El Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, a punto de cumplir 89 años, no solo ha tenido una vida de película gracias a la escritura, sino que, como revela Pedro Cateriano en un libro ‘Vargas Llosa. Su otra gran pasión’ (Planeta). Su compromiso … con la política puso su vida en peligro cuando fue candidato a la Presidencia de Perú en 1990. Uno de los incidentes tuvo lugar al llegar al Ayacucho, donde la banda terrorista Sendero Luminoso había tomado por las armas la región; en otra ocasión, en tiempos de la dictadura de Alberto Fujimori (1990-2000), buscaron quitarle ‘manu militari’ la nacionalidad peruana. En 1992, generosamente el Gobierno español le salvó del trance a Vargas Llosa y a su familia otorgándole la nacionalidad española.
El ex primer ministro peruano y amigo de Vargas Llosa, Pedro Cateriano, relata en la primera biografía política publicada sobre el autor de títulos como ‘La fiesta del chivo’ episodios inéditos de su vida. Entre ellos, se refiere al gran favor que pidió a su otrora amigo, Gabriel García Márquez, a través de la agente literaria de ambos, Carmen Balcells, para que intercediera ante el dictador cubano Fidel Castro para salvar a un amigo íntimo, el empresario Carlos Ferreyros, secuestrado por la banda terrorista de corte guevarista Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA). Poco tiempo después de realizar la petición, Ferreyros fue liberado.
«Escribir este libro salda la deuda que tenía desde que participé y acompañé a Mario (Vargas Llosa) en la campaña presidencial de 1990, donde a pesar de que perdió la elección fui testigo de primera mano de alguien que no evadió su compromiso con la política, tal y como aprendió del francés Jean Paul Sartre«, explica Cateriano durante una entrevista con ABC.
En el texto, el autor revela el rol trascendental del expresidente Alan García (1985-90 y 2006-11) en la campaña a favor de Alberto Fujimori en 1990, y como gracias a Javier Diez Canseco (fallecido exsenador y político de izquierda) recibió el informe del Senado donde se confirma que se intervino teléfonos y se hizo seguimientos a miembros de la campaña de Vargas Llosa, como el expresidente Fernando Belaunde y otros más.
«Es la primera vez que se divulga y publica en su integridad el informe de la comisión investigadora del Senado de la campaña electoral (de 1990), que desvela que desde entonces (Vladimiro) Montesinos ya estaba al servicio de Fujimori. (Javier) Diez Canseco me entregó el informe que estuvo oculto después del golpe. Belaunde reconoció que fue espiado», señala.
«Yo entrevisté a Diez Canseco y me dijo que Fujimori no ganó limpiamente. La denuncia del seguimiento e interceptación telefónica la hicieron Fernando Olivera y César Hildebrandt», explica el abogado, al tiempo que agrega que «sobre Alan García pesaban acusaciones de violaciones a los derechos humanos (el caso más notorio el de la matanza en los cárceles) y de enriquecimiento ilícito. Vargas Llosa no le garantizaba la impunidad que él quería».
En el libro de Cateriano se retratan pasajes desconocidos de la vida de Vargas Llosa y su clan familiar, los Llosa, quienes también vivieron los movimientos políticos de un agitado país donde los golpes militares son moneda corriente: el expresidente José Luis Bustamante y Rivero (1945-48) designó prefecto de Piura (al norte del país) al abuelo Pedro Llosa y toda la familia se trasladó de Bolivia al Perú, un hecho que hizo que el escritor sea testigo desde niño de cómo el partido Aprista debilitó a ese gobierno con movimientos desleales en el Congreso que permitieron la llegada al poder, tras un golpe de Estado, del militar Manuel Odría (1948-56).
‘Conversaciones en la catedral’
En esos tiempos surge el material de una de las novelas más célebres de Vargas Llosa: ‘Conversación en la catedral’, donde el personaje principal, Zavalita, se pregunta una y otra vez, «¿En qué momento se jodió el Perú?».
Vargas Llosa marca distancia con el autoritarismo desde que conoció a su padre, Ernesto Vargas, a los 10 años, tal y como narra en ‘El pez en el agua’, y es quien ordena que estudie en el colegio militar, Leoncio Prado, donde, según Cateriano, aprendió la disciplina férrea de escribir sin descuidar su otra pasión -compartida por Patricia, su pareja y madre de sus tres hijos (Álvaro, Gonzalo y Morgana)- la amistad y sostener tertulias con su grupo de amigos de todos los idiomas.
El partido Aprista, a través de su líder Víctor Raúl Haya de la Torre y el fallecido expresidente Alan García (1985-90 y 2006-2011), ha sido una constante en la vida política de Vargas Llosa desde que maniobró contra el presidente José Luis Bustamante y Rivero, y en su rol opositor contra él en la campaña presidencial de 1990 y en la reconciliación en su segundo gobierno cuando le pidió dirigir el ‘Lugar de la Memoria’. Gracias a esa relación, el museo del conflicto armado interno, situado frente al mar de Miraflores, sigue ahí.
