Y a sus 46 años, Duflo además se convirtió este lunes en la persona más joven en recibir el premio.
«Al demostrar que es posible que una mujer tenga éxito y sea reconocida por ese éxito, espero inspirar a muchas, muchas otras mujeres a seguir trabajando y a muchos otros hombres a darles el respeto que se merecen como todos los seres humanos», dijo tras recibir la noticia.
La economista, quien fue asesora del expresidente de EE.UU. Barack Obama, obtuvo el galardón junto a otros dos investigadores: su esposo, el indio Abhijit Banerjee y el estadounidense Michael Kremer, por su «enfoque experimental para aliviar la pobreza global», señaló la Real Academia de las Ciencias de Suecia, entidad que entrega el premio desde 1969.
Banerjee y Duflo son académicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), mientras que Kremer es investigador de la Universidad de Harvard.
La labor de Duflo ya había sido reconocida en múltiples ocasiones anteriormente, con el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales que recibió en 2015 en España o la medalla John Bates Clark en 2010, que distingue al mejor economista en Estados Unidos menor de 40 años.
Entre sus grandes hallazgos hay cosas muy simples, como por ejemplo, el aumento de la vacunación de niños con el incentivo de ofrecer un paquete de lentejas.
Médicos medievales y sanguijuelas
«Cada día, 25.000 niños mueren por causas totalmente evitables», denunció Duflo en una charla TED que ofreció en 2010.
«Si no sabemos si hacemos algún bien [con la ayuda humanitaria] no somos mejores que los médicos medievales y sus sanguijuelas. A veces el paciente mejora, a veces muere ¿son las sanguijuelas o es otra cosa?».
En su intervención, la economista argumentó que es complicado contestar la gran pregunta sobre si la ayuda humanitaria realmente sirve, pero sostuvo que sí se pueden responder preguntas concretas sobre acciones concretas para poder tomar decisiones de inversión.
«Las pruebas controladas y aleatorias han revolucionado la medicina al permitirnos distinguir entre medicamentos que funcionan y los que no. Puedes hacer estas mismas pruebas controladas y aleatorias para políticas sociales», agregó.
Su apuesta es aplicar el mismo nivel de rigor científico que se aplica en otros campos, como la medicina, a las políticas sociales.
«La clave está en cómo gastar el dinero»
Con esa idea en mente, Duflo fundó en 2003 el J-PAL (Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab), una red de 181 profesores afiliados provenientes de 58 universidades del mundo, con el objetivo de contribuir a reducir la pobreza garantizando que las políticas públicas estén guiadas por evidencia científica.
Esta red de economistas colabora con gobiernos y organizaciones sociales para detectar las experiencias de ayuda al desarrollo que realmente funcionan en la práctica.
Es por eso que Duflo, junto a sus colegas, se ha labrado un importante nombre en el ámbito económico por su capacidad para aplicar al mundo real las teorías de la lucha contra la pobreza.
Su figura comenzó a hacerse conocida cuando en 2013 el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la incluyó en un exclusivo comité presidencial para el desarrollo, un grupo creado para promover ideas relacionadas con la reducción de la desigualdad.
«La clave está en saber cómo hay que gastar el dinero, no cuánto«, escribió Duflo en su libro Repenser la pauvreté («Repensar la pobreza»), donde se refiere a su interés en la aplicación concreta de las ideas económicas.
Con ese enfoque, por ejemplo, más de cinco millones de niños en India mejoraron su calidad de vida por tutorías implementadas a partir de los estudios desarrollados por Duflo y los otros dos ganadores del Nobel.
Hija de un matemático y una pediatra
La economista, nacida en París en 1972, pasó su infancia en las afueras de la capital francesa, siendo la segunda de tres hijos de una pareja formada por un matemático y una pediatra.
Se graduó en la École Normale Supérieure de París en 1994 en Historia y Economía. Al año siguiente obtuvo su magíster en Economía en la École Normale Supérieure y la École Polytechnique.
En 1999 se doctoró en MIT y se unió al profesorado ese mismo año, permaneciendo allí el resto de su carrera. Actualmente es profesora de la cátedra de Alivio de la Pobreza y Economía del Desarrollo y activa colaboradora del laboratorio J-PAL, el cual se ha convertido en los últimos años en una especie de termómetro de la ayuda al desarrollo, consultado por líderes de todo el mundo.
Partidaria de subir los impuestos a los más ricos
El trabajo de Duflo y su equipo ha tenido aplicaciones prácticas en diferentes campos.
En India, por ejemplo, sus estudios identificaron un alto nivel de ausentismo laboral entre los profesores y descubrieron que si se les hacían contratos a corto plazo (renovables según el desempeño), los alumnos conseguían mejores resultados.
En otro proyecto analizaron cómo el precio afectaba la demanda de pastillas antiparasitarias y a partir de esa experiencia determinaron cuándo y cuánto se debe cobrar por medicamentos en un determinado contexto.
Aunque la mayor parte de su trabajo está centrado en economías vulnerables, Duflo también se ha referido a las políticas que deberían aplicarse en los países más ricos del mundo para disminuir la desigualdad.
En varias ocasiones ha defendido, por ejemplo, la idea de subir los impuestos a las rentas más altas. Pero también ha defendido a organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, argumentando que «es muy fácil demonizarlos».
Un trabajo en pareja
En sus investigaciones, Duflo y Banerjee identificaron que los métodos de enseñanza son una gran barrera para el avance de los estudiantes, especialmente cuando no están adaptados a las necesidades de los alumnos.
Entonces diseñaron un sistema para ayudar a mejorar el desempeño de los niños que tienen bajas calificaciones, el cual apunta a conseguir resultados medibles y en el largo plazo.
Esas son algunas de las aplicaciones hechas a partir del conocimiento acumulado por esta pareja de economistas del MIT, que además de publicar estudios de colaboración mutua, comparten la crianza de un hijo.
Este año publicaron «Usando chismes para difundir la información», en el que muestran el caso de los habitantes de un pueblo que ayudaron a aumentar las tasas de vacunación contando historias.
Y en noviembre lanzarán el libro «Buena economía para tiempos difíciles» (Good Economics for Hard Times, en inglés).