Hace tres años que Rusia inició una guerra cruel contra Ucrania, expulsando a más de seis millones de personas que huyeron del conflicto y matando a otros cientos de miles. Por otro lado, Israel masacra Gaza, saltándose las treguas firmadas y bombardeando indiscriminadamente, … para vengar los atroces asesinatos y secuestros que Hamás perpetró el 7 de octubre de 2023.
Una carrera armamentística de alto nivel está en marcha en la región del Indopacífico, centrada en Taiwán y el mar de China Meridional; Irán acelera el paso hacia la bomba nuclear; Estados Unidos ha tomado las armas contra todo y contra todos tras la vuelta de Donald Trump y, mientras tanto, la Unión Europea está intentando encontrar su sitio.
Antes este panorama…¿se puede ser optimista? Para Robert D. Kaplan (Nueva York, 1952) viajero, periodista, escritor (por ese orden, según él mismo), una especie de eminencia para los analistas geopolíticos, el diagnóstico no es nada alentador. «Ahora mismo existe un sistema mundial donde hay una crisis permanente que afecta a todo el mundo», explica desde su despacho de Nueva York en una entrevista con ABC.
Kaplan presenta su nuevo libro: ‘Tierra Baldía. Un mundo en crisis permanente’ (RBA, 2025). Usa el mismo título que T. S. Eliot en su inmenso poema ‘Tierra Baldía’, donde el poeta británico-americano habla sobre el colapso de la civilización tras la Primera Guerra Mundial. Kaplan hace con este título una analogía del tiempo en el que vivimos, donde ve grandes similitudes con el poema de Eliot, en el que los cimientos políticos e institucionales del orden se están erosionando tanto dentro como entre los estados.
-¿Estamos al borde del abismo?
-No, la sociedad no está a un paso de caer en el abismo. La sociedad realmente no cae a ninguna parte, sino que gradualmente mejora o decae. Son procesos muy graduales y de lo que yo hablo en este libro es el declive gradual. El mundo está tan interconectado ahora a través de tantos medios tecnológicos que existe un sistema mundial donde hay una crisis permanente que afecta a todo el mundo.
-El argumento principal es que vivimos el equivalente a una segunda República de Weimar, como la que gobernó Alemania entre 1918 y 1933, justo antes de la llegada de Adolf Hitler, donde la autoridad mundial se tambalea.
-Así es. Las analogías pueden ser inútiles, ya que nada es exactamente igual. Sin embargo, son una buena forma de comunicar y explicar. La República de Weimar fue un organismo político débil y tambaleante que gobernó Alemania durante 15 años, desde las cenizas de la Primera Guerra Mundial hasta el ascenso de Adolf Hitler. Weimar, donde la crisis de un Estado se convirtió en una crisis para todos, obviamente llevó a Hitler. Pero Hitler no era inevitable. Weimar podría haber tenido éxito.
-Si no nos espera un nuevo Hitler, ¿qué debemos esperar?
-Hitler fue como una especie de un tiro dentro de un millón. Y yo veo la trayectoria de nuestro mundo como algo que no nos lleva directamente a Hitler, pero quizás sí que nos lleve a una guerra más amplia. Lo que realmente me preocupa es que haya un conflicto militar más grande en el Pacífico del Oeste entre los Estados Unidos y China, o entre EE.UU., China y Japón. Mira, la guerra en Gaza o la guerra en Ucrania no han afectado de manera abrumadora a los mercados financieros. Obviamente han perjudicado, pero en un conflicto entre EE.UU. y China veríamos cómo las mayores economías mundiales se involucran en un conflicto de alto rango militar. Creo que eso sería devastador para los mercados financieros mundiales y para nuestro mundo en general como consecuencia. Acabaríamos en una nueva era. La primera mitad del siglo XXI puede ser tan aterradora y reveladora como lo fue la primera mitad del siglo XX.
-En su ensayo argumenta el declive de estas grandes potencias. También el declive de Rusia.
