Que la situación política poselectoral en Alemania dista bastante de la estabilidad lo prueba el enfrentamiento de manifestaciones que tuvo lugar este sábado en Berlín. Cerca de mil neonazis habían convocado una marcha en el distrito de Friedrichshain, registrada por el expolítico de Alternativa … para Alemania (AfD) de Aquisgrán Ferhat Sentürk. Los manifestantes, la mayoría de negro y con la cara cubierta, gritaban con los puños en alto y en algunos casos hacían también el saludo nazi.
A la misma hora, se habían registrado catorce contramanifestaciones con alrededor de dos mil participantes. Hubo forcejeos violentos entre unos y otros, después de que los contramanifestantes intentasen romper el cordón policial, un dispositivo de 1.500 agentes. Fueron efectuadas 44 detenciones por agresiones y por la exhibición de símbolos nazis, hasta que finalmente la manifestación fue disuelta por la policía. 30 de los detenidos eran manifestantes de la extrema derecha y al menos tres de ellos permanecen en prisión preventiva, según la portavoz policial, Anja Dierschke.
Es la tercera manifestación neonazi desde el pasado mes de diciembre bajo el mismo título «Por la Ley y el Orden. Contra el extremismo de izquierda y la violencia por motivos políticos», pero el número de participantes se ha elevado exponencialmente. Hace un mes, unos 150 neonazis participaron en la marcha. En diciembre fueron alrededor de 60. El resultado de las elecciones del 23 de febrero, que ha convertido a AfD en la primera fuerza de la oposición, parece estar dando alas a estos grupos, que eran marginales hasta ahora.
Las exhibiciones callejeras, a su vez, retroalimentan la marcha de AfD en las encuestas. Si se volvieran a celebrar hoy elecciones en Alemania, el partido obtendría el 23 por ciento de los votos, 3 puntos porcentuales más que el 23 de febrero y a sólo cuatro puntos porcentuales de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Freidrich Merz, cuya reforma exprés de la Ley Fundamental alemana para flexibilizar el freno a la deuda ha decepcionado a muchos votantes conservadores.
En el nuevo Bundestag, que se constituirá el 25 de junio, AfD ocupará casi una cuarta parte de los escaños en el pleno. Su tono parlamentario está establecido, una retórica aguda, que se difunde después fácilmente a través de las redes sociales y que llega con facilidad a los más jóvenes.
En la última sesión, la tribuna de visitantes estuvo poblada por seguidores de su líder, Alice Weidel, a la que aclamaban en voz alta y que se dirigió a ellos en las pausas para hacerse selfis y firmar camisetas. «AfD recibirá ahora más dinero, más personal y más tiempo de palabra. Esto significa que, especialmente en las declaraciones del gobierno y en los debates presupuestarios, es posible que AfD responda primero a Friedrich Merz o al Gobierno federal«, explica el politólogo Martin Gross, de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich, «ejercerá más presión, recopilará más información y obtendrá más visibilidad».
Protesta en el distrito de Friedrichshain de Berlín
REUTERS
El resto de los partidos políticos se pondrán seguramente de acuerdo para no permitir que AfD ocupe la presidencia de la comisión parlamentaria de presupuesto, la más influyente, a pesar de que por costumbre la ocupa el líder de la oposición. Weidel quiere poner un pie en las vicepresidencias, que dirigen los debates y hacen llamadas al orden. Y, junto con la extrema izquierda, AfD tiene ahora la llamada «minoría de bloqueo», que puede rechazar las enmiendas a la Ley Fundamental. La diputada Carina Schiessl ha adelantado la intención de crear una comisión de investigación sobre el coronavirus, como técnica de laboratorio de formación, con el objetivo de «poner sobre la mesa todas las mentiras y manipulaciones del gobierno durante la pandemia y demostrar que estamos a merced de fuerzas externas y ajenas a nuestra nación».