«Son célebres las anécdotas de los escritores del Boom en Barcelona, a inicios de los año setenta, cuando en medio de la juerga Mario se iba a escribir. Solo coinciden a la vez Vargas Llosa, García Márquez, (Julio) Córtazar y (Carlos) Fuentes cuando van a ver la obra teatral de Fuentes ‘El tuerto es rey’ en Aviñón. Mario conoció y saboreó una Barcelona cosmopolita y vibrante, es por esa razón, que no apoya el movimiento nacionalista e independentista de Cataluña», argumenta Cateriano.
Amigo del Rey emérito
De Barcelona, Mario Vargas Llosa se muda con su familia a Madrid, donde residirá hasta el 2023, en que se traslada a vivir a Perú. En España, Vargas Llosa mantuvo su interés en conocer el devenir de la política. Es por esa razón, según señala Cateriano, que mantiene un sólido respeto y amistad con el Rey Emérito Juan Carlos I, a quien reconoce su papel clave en la Transición a la democracia, en 1978. El Rey emérito fue invitado por Vargas Llosa al acto de ingreso como miembro de la Academia Francesa, el 9 de febrero de 2023, convirtiéndose en el primer autor en lengua no francesa en ser aceptado.
«Vargas Llosa ha apoyado al partido de la exsocialista Rosa Díez y al filósofo Fernando Savater cuando se lanzó a la política. Es amigo del expresidente José María Aznar y actualmente ha apoyado a Isabel Díaz de Ayuso y a Cayetana Alvarez de Toledo. La derecha española, a diferencia de la peruana, apoya el orden democrático y constitucional», matiza el biógrafo.
«Nadie es profeta en su tierra», le responde Vargas Llosa a Cateriano cuando este le pregunta en sus caminatas frente al mar, en Lima, sobre el contraste entre el cariño recibido en España frente a los malos momentos que ha atravesado en Perú en tiempo de elecciones, en un país donde desde el 2016 ha habido seis presidentes.
Vargas Llosa con el Rey Emérito y la Infanta Cristina de Borbón en París en 2023
AFP
«Estamos atravesando la anarquía más grande de toda nuestra historia republicana y nadie sabe a dónde pueda acabar esta situación», reflexiona Cateriano sobre Perú en una oficina rodeada de libros y fotografías, entre las que se pude ver la del Papa Francisco, el Rey Felipe VI, Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa, entre otros.
Cateriano desgrana, a través de la reconstrucción de la biografía de Vargas Llosa, la relación otros escritores con la política, como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Julio Córtazar. También revela el arrepentimiento de Vargas Llosa por relacionar al autor de ‘Rayuela’ con el dictador Fidel Castro; así como afecto brevemente a su relación con Octavio Paz calificar al México manejado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) como «la dictadura perfecta».
Como parte de su investigación, Cateriano viajó a la Universidad de Princeton en Estados Unidos para trabajar en material inédito de Vargas Llosa, lo que le permitió tener acceso a cartas entre el Nobel de Literatura y el escritor indigenista José María Arguedas: «La relación era de admiración mutua y muy cercana. La izquierda peruana es muy injusta al intentar reflejar un quiebre o una mala relación entre ambos. Se olvidan que desde su rol en la Academia de la Lengua Española dio a conocer la obra de Arguedas en el mundo».
Junto a los malos momentos y su difícil relación con Perú, Cateriano también relata en el libro las grandes alegrías que la literatura ha brindado a Vargas Llosa. Como ejemplo, recuerda la llegada del escritor a su ciudad natal Arequipa, donde fue recibido como un cantante de rock tras recibir el premio Nobel de Literatura en 2010.
A modo de coda, Cateriano relata en el volumen ahora a Vargas Llosa, que se reencontró y se reconcilió con Patricia Llosa, su esposa a quien le dedicó su último libro «Le dedico mi silencio», le toca hacer el reposo del guerrero tras la batalla en favor de la cultura de la libertad y hacia una democracia libre y moderna.
Pedro Cateriano con Mario Vargas Llosa
ABC
El ex primer ministro peruano es uno de los pocos privilegiados al que el Nobel de Literatura le ha dedicado un libro, el ensayo titulado ‘La llamada de la tribu’, en el que reflexiona sobre los siete pensadores que influyeron en la defensa y divulgación del liberalismo en el mundo. Y refleja que si bien el movimiento ‘Libertad’ fundado por Vargas Llosa no existe más, Cateriano sigue siendo parte del movimiento político que lidera Vargas Llosa desde ese entonces.