Redacción
BBC News Mundo
No es raro escuchar la historia de alguien que tenía un trabajo estable y de pronto anuncia que ha renunciado a su empleo para crear su propia empresa.
«No quiero depender de otros, quiero ser mi propio jefe», suele ser la explicación.
Atrás quedará la estabilidad de contar con un salario seguro a fin de mes, a cambio de perseguir el éxito de un nuevo desafío.
¿Estamos frente a una persona audaz o frente a una persona imprudente?
De acuerdo con Derek Rucker, profesor de Marketing de la Universidad de Northwestern, Estados Unidos, la decisión dependerá de cómo se mide su resultado, pues lo que para unos puede ser in éxito para otros puede ser un fracaso.
Por eso, explica, es difícil dar un ejemplo de alguien que haya tomado una «buena decisión riesgosa», porque depende de cómo se defina qué es bueno y qué es riesgoso.
«Creo que la mayoría de los emprendedores que dejaron trabajos seguros para iniciar sus propios negocios -y probaron que el concepto funcionaba- probablemente encajen en esta pregunta», señala Rucker, refiriéndose al ejemplo de una buena decisión riesgosa.
Las personas valientes sienten miedo
El mundo de los negocios a menudo requiere acciones valientes cuando se trata de decisiones importantes, como puede ser la puesta en práctica de un proyecto innovador o hacer una inversión de grandes proporciones.
En ese tipo de situaciones, el que es responsable de la decisión va a requerir cierto nivel de coraje, porque si el proyecto no funciona, tendrá que asumir las consecuencias.
Pero eso no quiere decir que las personas con coraje no sientan miedo. Al contrario, explica Rucker, «el coraje es ser capaz de actuar frente al miedo».
La clave del asunto es que la valentía no está directamente relacionada con todas las acciones de riesgo.
Desde su perspectiva, «el coraje es el resultado de acciones medidas y adecuadas» y no tiene que ver con la idea de lanzarse a la piscina sin analizar las consecuencias.
Rucker propone 5 pasos que deberías seguir antes de asumir un riesgo en el trabajo o en los negocios.
1-Para y pregunta
No hagas nada exclusivamente al servicio del coraje. Pregúntate, ¿qué estoy haciendo y por qué estoy haciendo esto?
Este simple enfoque puede ayudarte a desarrollar la autoconciencia. Busca el equilibrio entre el deseo de audacia y la visión empresarial.
También es importante poner en la balanza la relación entre el riesgo y el beneficio de tus acciones.
2-Busca un «mentor» que sea neutral
Busca una persona que te sirva como guía, que te dé retroalimentación. Esto es clave porque el mentor puede ser un aliado poderoso en la búsqueda de tus objetivos.
Lo otro importante es que sea un mentor neutral, es decir, que no esté involucrado en el resultado de la decisión.
Un mentor neutral aumenta tus posibilidades de recibir comentarios imparciales.
3-No te preocupes solo por ganar, haz las jugadas correctas
Es fácil quedar atrapado en el objetivo final. Sin embargo, incluso más importante que ganar el juego, es la ejecución exitosa de cada jugada.
Concéntrate en el éxito de cada paso, para que la suma de decisiones acertadas te conduzca al objetivo final.
4-Hazte responsable
Las decisiones comerciales o laborales a menudo incluyen una serie de opciones, cada una asociada a diferentes niveles de riesgo.
Evalúa la relación entre el riesgo y la recompensa de cada una de las alternativas para identificar qué es lo factible y qué es lo satisfactorio.
5-Siempre vuelve a evaluar
Con cada éxito o fracaso, reevalúa tus decisiones.
Si eres diligente, probablemente verás un patrón. Pregúntate si estás demasiado concentrado en hacer grandes apuestas para parecer audaz, o si le estás dando importancia a las apuestas más pequeñas, a la espera de que llegue el momento propicio de dar el salto.
Finalmente, explica Rucker, es necesario evaluar si tus acciones reflejan una obediencia ciega al deseo de sentirte valiente, o si reflejan decisiones laborales o comerciales que son sensatas.