Hace un año, cuando Abdel iba a comprar un kilo de carne se gastaba algo menos de 80 dirhams (unos 7,5 euros al cambio). Ahora, la misma cantidad sale por más del doble. «Comprar carne en Marruecos se ha vuelto algo solo accesible para … los ricos. Los precios están por las nubes», comenta. Desde el inicio de la guerra en Ucrania (febrero de 2022), la inflación y la subida de precios es global y Marruecos no es una excepción. A esto hay que sumarle el problema de la sequía, que ha golpeado al país magrebí en los últimos años.
Sin embargo, los elevados precios de la carne en Marruecos sorprenden después de que el Gobierno de Aziz Ajanuch otorgara subvenciones millonarias al sector para paliar estas subidas. El malestar por el precio se intensificó después del llamamiento del Rey a abandonar el sacrificio del Eid (la matanza ritual de ovejas, cabras y corderos) prevista para las primeras semanas de junio. Pero las críticas por esta situación han ido a centrarse en el propio jefe de Gobierno.
Según la oposición al Gobierno y los medios de comunicación, estas subvenciones (de más de 13.300 millones de dirhams, unos 1.300 millones de euros) llegaban a los intermediarios del producto, pero no lo utilizaban para bajar los precios, sino para su propio enriquecimiento. ‘El fiasco de Ajanuch: los subsidios a las importaciones de carne roja, la historia de un escándalo estatal’, titulaba esta semana el portal web marroquí Le360.
Cifras exageradas
En un desglose de estas cifras, en cuanto al ganado, el Gobierno condonó 7.300 millones de dirhams (más de 700 millones euros) en derechos de importación para 120.000 cabezas. Tocaba a algo más de seis millones de dirhams (más de 550.000 euros) por cabeza de vacuno, una cifra muy por encima del precio real.
En cuanto a las ovejas, se perdonaron otros 400 millones de euros de derechos de importación. Estos son algunos ejemplos del total de los 13.300 millones de dirhams que el Gobierno destinó a los importadores de carne, pero que nadie sabe muy bien ni realmente dónde están ni para qué han sido utilizados. «Una suma tan colosal que se ha utilizado para financiar una medida gubernamental cuyo impacto nadie, salvo los pocos afortunados que se beneficiaron de ella, ha percibido», escribía Le360.
La oposición presentó esta semana dos iniciativas parlamentarias contra el Gobierno: la creación de una investigación y una moción de censura. Nabil Benabdalá, secretario general del PPS (Partido del Progreso y el Socialismo), hizo público el comunicado en el que se detallaban las cifras de esas condonaciones. El político se preguntaba en el texto dónde estaban los 13.300 millones de dirhams, «malversados para apoyar a los importadores de carne roja».
Este escándalo para la prensa marroquí, no acostumbrada a criticar de manera tan abierta a la clase política, tiene un claro culpable: el primer ministro, Aziz Ajanuch. El ya citado Le360 criticaba la política gubernamental por el gasto millonario que habría costado dos años de subvenciones a la industria de la carne roja. En el artículo, incluso se hacía referencia a la fortuna de Ajanuch, aunque no tuviera nada que ver con el escándalo de las subvenciones: de 1.300 millones de dólares «lo mismo que las subvenciones», siendo la tercera fortuna de Marruecos, según la última clasificación de la revista ‘Forbes’. Otro portal web, Al Bayane, ligado al Ministerio del Interior, también señala al jefe del Gobierno: «Se encuentra en un verdadero callejón sin salida político, ético y jurídico».
Sobre Ajanuch cae todo el escándalo. Más allá de la polémica que supone la ‘desaparición’ de estas grandes cantidades de dinero, sorprende que el jefe del Gobierno, persona muy cercana al Rey Mohamed VI, (nombrado por él mismo en 2021 como jefe del Ejecutivo) reciba estas críticas. ¿Por qué estos ataques hacia la segunda persona que representa el poder en el país magrebí? «El Palacio coloca a personas en puestos de responsabilidad para que las críticas se dirijan a ellos en lugar de a Palacio», explica un opositor marroquí desde el exilio. «Aunque Ajanuch es cercano al Rey, esa cercanía solo sirve para proteger al propio monarca y una de las formas de protección es dirigir los ataques a personajes conocidos e importantes». ¿Y por qué ahora? «Marruecos está inmerso en una crisis política y social muy grande y es una manera de abrir una válvula para que el descontento popular vaya en esa dirección». Es decir, según esta fuente, buscaría tener un chivo expiatorio para diluir las responsabilidades que pueda tener la Casa Real y desviar el descontento social hacia el Gobierno y no hacia Palacio.
Estrategia mediática
«Esta estrategia es de lo más normal en Marruecos: encumbran a uno y cuando quieren, lo dejan caer con acusaciones como las que está teniendo ahora Ajannouch», explica un profesor marroquí, que también prefiere ocultar su nombre por temor a represalias.
«Las perspectivas económicas se están volviendo más sombrías con todo el dinero que se dedicará a las infraestructuras para la Copa del Mundo y la carrera armamentística con Argelia, mientras que la economía sigue completamente lenta», continúa. «Por lo que dirigir el enfado social hacia una sola persona acaba favoreciendo a los mismos» (al Palacio Real y a todos los que lo conforman).
Marruecos está inmerso en la preparación de la Copa de África de fútbol (diciembre de este año) y del Mundial de 2030 y de puertas hacia afuera todo parece ir bien en el país norteafricano. Sin embargo, la realidad de puertas hacia adentro es otra: «El poder adquisitivo se deteriora año tras año y las élites e instituciones están completamente desacreditadas por el monopolio del poder por parte del séquito real», comenta el opositor.
Habrá que esperar a ver las consecuencias de este escándalo. «Pero acabará con el jefe de Gobierno para poder nombrar a otro que interese más que esté», finaliza el opositor.