El primer ministro francés, François Bayrou, está consiguiendo salvar su ‘pellejo’ político personal, pagando un precio catastrófico para Francia: aplazar las medidas de rigor presupuestario indispensables para salir de la crisis económica y política más grave de la historia de la V Republica, creada … entre 1958 y 1962.
El mes de septiembre pasado, tras un trimestre vacío político / gubernamental sin precedentes, Michel Barnier, flamante primer ministro, hizo este anuncio solemne: «Francia necesita ahorrar 100.000 millones de euros para restaurar sus finanzas y credibilidad presupuestaria en la zona euro».
Ante tal drama, Barnier comenzó a trabajar en unos presupuestos del Estado para intentar sanear las cuentas de la Nación. Sus proyectos de recortes fueron rechazados por la extrema derecha de Marine Le Pen y la extrema izquierda de Jean-Luch Mélenchon, que votaron la censura parlamentaria y caída del gobierno.
Emmanuel Macron nombró a François Bayrou primer ministro a mediados de diciembre pasados, quien ha tardado cinco meses en establecer un primer ‘balance’ de las cuentas del Estado. A mediados de abril, Bayrou comenzó por hacer este patético anuncio: «Está en juego la supervivencia de nuestro país. Trabajamos poco. Tenemos muchas deudas. No producimos lo suficiente para asegurar nuestra independencia».
Semanas después, la mañana de este martes, Bayrou hizo este anuncio: «A mediados de julio presentaremos un plan de saneamiento y recortes de unos 40.000 millones de euros, que serán aprobados el mes de octubre que viene». Barnier anunciaba 100.000 millones de recortes indispensables: fue censurado. Cauto, Bayrou anuncia recortes mucho más modestos y aplazados en el tiempo, en dos o tres años. El primer ministro espera evitar la censura de la extrema derecha y la extrema izquierda, dejando para «más tarde» el saneamiento de las cuentas públicas, cuando los analistas financieros denuncian un comportamiento irresponsable.
Nicolas Baverez, historiador, analista y estudioso especializado en la historia política y económica nacional, estima que Francia se ha convertido en el «hombre enfermo» de Europa. Desde el siglo XIX, los analistas diplomáticos llaman «hombre enfermo» al Estado o Nación cuyo comportamiento retrocede en la escena continental europea.
Baverez recuerda cifras básicas. Con un retroceso del 0,1% del crecimiento del PIB, a finales del año pasado, Francia se instala en la cola europea, detrás de Alemania, Italia, Irlanda, España. Los déficits públicos franceses alcanzaron el 5,8% del PIB, cuando la media de la zona euro fue del 3,1%. La deuda pública creció hasta el 113,1% del PIB, cuando la media europea fue del 87,4 %. El gasto público creció hasta el 57,1% cuando la media de la zona euro fue del 49,6%…
Presentando con meses de retraso su proyecto de saneamiento de las cuentas públicas, Bayrou insiste en que será necesario «hacer esfuerzos», sin precisar otro dato que inquieta a la opinion pública: ¿habrá o no habrá subidas de impuestos? Sin precisar tampoco los sectores posiblemente afectados por los recortes, callando el riesgo de posibles subidas de impuestos, Bayrou intentar evitar la censura de su gobierno, si presentase proyectos censurables por la extrema derecha o la extrema izquierda.
Las maniobras políticas de Bayrou intentando salvar su ‘pellejo’ político personal no engañan a nadie. Según los últimos sondeos, un 78% de los franceses tienen mala o muy mala opinión de su primer ministro, en cuarentena, sin mayoría parlamentaria sólida.