La DIAN estipuló que para enero de 2019 todas las empresas, personas naturales y establecimiento en Colombia, pertenecientes al Régimen Común, deberán tener implementado este nuevo modelo, con el fin de tener un mayor recaudo fiscal, disminuir casos de lavado de dinero y mejorar las prácticas empresariales, entre otros.
“A nivel tecnológico la DIAN esta lista. Sin embargo, por cuestiones de normativa y regulación con otras entidades, se ha postergado la masificación. A raíz del impulso de los proveedores tecnológicos, el banco interamericano y los mismos contribuyentes, la DIAN está contemplando emitir decretos de obligatoriedad en el transcurso de los años 2017 y 2018 para ir integrando el nuevo modelo de facturación electrónica en el país”, aseguró Juan Luis Jiménez, gerente General de Factura1 S.A.S. Lea también: Más de 800.000 empresas usarán la facturación electrónica en 2019
Avances de implementación
Al momento, la gran mayoría de empresas que han iniciado el proceso de transformación son los grandes comercios. Actualmente hay emitidas por la DIAN 118 resoluciones de facturadores electrónicos voluntarios. Así mismo, han sido autorizados 31 proveedores tecnológicos que están en la capacidad de ofrecer soluciones a las empresas para la implementación del modelo por medio de software especializado.
“En Latinoamérica se ha avanzado bastante en este tema, los países pioneros como Chile y México llevan más de 14 años aplicando este modelo, los demás países como Argentina, Brasil, Uruguay, Perú, Panamá entre otros ya migraron de manera exitosa, Colombia está preparada para el cambio”, aseguró Jiménez. (Lea también: Los 4 cambios más relevantes de la facturación electrónica)
Sin embargo, el desconocimiento en el país sobre este asunto aún es grande. Más aún, la cultura se ha sobrepasado al proceso en muchos sentidos. “El principal reto para implementar la legislación en este sentido se centra en acabar el desconocimiento de las personas y empresas frente a la medida por medio de la masificación del esquema, lo que conlleva a un cambio cultural en los contribuyentes”, comenta Jiménez.
Uno de los grandes retos que enfrenta ésta medida, en efecto, es la concepción que los colombianos tienen sobre la facturación electrónica. Para las áreas rurales, así como para los micro y pequeños empresarios, el proceso resulta confuso debido al poco entendimiento del mismo. Por ello, “es importante iniciar un proceso de masificación para que las personas entiendan su funcionamiento. Se darán cuenta que la facturación electrónica tiene más beneficios”, aseguró Jiménez.