Un salvoconducto unirá, finalmente, a dos figuras que hace algunos años era impensable imaginarlas incluso en el mismo sitio. El expresidente de Panamá Ricardo Martinelli (2009-2014) finalmente saldrá de la Embajada de Nicaragua en Panamá, que ha sido su refugio en los últimos … 14 meses y podrá trasladarse a la Nicaragua del dictador Daniel Ortega, en «condición de asilado político».
El expresidente vivía desde febrero de 2024 en la sede diplomática nicaragüense para evitar enfrentarse a la justicia de su país, que en 2023 le condenó a 10 años de prisión por lavado de dinero e inició una serie de investigaciones en su contra por actos de corrupción relacionados con la constructora brasileña Odebrecht. Ahora, un salvoconducto negociado por ambos gobiernos permitirá que Martinelli continúe eludiendo la Justicia en su país bajo la protección de la dictadura de Ortega.
«Con mi hijo, mi familia y mis allegados, he tomado la decisión de aceptar el salvoconducto como asilado político en la hermana República de Nicaragua, otorgado por mi Gobierno«, escribió el expresidente en sus redes sociales y recalcó que es «inocente» de lo que él considera «un injusto proceso político». Martinelli tiene previsto salir del país, exclusivamente hacia Nicaragua,, este lunes.
El caso de Martinelli, aunque no está exento de polémica, no es nuevo. Es más, refugiar a controvertidos políticos perseguidos por la Justicia en sus países parece ser una costumbre de la dictadura nicaragüense, y al mismo tiempo una estrategia geopolítica para ganarse algún respeto en una región que cada vez más aplica cordones sanitarios a la sangrienta dictadura.
Martinelli se ha unido a otros expresidentes centroamericanos asilados en Nicaragua, como los salvadoreños Mauricio Funes —fallecido el 21 de enero pasado— y Salvador Sánchez Cerén, ambos perseguidos por la justicia de su país, acusados de participar y dirigir redes de corrupción durante sus gobiernos.
Refugio de guerrilleros y narcos
Pero la costumbre de asilar a figuras polémicas por Nicaragua viene de lejos. En el siglo pasado, el país centroamericano acogió desde guerrilleros del grupo argentino ‘Montoneros’ —una organización guerrillera peronista argentina, surgida en la década de 1970 durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu— hasta miembros de la guerrilla colombiana FARC y en España, del grupo terrorista vasco ETA, que huían de la Justicia.
Y si mencionamos a figuras especificas, destacan como asilados en Nicaragua el famoso narco colombiano Pablo Escobar y su socio Carlos Lehder que acaba de ser detenido a su regreso en Colombia tras vivir varios alemanas después de haber cumplido décadas de prisión en EE.UU. También recibió asilo y ciudadanía el italiano Alessio Casimirri, exmiembro del disuelto grupo terrorista italiano Brigadas Rojas, condenado por el asesinato del exprimer ministro italiano Aldo Moro (1916-1978).
Lehder, en prisión preventiva en Colombia
Lehder es escoltado en el aeropuerto por agentes tras su detención
reuters
Carlos Lehder, un antiguo socio dePablo Escobar, se encuentra en prisión preventiva desde el sábado tras su regreso en la víspera a Colombia hasta que la justicia resuelva su situación jurídica.
Lehder, de 75 años, fue el primer narcotraficante colombiano extraditado a Estados Unidos, donde pasó 34 años en prisión. Tras su liberación en 2020, se radicó en Alemania por su doble nacionalidad. Lehder aterrizó en Bogotá el viernes y fue detenido por autoridades migratorias. El sábado, un juez legalizó su captura y emitió una orden de prisión preventiva, según un comunicado.
Sobre el excapo pesa una orden de captura de 2017 por fabricación y porte de armas «para cumplir una pena de 24 años (de prisión) que fue emitida en 1995», aseguró su abogada Sondra Macollins el sábado a Caracol Radio, recoge Ep. Según Macollins, «ya prescribió la pena, la orden de captura no tiene vigencia».
Lehder y sus socios del cartel de Medellín, del que Pablo Escobar era líder, protagonizaron uno de los periodos más sangrientos en la historia de Colombia.
Ahora bien, la diferencia entre los asilos de la Nicaragua del siglo pasado y la Nicaragua de Ortega es que los últimos asilos otorgados por el dictador no tienen ninguna relación ideológica con su régimen. De hecho, los políticos acogidos por la dictadura se alejan notablemente del perfil izquierdista que tenían los refugiados que tradicionalmente llegaron a Nicaragua, como los expresidentes salvadoreños, que pertenecían al partido tradicional de izquierda en El Salvador, el FMLN.
De cualquier ideología, unidos por el delito
Destaca, por ejemplo, el caso de dos funcionarios cercanos al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, que fue condenado por delitos de narcotráfico en Estados Unidos. Hernández llegó a ser el líder del Partido Nacional, la agrupación de derecha más fuerte de Honduras. Uno de ellos, Ebal Jaír Díaz Lupián, fue ministro de la Presidencia de Honduras y mano derecha de Hernández, y llegó a Nicaragua en 2022 huyendo de la justicia hondureña que lo acusa de corrupción por construcción de una serie de proyectos de casas para ayudar a damnificados por las temporadas de huracanes. Con Díaz Lupián también llegó Ricardo Leonel Cardona López, secretario privado de la Presidencia, envuelto en diversos escándalos de corrupción de la gestión del expresidente Hernández. Y ahora, Martinelli, el caso más notable y reciente, que en su momento fue apodado ‘el Trump centroamericano’, por su discurso nacionalista y conservador.