En la reciente oleada de ataques con el programa WannaCry, una palabra estuvo en boca de todo el mundo: el bitcoin.
¿La razón? Los creadores del malware informático -que robó y destruyó la información de más 200.000 usuarios de computadores en todo el mundo- pedían un rescate de US$300 en esa moneda virtual que el fin de semana superó los US$2.000, lo que equivale a una valorización del 110% en lo corrido del año.
Creada en 2009 por Satoshi Nakamoto, del que no se sabe si es una persona o grupo, en abril de 2014 muchos creyeron que había llegado a su fin cuando MT. Gox, una de las mayores plataformas transaccionales conocidas de moneda virtual, ‘salió del aire’ luego de reconocer pérdidas por 850.000 bitcoins, equivalentes a más de US$450 millones en ese momento.
Y aunque unos 200.000 bitcoins fueron encontrados desde entonces, nueva evidencia ha permitido concluir que la quiebra de la plataforma tuvo que ver con malos manejos y fraude.
Aun así, al ‘googlear’ bitcoin hoy aparecen más de 131 millones de resultados sobre la criptodivisa, cuyas transacciones se realizan de manera directa, por lo cual tampoco está respaldada por ningún gobierno o banco central, como sucede con las monedas tradicionales.
Más aun, no se trata de una única moneda virtual y de hecho, la participación del bitcoin dentro del mercado de las criptomonedas hoy es inferior al 50%, según un análisis de Forbes. Otras que también circulan son Ethereum, Litecoin, Ripple, Dogecoin y NeuCoin.
Concebida como una especie de oro virtual, crear nuevos bitcoins no es una labor sencilla, como tampoco lo es extraer el oro de la tierra: para hacerlo hay que resolver problemas matemáticos complejos que requieren tanto un gran poder de cálculo informático como gran cantidad de electricidad para que los ordenadores funcionen, en palabras de uno de sus mayores criticos, el Nobel de Economía Paul Krugman.
Prohibida en Colombia
En el país, las autoridades ya han advertido que el Bitcoin no es un activo que tenga equivalencia al peso al no haber sido reconocido como moneda de curso legal.
Según el Banco de la República, la moneda virtual tampoco es un activo que pueda ser considerado una divisa, de acuerdo con los criterios del Fondo Monetario Internacional, dado que tampoco cuenta con el respaldo de los bancos centrales de otros países y, por lo tanto, no tiene poder liberatorio ilimitado para la extinción de obligaciones.
No menos enfática ha sido la Superfinanciera, al señalar que los compradores o vendedores de “monedas virtuales” se exponen a riesgos operativos, principalmente a que las billeteras digitales sean robadas (hackeadas), tal como ya ha ocurrido; y a que las transacciones no autorizadas o incorrectas no puedan ser reversadas.
“Las personas que negocian con “monedas virtuales” no se encuentran amparadas por ningún tipo de garantía privada o estatal, ni sus operaciones son susceptibles de cobertura por parte del seguro de depósito”, explica la entidad.
Aun así, es posible hacer transacciones de intercambio con la moneda por fuera de estos esquemas institucionales en cualquier país del mundo.
Recientemente, la firma de Big Data y analítica Sinnetic monitoreó los patrones de búsqueda en redes sociales y buscadores sobre BitCoin de 1.782 navegantes colombianos en Internet en Bogotá, Medellín y Cali, lo cual le permitió generar un perfil de las personas con mayor interés, frecuencia, presencia e intensidad de tiempo dedicado a aprender sobre esta moneda virtual. El 67% de los interesados en el tema (2016) eran hombres y el 33% mujeres, pero llama poderosamente la atención que el 78% son personas menores de 27 años de edad.
En 2017 el volumen de personas interesadas en comprender sobre BitCoin en Colombia es del 31%, pero cuando Sinnetic inició esta observación en 2013 era apenas del 2%, es decir hubo un incremento del 1.550%.
“Lo más interesante de este estudio es que los colombianos con mayor interés en conocer sobre esta moneda, también han demostrado afinidad con temas asociados a desaprobación de la gestión política, desaprobación de la corrupción y de las instituciones en general, es decir personas que buscan nuevos ordenes políticos y formas de gobierno, por la alta insatisfacción con los modelos actuales, la corrupción y la los bajos niveles de justicia en el país”, explicó la firma en un comunicado.