Cuando se habla del cuidado del planeta de inmediato el uso de plástico se menciona, es entendible, este material tarde miles de años en descomponerse y está afectando gravemente los océanos, expertos calculan que hay alrededor de 8.000 toneladas de basura en los océanos, en su mayoría plástico. Ya existen grandes movimientos que están velando por el cuidado de los ecosistemas y le han declarado la «guerra» al uso de plástico.
Un vaso plástico “caza” un cangrejo ⤵ https://t.co/XbZHI46PhG
— Greenpeace Colombia (@GreenpeaceColom) March 16, 2019
Como respuesta a la necesidad de reducir el uso de este material, nuevas alternativas han surgido. Recientemente llegaron a Colombia las bolsas plásticas que al entrar en contacto con el agua, solo necesitan cinco minutos para disolverse, teniendo en cuenta que no contiene derivados de petróleo del plástico ordinario, sino que está hecha con alcohol polivinílico, un polímero soluble, así como otros materiales naturales que también se pueden adaptar a otros productos como envases y cubiertos.
En México, por ejemplo, para combatir el daño que causan los residuos plásticos al medio ambiente, estudiantes del Tecnológico de Monterrey desarrollaron un plástico biodegradable hecho a base de cáscara de mango al cual le están buscando financiación para promover su uso. Y en la Universidad de Cauca, en Colombia, se ha creado a partir de harina de yuca y fibra de fique, materiales que reemplazan el plástico y son ambientalmente amigables para ampliar la oferta y fomentar su uso a gran escala.
Las acciones del sector
¿Pero qué hay de las empresas proveedoras de este material? ¿Cómo están enfrentando las amenazas? Recientemente para Revista GERENTE, Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos, atendió una entrevista para hablar sobre el tema y la reacción del sector frente a estos cambios que se están presentando y las proyecciones del mismo.
De acuerdo con el directivo, es claro que en el mundo la preocupación por la disposición adecuada de los residuos plásticos ha sido un poco tardía y se están tomando medidas ante los efectos que esto ha traído en ríos, mares y diferentes ecosistemas. Y, aunque este es un problema a nivel Global, Colombia claramente tiene unos grandes desafíos. «Las tasas de reciclaje en el caso de plástico todavía son bajas, y las tenemos que aumentar y promover una cultura mucho más fuerte ante el consumo racional, reutilizar lo que se pueda, y disponer correctamente los residuos para que tengan un proceso de reciclaje», dice Mitchell.
#SabíasQue Suiza es el país que más recicla. El éxito que un lugar pueda alcanzar con el reciclaje depende del presupuesto que se invierta, pero también de la disposición ciudadana y su capacidad de organización. #Colombia #Recicla #CuidemosElPlaneta
— CÁMARA COLOMBIANA DEL PLÁSTICO (@CamaraPlastico) March 19, 2019
El sector de plástico es complejo y diverso. Este desafío ambiental ha sido más intenso en los productos relacionados con un uso más corto, que se concentra principalmente en empaques, envases y otros productos, como pitillos, bolsas, cubierto, platos, que, según Mitchell, si se suman, concentran al rededor de la mitad del mercado de la industria plástica, el resto son productos de más largo uso, como tubería, sillas, mesas, baldes, partes de automóviles, de celulares, de equipos médicos, los cuales son productos que pueden durar 60 años o más en su uso, entonces la gestión de los residuos es diferente.
La industria respecto a las nuevas medidas ha decido enfocarse más que en desaparecer, en reinventarse y promover el cuidado del medioambiente, cambiar los hábitos de consumo para que los productos que tienen una «vida corta», realmente pueda tener una reutilización, si es posible, y una buena disposición, por lo que han creado una campaña llamada: «Dale Vida al Plástico».
«La campaña tiene dos frentes: primero, educar al ciudadano frente a la importancia de disponer adecuadamente sus residuos y el segundo está enfocado en proyectos de reciclaje o de aprovechamiento de residuos plásticos», dice Mitchell. Esta es una campaña de largo plazo y su propósito es que toda la industria plástica en Colombia se una, y se generen alianzas con otros sectores y grupos de interés, para propiciar un movimiento que permita abordar los desafíos ambientales, afianzar una
cultura de consumo racional y reutilización, e incrementar sustancialmente las tasas de reciclaje, para, de esta manera, avanzar hacia una economía circular. Separar, reutilizar y reciclar es tarea de todos.
Aunque la revolución en contra del plástico no afecta a todo el sector por su diversificación, la industria se ha unido a la acción de informar a los consumidores y motivar a la reutilización, para mitigar los efectos de los productos que hasta hoy tenían un vida de uso muy corta.
Además, desde el punto de vista de los comerciantes, que también se ven afectados y deben tomar medidas, han manifestado su voluntad de dar cumplimiento a la norma y empezar a adelantar acciones en pro de la sostenibilidad. Sin embargo, el corto tiempo de aplicación y las sanciones a las que serían sometidos, tienen en vilo a los empresarios quienes aseguran que esta normativa no tuvo en cuenta la realidad local, el entorno industrial y productivo, así como en general el contexto económico.
“La Resolución desconoce que la comercialización de un producto lícito sobre el cual se solicita su eliminación o reconversión debería contemplar un periodo de tiempo prudente para vaciar los stocks existentes”, afirmó Eduardo Visbal, vicepresidente de FENALCO..
Los empresarios proponen que se generen incentivos para la innovación y mejora en los procesos productivos del plástico, así como, la reducción de impuestos. También, que se implementen estrategias para limitar el uso excesivo de productos plásticos desechables, creando sinergia entre lo contemplado en la normatividad existente. Por último, que se adelanten campañas educativas con políticas claras de reciclaje y disposición final de residuos para que la responsabilidad recaiga también entre los productores, distribuidores, comerciantes, ciudadanía y turistas.
“De esta manera, no se verían afectados los esfuerzos de los comerciantes y la estabilidad laboral de las personas y familias que dependen directa o indirectamente de la fabricación, distribución y uso del material plástico”, concluyó Eduardo Visbal.