, el cuestionamiento a los logros y la poca valoración de los mismos y el acoso y microagresiones que siempre ha existido en este y otros campos profesionales.