Por Gonzalo Gómez Betancourt
Esta pandemia ha sacado lo mejor de nosotros, pero también lo peor, en las relaciones societarias. Toda sociedad debe buscar por encima de todo un buen ánimo societario con el fin de hacer sostenibles las compañías en el tiempo, no hay nada peor para una organización que un enfrentamiento entre los socios en estos momentos, porque en vez de estar unidos para salir de esta situación, estamos enfrentados haciendo que las empresas centren su mirada en aspectos de los socios, que no contribuyen a las estrategias necesarias para su supervivencia
Desde marzo de este año, he tenido varias empresas familiares enfrentadas por problemas entre los socios, aunque es una situación común en este tipo de firmas debido a muchas razones, y en especial a la falta conocimiento y voluntad, debo decir que se ha incrementado el nivel de conflicto debido a la falta de liquidez que hace que las personas pierdan su prudencia en el actuar y tomen decisiones desafortunadas en el ánimo societario, que dejarán heridas imborrables, que incluso podrán acabar con estas organizaciones y en el mejor de los casos escindir la propiedad entre los enfrentados.
El desconocimiento de la ley o, en muchos casos conociendo la ley, la falta de buena voluntad, ha hecho que muchos accionistas mayoritarios quieran tomar el control de sus empresas desde la gestión en la actual situación, pasando por encima de los requerimientos necesarios para hacerlo. Hace tan solo seis meses, el representante de una familia empresaria mayoritaria, felicitaba a su presidente y socio minoritario en la junta directiva en presencia de los miembros independientes, por su increíble gestión y la importante rentabilidad obtenida durante más de 20 años. Desafortunadamente, al mes de Julio del año 2020, no queda nada de esa empresa profesional, los socios mayoritarios terminaron con las juntas directivas donde tenían externos independientes, sacaron sin ningún tipo de reconocimiento e indemnización al presidente y socio minoritario, despidieron al personal clave y crítico, los reemplazaron por directivos de confianza de los socios mayoritarios, los socios empezaron a dar órdenes directas a los gerentes y a solicitar pagos de sus gastos personales por parte de la empresa. Todo esto empezó cuando uno de los miembros de la familia mayoritaria se quedó sin empleo y convenció al resto de sus hermanos que el socio minoritario tenía demasiado poder en “sus empresas”, que no estaba haciendo bien las cosas y que él debería poder ser el nuevo presidente en transición de la compañía.
Los accionistas minoritarios atónitos ante este abuso de poder sugirieron que los mayoritarios les compraran sus acciones, o que los minoritarios les compraban a los mayoritarios, o que vendieran a un tercero, todas las anteriores alternativas fueron denegadas. Conclusión esta empresa ahora se verá abocada a una pelea de socios por el abuso de poder de las mayorías, poniendo en vilo a toda la organización.
Señores no quiero desconocer los derechos de los socios y en especial de las mayorías; solo insisto en que se actúe bajo el amparo de la ley para poder hacer los cambios. En el ejemplo anteriormente descrito, debieron primero citar una asamblea de accionistas para hacer el cambio de los estatutos y volver a nombrar junta directiva, con las respectivas votaciones de las mayorías calificadas; después de ello, la nueva Junta Directiva, podría proceder a despedir al presidente, pagarle la correspondiente indemnización, nombrar a un nuevo presidente y éste nuevo directivo sería quien despediría a los demás gerentes. Pero cuando actúan sin el debido proceso, tarde o temprano la ley protegerá y le dará la razón a los minoritarios.
Igualmente, debo decir que en algunas ocasiones hay abuso de poder de las minorías, y es el caso de otra empresa familiar, que se vio en la necesidad de solicitarle a los socios en asamblea de accionistas, el no pago de dividendos en el año actual debido a la crisis. Sin embargo, no hubo acuerdo entre ellos por temas emocionales del pasado y, por lo tanto, la empresa debe pagar el 70% de las utilidades a sus socios en dividendos correspondiente a las utilidades del año 2019, ya que los minoritarios poseen más del 25% y las votaciones para no pagar dividendos debían haber superado el 78% de los votos. Hoy en día la firma está a punto de la quiebra, ya que no sólo no tiene dinero para pagarle a los empleados, proveedores y bancos, sino además lucha con la absurda idea de tener que pagar de manera obligada dividendos a costa de su sostenibilidad; lo que es peor, a los socios mayoritarios se les negó la posibilidad de capitalizar sus utilidades en la empresa, por los mismos estatutos. Ahora estamos ante un problema legal, donde los mayoritarios están entablando una demanda porque aducen la falta de buena fe de los socios minoritarios, tema que los tiene totalmente enfrentados.
En los anteriores ejemplos, tanto mayoritarios como minoritarios parados en sus posiciones, parecen tener la razón. Sin embargo, siempre he querido transmitir a todas las personas que crearon una sociedad que lo importante es pararse en los zapatos de los demás, antes de defenderse así mismo, debe entender la posición del otro, y buscar soluciones alternativas, antes de ir a los estrados para reclamar sus derechos, ya que el enfrentamiento que viene es peor para la sociedad. Creo necesario que las sociedades deben buscar mecanismos de resolución de conflictos rápidos, que pueden ser incorporados en los estatutos, éstos pueden ser entre otros, el apoyo de un comité de independientes para hacer las veces de amigable componedor, conformado por personas admiradas por los socios, o acudir a la oficina de arbitramento de las cámaras de comercio, pero lo usual es que terminemos ante los juzgados, sin saber cuánto tiempo se tomará la ley, y para entonces a lo mejor no quedará una empresa por la cual pelear.
Ph.D. – CEO Legacy & Management.