«Pido perdón por esta falta de visión».
Así se manifestó el presidente de Chile, Sebastián Piñera, este martes en la noche, tras cinco días de masivas manifestaciones pacíficas contra su gobierno, que se vieron opacadas por escenas de violencia, saqueos o disturbios en algunas partes del país.
«Es verdad que los problemas se acumulaban desde hace muchas décadas y que los distintos gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud«, señaló el mandatario.
Piñera anunció una serie de reformas para tratar de responder al estallido social y aseguró que el gobierno había escuchado «las legítimas demandas» de la ciudadanía.
La actual crisis se desató la semana pasada cuando el gobierno decidió subir el precio del pasaje del Metro en Santiago, llegando a un máximo de 830 pesos (US$1,17 aproximadamente).
Entonces se inició una ola de descontento que se mantuvo aun después de que Piñera decidiera retractarse de la medida el pasado sábado y que ha dejado al menos 18 muertos y más de 5.000 detenidos.
Pero, ¿qué ofreció el mandatario?
Salarios, pensiones y salud
El mandatario anunció un amplio paquete de medidas que afectan desde el salario hasta el costo de los servicios públicos.
Entre estas propuestas se incluye el establecimiento de un «ingreso mínimo garantizado» para todos los trabajadores a jornada completa de 350.000 pesos mensuales (unos US$480), que implica un pago complementario para aquellos cuyo salario no alcance esa cifra.
Además, mencionó un aumento inmediato del 20% de la Pensión Básica Solidaria y del Aporte Previsional Solidario, que se complementarían con otros incrementos adicionales en los años 2021 y 2022, para los mayores de 75 años de edad.
En el área de la salud, pidió al Congreso la discusión urgente del proyecto para crear un Seguro de Enfermedades Catastróficas, gracias al cual se establecería un techo al gasto de salud de las familias.
En relación con el costo de los medicamentos, propuso crear un seguro que ayude a cubrir el gasto en medicamentos y ampliar la cobertura de un programa existente de reducción de precio de las mismas.
Piñera también hizo referencia a la necesidad de dar celeridad al proyecto legislativo para crear el derecho a la Sala Cuna Universal, mediante el cual se crea un fondo solidario para subsidiar el cuidado de los hijos menores de dos años con padres o madres trabajadoras.
Adicionalmente, el mandatario anunció un mecanismo de estabilización del precio de la electricidad que, según explicó, en la práctica significará la anulación del aumento reciente del 9,2% de las tarifas.
Impuestos, equidad y reducción de salarios
En su alocución, Piñera dijo que quería pedir esfuerzos adicionales a los sectores de mayores ingresos por lo que proponía crear un tramo adicional en el Impuesto Global Complementario de 40% que afectaría a quienes tengan ingresos superiores a los 8 millones de pesos mensuales (US$11.000 aproximadamente).
«Va a significar una mayor recaudación cercana a los US$160 millones, que va a contribuir a financiar este programa social», aseguró.
El mandatario también abogó por hacer que las comunas o municipios de mayores ingresos tengan que hacer mayores aportes en beneficio de aquellas con menos recursos.
«Esto va a permitir una mayor equidad en cosas tan importantes como los servicios municipales, como la seguridad, las luminarias, la infraestructura, los parques, las posibilidades de deporte, de cultura, de recreación», manifestó.
Los ajustes económicos también afectarían los beneficios de las autoridades del Estado, apuntó.
Piñera propuso una reducción en los altos sueldos de la administración pública así como en el pago de dietas de los parlamentarios, cuyo número y posibilidad de reelecciones también sería limitado.
Análisis de Daniel Pardo
Enviado especial de BBC Mundo a Santiago de Chile
Desde que empezaron las protestas, Piñera no había hecho una alocución tan rica de contenido como esta.
Ya no habló quien calificó las protestas como una «guerra», sino un mandatario dispuesto a armar canales de diálogo y realizar medidas concretas que respondan a las demandas de los manifestantes.
Algunas de las medidas pueden ser de gran impacto, como los aumentos de las pensiones, el impuesto a los más ricos y el piso para el salario mínimo.
Si benefician o no a los más vulnerables dependerá de los detalles de cada una de las medidas y si aliviará o no la tensión socio-política dependerá de la credibilidad que la gente le dé a la «agenda social» de un Piñera que hasta ahora, en año y medio de gobierno, no había mostrado esta cara.
El mandatario no condenó ni anunció investigaciones sobre los abusos de fuerza documentados por organizaciones de derechos humanos durante las protestas.
Las medidas pueden llegar tarde, a juzgar al menos por los cacerolazos que se reanudaron una vez finalizado el anuncio; o pueden no resultar creíbles, como aquella en la que el presidente, uno de los hombres más ricos del país, pide perdón en nombre de la clase política y económica.
Pero también pueden ser el inicio de un lento cambio del modelo chileno cuyas falencias, como dijo Piñera, «los distintos gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer».
Toque de queda y reconstrucción
El mandatario chileno agradeció a las fuerzas armadas y a los cuerpos de seguridad por su participación en el control de las manifestaciones, señalando que les había tocado un papel difícil pero necesario para la preservación de la democracia.
En su alocución, no se refirió a los abusos de las autoridades denunciados por grupos civiles y de derechos humanos.
Sobre los estados de emergencia y los toques de queda impuestos por su gobierno -una medida inédita desde que cayó el régimen militar de Augusto Pinochet en 1990-, Piñera dijo que él también quiere su levantamiento.
No obstante, consideró que, como presidente, su deber es hacerlo «cuando tenga seguridades que el orden público, la seguridad ciudadana y los bienes, tanto públicos como privados, estén debidamente resguardados».
«A pesar de todos los problemas, la situación está mejorando«, apuntó, y anunció que este miércoles entrarán en funcionamiento nuevamente las líneas 3 y 6 del Metro de Santiago.
También señaló que se pondrá en marcha un plan de reconstrucción para la recuperación de las infraestructuras que han sido dañadas durante las protestas, pero advirtió que su aplicación requerirá tiempo y dinero, en concreto, unos US$350 millones.
El estado de nerviosismo continuaba este martes en las calles de Santiago de Chile, según informaba el enviado especial de BBC Mundo en el país, Daniel Pardo.
Al cierre de colegios, universidades o restaurantes -mucho antes de que empiecen los toques de queda-, se sumaban los saqueos, que han opacado las masivas manifestaciones pacíficas.
Los supermercados fueron uno de los mayores blancos de la violencia: de los 1.371 que hay en Chile, 325 fueron saqueados, 31 fueron saqueados e incendiados y 6 registraron daños, según los últimos datos publicados por la Asociación de Supermercados.
Reacciones dispares
Los anuncios del mandatario chileno fueron criticados por varios opositores, que los catalogaron como «insuficientes».
«El gobierno insiste con más de lo mismo: Descuentos en farmacias, en vez de garantizar cobertura y apostar por fijación de precios. Un seguro para atenderse en clínicas, con altos copagos. La salud de Chile requiere una reforma estructural para ser un derecho«, dijo en Twitter Miguel Crispi, diputado del opositor Frente Amplio.
Felipe Kast, dirigente del partido de corte liberal Evolución Política, por su parte, valoró positivamente los anuncios.
No obstante, destacó que ahora el reto es aplicar los cambios en un plazo breve.
«El presidente ha dado una señal potente al país. La nueva agenda es uno de los esfuerzos sociales más relevantes que se ha realizado en el último tiempo», consideró.