La expresidenta de Brasil Dilma Rousseff recibió este jueves una petición de disculpas, una amnistía política y una indemnización del Gobierno por las torturas que sufrió durante la dictadura militar. Rousseff fue detenida entre 1970 y 1972, a los 22 años, por militar … en la organización guerrillera Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares (VAR-Palmares) de resistencia al régimen militar, y fue sometida a violentas torturas en prisiones de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais.
La Comisión de Amnistía, parte del ministerio de Derechos Humanos, amnistió a la exmandataria en una votación unánime, que la reconoce como amnistiada política y le ha otorgado una indemnización de aproximadamente 17.000 euros, la máxima permitida por la ley brasileña. Según la defensa, Rousseff no pudo retomar sus estudios de Economía en la Universidad Federal de Minas Gerais, iniciados en 1969, y fue presionada por la dictadura a dejar un cargo público que ejercía en Rio Grande do Sul, en 1977. La expresidenta fue privada de sus derechos políticos por 13 años.
«La amnistía de 1988 es un instrumento de reconstrucción democrática y de reconocimiento del sufrimiento político como violencia de Estado. Nunca podrá confundirse con impunidad las conspiraciones autoritarias contra el régimen democrático», dijo el relator del proceso, Rodrigo Lentz.
«Dilma Vana Rousseff, en nombre de esta comisión, y en virtud de las facultades que le han sido conferidas, queda declarada amnistiada política brasileña. Y, en nombre del Estado brasileño, os pedimos perdón por todas las atrocidades que os causó el Estado dictatorial. Atrocidades que sufristeis vosotras, vuestras familias, vuestros compañeros de lucha y, en definitiva, como dijo el relator, toda la sociedad brasileña», declaró la presidenta de la Comisión de Amnistía, Ana Maria Lima de Oliveira.
«También queremos agradeceros vuestra incansable lucha por la democracia brasileña, vuestra incansable lucha por el pueblo brasileño. Muchísimas gracias por existir y por ser esa mujer que, como todos os llaman, Dilma, corazón valiente. Muchas gracias», destacó Oliveira. Rousseff no asistió a la sesión porque estaba en Shangái (China) donde trabaja como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo, conocido como Banco de los BRICS.
Durante la votación, Lentz citó fragmentos de declaraciones de Rousseff ante comisiones estatales de derechos humanos y ante la Comisión Nacional de la Verdad sobre las torturas a las que fue sometida. Fueron citados momentos en los que la expresidenta relató que fue golpeada, ahogada, colgada en una vara en la que recibió descargas eléctricas. Rousseff fue llevada dos veces al Hospital Central del Ejército para tratar hemorragias graves, incluso en el útero. Además de la tortura física, la expresidenta también sufrió torturas psicológicas, fue encerrada en una solitaria y fue perseguida tras dejar la prisión. Las secuelas de la violencia siguen siendo sentidas en su salud.
«Mi arcada dental giró hacia un lado, causándome problemas hasta hoy. Me dieron un golpe y el diente se dislocó y se pudrió»
Dilma Rousseff
Expresidenta de Brasil
«Mi arcada dental giró hacia un lado, causándome problemas hasta hoy, problemas en el hueso del apoyo del diente. Me dieron un golpe y el diente se dislocó y se pudrió (…) Sólo más tarde, cuando volví a São Paulo, (el capitán) Albernaz terminó el trabajo con un golpe, arrancándome el diente», narró Rousseff en uno de los pasajes de una larga declaración que concedió al filósofo Robson Sávio, un voluntario de la Comisión de Indemnización a las Víctimas de Tortura de Minas Gerais, que sólo salió a la luz en 2012, cuando ella era presidenta.
Rousseff, que creó durante su primer Gobierno una Comisión de la Verdad, comenzó su militancia política a los 16 años, en 1964, año del inicio de la dictadura militar brasileña (1964-85) y en 1969 fue a vivir en la clandestinidad. Hija de un abogado búlgaro y de una profesora brasileña, la exmandataria nació en una familia de clase alta y abandonó los estudios para luchar contra el régimen militar. En sus interrogatorios y otras declaraciones documentadas en el proceso, Rousseff afirma que nunca participó efectivamente en la lucha armada.
A lo largo de sus seis años de Gobierno y en su carrera política, Rousseff siempre prefirió el silencio sobre las violencias que sufrió en la prisión, pero en 2012, cuando anunció la creación de la Comisión de la Verdad, fue a las lágrimas, al recordar en un discurso a los amigos torturados y muertos. La Comisión investiga los crímenes políticos ocurridos entre 1946 y 1988. «Brasil merecía la verdad, las nuevas generaciones merecían la verdad, principalmente aquellos que perdieron familiares, parientes, amigos, compañeros, y que siguen sufriendo, como si ellos muriesen de nuevo cada día», declaró Rousseff en esa ocasión.