Jordan Bardella nació en Drancy, en la ‘banlieue’ parisina, periferia norte de París, en un barrio modesto, muy multicultural. Sus padres se separaron siendo él muy niño. Hijo único, en una familia de inmigrantes italianos, el padre de su abuela paterna era argelino, de la … etnia cabilia.
Tras un bachillerato con malas notas, abandonó muy pronto los estudios universitarios, sin ningún título, convertido en político profesional poco después de cumplir los veinte años. Dice «asumir» la «herencia católica» de sus padres, pero se considera agnóstico.
Su carrera política es indisociable de su vida amorosa. En los últimos ocho años, Bardella, ha tenido cuatro novias o parejas de hecho, hijas de dirigentes de la extrema derecha, sobrinas de Marine Le Pen, en dos casos. Su última pareja, Nolwenn Olivier, es hija de Marie-Caroline Le Pen, hermana de Marine, la niña preferida del patriarca Jean-Marie. Nadie duda que esas relaciones sentimentales han tenido importancia en su ascensión política.
Sus inicios en política
Un jovencísimo Bardella comenzó a militar como representante de la ‘fibra obrera y social’ del FN que todavía lideraba Jean-Marie Le Pen, perseguido por un rosario de condenas judiciales. «Yo entré en el antiguo Frente Nacional como admirador de Marine Le Pen», comentaría Bardella mucho más tarde.
Tras una carrera fulgurante, a paso de carga, dentro de Agrupación Nacional (AN, extrema derechas), el partido de las familias de sus novias, protectoras y protectores, Marine Le Pen lo nombró vicepresidente hace seis años, antes de ascender a presidente y ser el número uno de su partido en las elecciones europeas del año pasado. Su triunfo le permitió convertirse en presidente de Patriotas Por Europa (PPE), el grupo de Viktor Orbán, euro escéptico, partidario de Vladímir Putin y Donald Trump. Desde ese puesto ha comenzado a construir su red de relaciones personales, utilísimas para su carrera personal.
Jovencísimo, sin formación, pero con una habilidad excepcional en amores y táctica política, Bardella es hoy el «escudero» de Marine Le Pen y su previsible sucesor, cuando llegue su hora.
Su punto débil, por ahora, es su juventud, inexperiencia y falta de formación. Bardella se mueve muy bien en el terreno de las declaraciones, la crítica y la guerra ideológica sin cuartel. Cuando es interrogado sobre problemas concretos, económicas, comerciales, presupuestarios, militares, diplomático, deja al descubierto una incultura global bastante considerable.
La batalla política nacional y europea, en defensa de Marine Le Pen, tendrá para Bardella gran importancia. Comenzará a ocupar el primer puesto. Deberá ejercer como primer defensor y como posible sucesor. Le Pen no ha dudado a declarar: «Jordan tiene madera de gran político. Puede aspirar a la jefatura del Estado…». Todavía estamos muy lejos de tal eventualidad, que es su objetivo último: convertirse, un día, en sucesor de Le Pen, para ponerse al frente de la «nueva» extrema derecha de su tiempo.
Desde esa perspectiva, su influencia en el electorado juvenil es excepcionalmente alta. Varios sondeos lo han clasificado como el político más sexi de Francia. En todos los sondeos figura como una de las personalidades con más futuro nacional. En los mítines políticos tiene un éxito palmario entre la clientela más joven y popular.