De acuerdo con el Instituto para la Economía Social, IPES, en Bogotá hay cerca de 39.270 vendedores informales, un alto grupo de personas que en este momento se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad debido al aislamiento.
Sin embargo, según el director del IPES, Libardo Asprilla, tanto estas personas como sus familiares han recibido apoyos del distrito, ya sea en mercados o con subsidios económicos.
En Bogotá, 24.794 vendedores -equivalentes al 65% del total- tiene una vulnerabilidad baja, mientras que 5.645 personas, es decir el 14%, están en alta. Asimismo, 9.181 personas (el 21%) se encuentran en media.
“Nuestro marco de atención ha estado en el programa de la ciudad. Hemos cubierto a 21.196 de estos vendedores que teníamos ya censados, pero al no tener a otra cantidad en la base de vendedores se les permitió el registro por medio de herramientas virtuales a personas que son vendedoras y aumentó tres veces el número”, explicó Asprilla.
A pesar de los esfuerzos gubernamentales para mantener la tranquilidad en el sector, muchos de ellos ya se preparan para regresar a las calles, bajo un alto protocolo de bioseguridad.
Para regresar a sus labores deberán evitar las aglomeraciones, usar tapabocas, aplicarse gel antibacterial constantemente, asear sus lugares con alcohol y mantener la distancia de dos metros.
Asprilla agregó que hay 2.875 familias de vendedores informales que serán reactivadas bajo alternativas comerciales que ofrece el Distrito. “Para esto están los quioscos, los triciclos y todo el mobiliario estacionario y semiestacionario de la ciudad que serán activados una vez se den las autorizaciones respectivas. Asímismo con la Secretaría de Desarrollo Económico estamos buscando el acceso al crédito a través de Bancóldex en el que están incluidas las pequeñas empresas y emprendimientos. Esperamos que se puedan garantizar recursos para los vendedores informales de la ciudad y así evitar el crédito gota a gota y otras irregularidades que se presentan”.