Una expresión que había caído en desuso en los últimos años se está poniendo nuevamente de moda: el superciclo de las materias primas.
Después de un período de ‘vacas flacas’, que comenzó en 2014 y se profundizó en 2020 con la pandemia, el aumento en los precios del petróleo y otros ‘commodities’ como el cobre (la excepción es el carbón), está llevando a banqueros y analistas a predecir el comienzo de un nuevo superciclo.
Parece probable que se produzca un auge a largo plazo en el complejo de las materias primas con Wall Street apostando por una fuerte recuperación económica de la pandemia y cubriéndose contra la inflación, dijeron analistas de JPMorgan, según reveló Bloomberg.
«Creemos que ha comenzado el nuevo repunte de las materias primas y, en particular, el ciclo alcista del petróleo. La marea de los rendimientos y la inflación está cambiando».
Las materias primas han experimentado cuatro superciclos en los últimos 100 años, y el último alcanzó su punto máximo en 2008 después de 12 años de expansión.
«Los mercados financieros parecen estar convencidos de que empezamos a ver la luz al final del túnel del COVID-19, estamos en un superciclo de materias primas”, dijo Edward Moya, analista de mercados sénior del grupo OANDA a DW. «Con China a la vanguardia de la recuperación económica global, los precios del hierro, el cobre y el crudo podrían subir mucho más a lo largo de este año. En algún momento China pasará la batuta de la recuperación económica a Estados Unidos, que luego llegará a Europa”.
El cobre ha subido un 80% desde sus mínimos de marzo de 2020 hasta llegar a los 8.500 dólares por tonelada, su nivel más alto desde 2012. Otros metales, como el hierro y el níquel, también están subiendo en los mercados.
Los precios del petróleo también se han subido a esta ola de alzas. El barril de Brent -que sirve de referencia para el crudo colombiano- está en máximos anuales, US$ 65 el barril, mientras que el West Texas ha ganado un 260% desde abril.
Todos, desde Goldman Sachs Group Inc. hasta Bank of America Corp. están proyectando un mercado alcista de productos básicos a medida que se inicia el estímulo del gobierno y se aceleran los procesos de vacunación en todo el mundo para combatir el covid-19.
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Después de una contracción del 3,5% el año pasado, el FMI proyecta ahora que la economía mundial registrará un crecimiento del 5,5% en 2021 (una mejora de 0,3 puntos porcentuales frente al pronóstico anterior) y 4,2% en 2022.
Y aunque el último superciclo fue impulsado por el boom de China, cuya demanda disparó los precios de las materias primas, los expertos prevén que este nuevo período de ‘vacas gordas’ estará dinamizado por varios factores, incluida una recuperación posterior a la pandemia, políticas monetarias y fiscales «ultraflexibles», un dólar estadounidense débil, una inflación más fuerte y políticas ambientales más agresivas en todo el mundo.
A Colombia le conviene un nuevo superciclo porque, aunque no es un país petrolero, su principal producto de exportación es el petróleo. De hecho, 2005-2016 fue un período excepcional en la historia de Colombia con un crecimiento promedio del 4,4% y una inflación de 1 dígito.
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Detrás de las “vacas gordas” de esos años estuvo un boom sin precedentes en los precios de las materias primas que exporta el país. En el pico de la bonanza, las exportaciones totales llegaron a US$60.000 millones, en 2012.
Pero en 2014, el precio del petróleo y de los principales bienes de exportación del país se derrumbó y se acabó el milagro. Sin el viento de cola de la bonanza externa, algunos economistas creen que el crecimiento potencial del país se redujo a niveles del 3%, una cifra insuficiente para disminuir la pobreza y generar el empleo que demandan quienes se incorporan a la fuerza de trabajo.
El año pasado, las exportaciones colombianas fueron US$31.056 millones, casi la mitad alcanzada en 2012, lo que representó una disminución del 21,4%, frente al mismo periodo de 2019. La caída se explicó por la contracción del 39,5% en las ventas externas del grupo de Combustibles y productos de las industrias extractivas.
Este comportamiento obedeció principalmente a la caída en las ventas externas de petróleo, productos derivados del petróleo y productos conexos (-45,2%), que aportó 32,7 puntos porcentuales negativos.
Revolución verde ayudará
Según DW, los analistas confían en la revolución industrial verde prometida por varios países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, como parte de sus programas de estímulo pos-COVID.
«Las inversiones en la transición energética serán un impulso masivo y duradero para las materias primeras, estimamos que se gastarán al menos 33 billones de euros en los próximos 20 años”, dijo Simon Flowers, analista jefe de la consultora energética Wood Mackenzie. «Es un punto central de los paquetes de estímulo pospandemia y continuará mucho después”.
La apuesta por economías más verdes estimularía la demanda de cobre y acero para apoyar las infraestructuras de electrificación, así como de aluminio, litio y cobalto para vehículos eléctricos, dijo a DW.
Sin embargo, Flowers advirtió de que es demasiado pronto para decir que ha comenzado un superciclo, una postura que apoyan otros muchos analistas de metal, quienes esperan que la recuperación económica china se modere tras el fuerte rebote pospandémico y algunas economías tengan dificultades para reabrir como consecuencia de las mutaciones del coronavirus.
«Pero eso es lo que pasa con los superciclos”. Parecen obvios en retrospectiva pero son mucho más difíciles de ver en el momento”, dijo el columnista de Reuters Andy Home. «¿Estamos a punto de experimentar uno? ¿Ha empezado ya? Todavía no está claro y podría seguir un tiempo sin estarlo”.
Con información de DW y Bloomberg.