Por Gonzalo Gómez Betancourt**
Los pocos estudios nacionales de casos, así como investigaciones internacionales de tipo estadístico sobre la estrategia de internacionalización de las empresas familiares, muestran una clara tendencia inferior de internacionalización. Las razones son variadas, pero la más importante es la orientación de los productos a los mercados locales unido a un inadecuado nivel tecnológico y sobretodo a una decisión tardía, pero con mayor compromiso.
Hace tan solo unos días escribí un artículo sobre el bajo nivel de innovación de las empresas familiares a nivel mundial, llegué a unas conclusiones un poco diferentes a las de la mayoría de investigadores. Mi conclusión fue simple las familias empresarias son más eficientes, y solo hacen investigación pura en los sectores que lo necesitan realmente, en los demás son seguidores implacables. Sin embargo, su nivel de desarrollo de productos una vez la tecnología sale al mercado suele ser mayor. Esta conclusión surge porque los datos que usan los investigadores están en el mismo rubro de R&D y no pueden encontrar esta diferencia que se ve en el estudio de casos.
En esta ocasión he querido trabajar el tema de la estrategia de internacionalización definida por Alonso y Donoso (1996) como “Un proceso a través del cual la empresa establece vínculos, más o menos estables, con los mercados internacionales, cualquiera que sea el sentido, nivel y formula institucional bajo la que se presente. Este proceso puede ir desde la exportación simple hasta la inversión en el exterior, lo que pasa por una multitud de formulas mixtas entre ellas las alianzas con empresas en esos mercados”. La razón que me lleva a estudiar este tema es que la investigación también nos arroja un dato claro, que las empresas que tienen mayor internacionalización tienden a tener mejores desempeños económicos que sus contrapartes. Entonces la pregunta, ¿Las empresas familiares colombianas son más internacionales que las empresas no familiares?, la respuesta con contundencia es que no lo son, tema que sigue la tendencia en diferentes países del mundo.
Pero de nuevo, ¿Cómo es posible que la empresa familiar sea más rentable y que al mismo tiempo las investigaciones indiquen que son menos internacionales?, no parece lógico. Algunos estudios nos hablan que existe una relación negativa entre la propiedad familiar y la internacionalización medida por su nivel de exportaciones (F. Rodríguez et al – 2005). No obstante, ese mismo estudio afirma que una vez van llegando las siguientes generaciones las compañías familiares incrementan las alianzas con otras empresas y su nivel de internacionalización, aquellos miembros de la familia propietaria que están en otros países le dan un soporte a este proceso reduciendo la incertidumbre (Gallo y García Pont, 1991). Otros autores mencionan que la baja internacionalización se debe al hecho de que este tipo de empresas están en mercados locales especializados con producto demasiado rígidos a sus mercados naturales de difícil adaptación a nuevos, además de sectores que no son intensivos en capital, de baja tecnología y más basados en servicios (Donckles et all, 1991; Gallo y García Pont 1999). Igualmente, algunos dicen que el bajo nivel de endeudamiento hace que este tipo de empresas tomen menos riesgos, y que su internacionalización es una estrategia mucho más pensada, con una mayor muestra de su independencia (Mouline 2204), salen más tarde que las empresas no familiares a buscar los mercados internacionales, cuando ya algunos han hecho esa primera jugada, esperan y atacan, cuando ya conocen la experiencia de otros (Donclkes et all) , pero una vez lo hacen suelen ser mucho más eficientes en la gestión de sus alianzas, ya que su estrategia es de largo plazo, tienen mejores relaciones con su aliados porque su relación no se basan en lo económico sino en lo social, en lo mejor para sus clientes y aliados. Corona (2004) afirma que incluso las empresas familiares tienen mayor agilidad en la toma de decisiones, dado que es su propiedad.
Finalmente, quiero darles mi visión, más centrada en casos colombianos que en estudios académicos. La realidad me ha mostrado que la primera generación busca fortalecer y ser fuerte en su mercado local y una vez ven que su crecimiento interno es difícil por la cantidad de competidores, suelen empezar las conversaciones para salir de su mercado original, eso viene usualmente impulsado por la siguiente generación de hermanos que han tenido formación en otros países y una red de contactos internacionales donde empiezan las alianzas. Definitivamente la tercera generación, en general ya pasó de las exportaciones simple a pensar en la internacionalización con inversión en otros países. Creo fielmente que la estrategia es mucho más pensada, más meditada, esperan encontrar a los aliados ideales con mucha paciencia porque ellos no están compitiendo con las demás empresas sino consigo mismos, quieren hacer temas en el largo plazo. Evidentemente, también he vivido las dificultades de la falta de tecnología y de adaptación a los mercados, pero esas debilidades las suelen suplir con alianzas de largo plazo y muy sólidas.
El nivel de desarrollo que he visto en las empresas de primera generación que por voluntad propia han salido a exportar, es mucho más fuerte porque por decirlo así, se adelantan una generación y dejan el listón más alto a la siguiente. Entonces, si los fundadores dan ese ejemplo de tener los pies en la tierra en Colombia pero con un dedo en los mercados internacionales, les endeñaran a hacer negocios a las siguientes generaciones en mercados internacionales. La dificultad suele ser el idioma, pero conozco empresarios de primera generación que ni siquiera fueron a la universidad y son excelente exportadores, es cuestión de querer comerse el mundo.
Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group.