Samsung lleva desde 2019 afinando su idea de lo que debe ser un móvil plegable, y con el Galaxy Z Fold 7 parece haber alcanzado ese punto en el que la tecnología está por fin madura. En esta nueva versión de su ‘otro’ buque insignia … en telefonía, la surcoreana ha logrado igualar en tamaño, con 8,9mm de grosor, y en peso, con 215 gramos, a un móvil «normal» de los que no se abren y descubren un segundo panel bien amplio; por ejemplo, a un Galaxy S25 Ultra o a cualquier iPhone Pro Max. ¿El resultado? Un teléfono que no es difícil de llevar en el bolsillo.
La otra gran mejora que tiene que ver con su tamaño, es el formato de la pantalla externa. Ahora es más ancha y más alta, 6,5 pulgadas con ratio de 21:9; es decir, igual que cualquier otro móvil, por lo que es totalmente utilizable cuando está plegado. Lo que no está del todo claro es si esto puede llegar a resultar algo contraproducente. Viniendo de un Galaxy Z Fold 6 en el que abrir la pantalla para trabajar era más que necesario, por su pantalla externa estrecha y algo incómoda, el número de veces que tienes que abrir el Z Fold 7 se ha reducido considerablemente. Es fácil que te llegues a preguntar si pagar el precio desorbitado del nuevo modelo, que se mueve en los 2.000 euros, realmente merece la pena.
Otro de los puntos que Samsung anunció en la presentación de los nuevos Z Fold y Flip fue la nueva bisagra Armor Flex, y el cristal ultra delgado de la pantalla plegable que logra que la marca de la doblez sea menos visible que en los modelos anteriores, aunque sigue estando ahí. Es algo que a nosotros nunca nos ha molestado, generalmente en cuanto enciendes la pantalla la doblez se deja de percibir como tal.
Dentro, la pantalla principal de 8 pulgadas, se mantiene el formato de siempre, pero con más brillo: nada menos que 2.600 nits, por lo que ofrece una buena visibilidad en exteriores cuando pega el sol. Esta vez, Samsung ha dejado un agujero para la cámara interior, en lugar de la lente bajo pantalla del Fold 6 que tenía una calidad bastante baja.
Sin S Pen y con una mala noticia para el ‘gamer’
El móvil tiene sus puntos negativos. Por ejemplo, el Fold 7 pierde compatibilidad con el S Pen, que es el lápiz electrónico de Samsung. La marca lo sacrifica para hacer más fino el terminal. Nosotros no somos especialmente fans del S Pen, pero el que lo use de diario, lo echará en falta.
El Galaxy Z Fold 7 usa el chip Snapdragon 8 Elite for Galaxy, hecho a medida por Qualcomm para Samsung, que lo hace tener un rendimiento muy por encima del que sería necesario. La limitación viene por el calor que genera, lamentablemente cuanto más fino es el dispositivo, peor disipa, por lo que después de un rato, el rendimiento decae rápidamente. Si no se usa el móvil para jugar a videojuegos, que es donde esa potencia continuada es necesaria, probablemente no nos demos cuenta, pero es una pena que el procesador no pueda dar todo de sí durante mucho rato.
Mejor color y más detalle en las fotos
Respecto a la cámara, Samsung ha tomado prestado el sensor de 200 megapíxeles de su S25 Ultra y lo ha metido en el Fold 7. Un objetivo que tenemos más que probado, y que mejora mucho al del Z Fold 6. Ofrece fotos con más detalle, mejor color y buenos recortes incluso al hacer zoom digital.
Con la cámara principal
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Con la cámara principal
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La decepción llega con la cámara ultra gran angular y el teleobjetivo 3x, que siguen siendo los mismos del Galaxy Z Fold 5, es decir, tienen más de tres años. La cámara frontal, en cambio, sí que ha ganado mucho gracias a los nuevos sensores de 10 megapíxeles. A nivel de vídeo, permite grabación en 8K a 30 fps.
Con el gran angular
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Con el Zoom a 10X
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Uno de los aspectos más interesantes de la fotografía es el uso de la inteligencia artificial para editar, borrar objetos, mejorar audios con ruido de fondo o incluso generar imágenes desde un boceto con IA.
Sacrificios en batería, pero buen software
La batería es otro de sus puntos flojos. Pero claro, si el teléfono adelgaza la capacidad de la batería no puede aumentar, por eso no sorprende que Samsung mantenga la de 4.400 mAh y la carga de 25W por cable, que en el 2025 es bastante pobre incluso en la gama media. El resultado es que el móvil tarda más de una hora y media en cargarse por completo, mientras que muchos competidores lo pueden llegar a hacer en tan sólo media hora. La autonomía da para un día de uso normal, pero si usamos mucho la pantalla grande, o el modo DeX, se queda corta. Por poner un ejemplo, en modo DeX viendo Netflix, en prácticamente 4 horas, la batería se habrá agotado.
El software sí que es una de las ventajas, el Galaxy Z Fold 7 llega con Android 16 y One UI 8, optimizado para pantallas grandes y multitarea. La integración de Galaxy AI y Google Gemini añade funciones que sí son útiles, como la traducción en tiempo real, búsqueda visual con solo rodear un objeto, y edición de fotos y video casi por arte de magia.
Otra cosa que nos ha gustado son las nuevas fundas, que aunque dejan la parte superior del teléfono algo desprotegida, la trasera es bastante más fina y discreta que las del Z Fold 6.
Como hemos dicho, el nuevo plegable cuesta 2.000 euros. Es mucho dinero, lo que lo convierte en prácticamente un teléfono de lujo. Pero si te gustan los plegables, y teniendo en cuenta los puntos oscuros que hemos mencionado, que sepas que es el mejor móvil de su clase que se puede encontrar actualmente en el mercado.