-EE.UU., China y Rusia, las tres grandes potencias, los tres grandes imperios, están debilitados y mucho tienen que ver en ello el uso de las redes sociales y estas nuevas tecnologías. La era de la imprenta y de las máquinas de mecanografiar fue una era dorada para el periodismo y también para los líderes. El periodismo se ejercía de manera profesional, se cruzaban datos y eso hacía que todo el mundo fuera más serio, sobre todo los políticos, ya que dependían de los medios para ganar conocimiento y de formarse opiniones, pero la era digital es diferente.
Las redes sociales tienen que ver con las pasiones y la pasión es el enemigo del análisis y el enemigo de la madurez. Es imposible imaginar a alguien como Donald Trump fuera de la era digital y del vídeo.
Si haces una lista de todos los presidentes americanos durante la Guerra Fría, desde Harry Truman hasta George W. Bush, y los comparas con los presidentes de la post-Guerra Fría, desde de Clinton hasta Trump, verás un declive en la calidad del liderazgo y creo que ese declive en parte se debe a la falta de seriedad en los medios.
-Y Europa, ¿qué papel juega? Porque la vuelta de Donald Trump a la Presidencia de EE.UU. parece que le ha vuelto a pillar desprevenida, no ha sabido reaccionar a la guerra en Ucrania…
-Europa lleva décadas viviendo en una era de dependencia. Una dependencia hacia EE.UU. a la hora de proporcionar seguridad, y la dependencia a su vez lleva a un grado de inmadurez. Lo mismo que hablábamos antes con los líderes de mi país (EE.UU.), lo veo en Europa. La mayoría de los líderes europeos de las últimas décadas no han sido gente seria. Yo no considero a Angela Merkel una persona seria, o a Olaf Scholz, sino que más bien reaccionaban a lo que los medios de comunicación querían en ese momento y lo hacían. Y los resultados no han sido buenos. Si los comparas con algunos de los líderes de la Guerra Fría, como Charles de Gaulle, Helmut Schmidt o Willy Brandt, una vez más ha habido un gran declive en la calidad del liderazgo.
-En el libro muestra cierto optimismo por un país que sigue asustando, sobre todo por su capacidad nuclear: la República Islámica de Irán.
-Irán es uno de los países sobre los que tengo cierto optimismo. Creo que el régimen iraní tiene ahora mismo muy poco apoyo dentro. Ha destruido su propia clase media, su moneda, no funcionan sus fuentes de energía. Tiene muy poco apoyo dentro y fuera y creo que es posible que en los próximos años veamos un nuevo Irán. Un Irán que pueda llegar a tener buenas relaciones con Occidente e incluso con Israel.
Para finalizar la entrevista, le proponemos a Kaplan un juego: que describa en pocas palabras a una serie de líderes mundiales actuales, como Donald Trump, Elon Musk, Vladímir Putin, Volodímir Zelenski y Xi Jinping. Solo uno sale bien parado. A pesar del pesimismo de Kaplan, su conclusión parece la única posible: «No tenemos más remedio que seguir luchando, ya que el resultado no nos es dado de antemano».
Presidente de EE.UU.
Donald Trump
«Trump sabe leer, pero solo redes sociales. No sabe nada de historia, ni tiene cultura. No tiene ningún tipo de apreciación por la tradición de la Alianza Atlántica»
Empresario
Elon Musk
«Es una mente brillante, pero como ingeniero. Creo que es un individuo muy limitado dentro de su brillantez en ingeniería. Pero socialmente está subdesarrollado»
Presidente de Rusia
Vladímir Putin
«Le gusta asumir riesgos y es mucho más peligroso que Stalin Él no es un líder comunista como lo fueron Brézhnev o Gorbachov, y por eso creo que es más peligroso»
Presidente de Ucrania
Volodímir Zelenski
«¿Quién iba a decir que un comediante estuviera a la altura del desafío? Ha cometido errores, pero estoy muy impresionado con él»
Presidente de China
Xi Jinping
«Xi Jinping es un leninista. Cree en el control totalitario. La relación entre Estados Unidos y China se ha deteriorado mucho bajo su liderazgo y eso es algo peligroso»