Según el informe, casi un tercio (28%) de las grandes organizaciones en América Latina sufrieron ataques relacionados con datos compartidos con proveedores.
Esta cifra no ha cambiado significativamente desde el informe de 2020 (29%). El impacto financiero sigue siendo también el mismo que el año pasado (US$2 millones de dólares); sin embargo, en ese entonces ocupaba el puesto 13 en el ranking de pérdidas promedio por todas las formas de ataque.
El impacto financiero promedio de un evento de este tipo para una empresa latinoamericana alcanzó US$2 millones de dólares en el caso de grandes compañías y US$110,000 dólares en el caso de las PyMES; esto lo convierte en el tipo de incidente más costoso, a pesar de que ni siquiera alcanzó el grupo de los cinco incidentes principales el año pasado. La clasificación general de pérdidas por diferentes tipos de ataque también ha cambiado significativamente desde 2020.
Los ataques en los que las empresas globales se ven afectadas a través de sus contratistas se han convertido en una tendencia clara. Los datos comerciales generalmente se distribuyen a través de terceros, incluidos los proveedores de servicios, socios, abastecedores y subsidiarias. Como tal, las organizaciones deben considerar no solo los riesgos de ciberseguridad que afectan su infraestructura de TI, sino también aquellos que pueden provenir de fuera de ella.
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