De acuerdo con el informe de perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional, la expansión económica mundial se ha debilitado y tiene proyección de contraerse aún más en los próximos años.
Según el reporte, para 2018 se estima que el crecimiento mundial fue del 3,7%, sin embargo para 2019 este porcentaje podría ser de 3,5% y en 2020 llegue a 3,6%, es decir, 0,2 y 0,1 puntos porcentuales menos que lo proyectado en octubre pasado.
El verdadero problema se ve reflejado en las fuertes tensiones comerciales mundiales, especialmente los episodios protagonizados por las economías avanzadas como Estados Unidos y China, que para los próximos años podrían seguir empeorando, lo que afectaría igualmente a las economías emergentes.
Otros factores, como la salida del Reino Unido de la Comunidad Europea, la adopción de nuevas normas de emisiones de vehículos en Alemania que reduce la producción automotriz de este país y las preocupaciones italianas en torno a los gobiernos soberanos y financieros podrían significar la disminución del crecimiento económico mundial.
En cuanto a las economías emergentes, la volatilidad de los precios del petróleo entre otras materias primas hace que se vea afectado su crecimiento. El crecimiento en las economías emergentes y en desarrollo de Asia descenderá de 6,5% en 2018 a 6,3% en 2019 y 6,4% en 2020.
En América Latina se proyecta que el crecimiento repunte en los próximos dos años, de 1,1% en 2018 a 2,0% en 2019 y 2,5% en 2020 (en ambos años, 0,2 puntos porcentuales menos de lo previsto). Las revisiones se deben a perspectivas de menor crecimiento en México en 2019–20, por una disminución de la inversión privada, y una contracción aún más severa de lo previsto en Venezuela. Los recortes se ven solo parcialmente neutralizados por una revisión al alza del pronóstico de 2019 para Brasil, donde se espera que continúe la recuperación gradual tras la recesión de 2015–16. La economía de Argentina se contraerá en 2019 a medida que las políticas más restrictivas con las que se busca reducir los desequilibrios frenen la demanda interna, previéndose un retorno al crecimiento en 2020.
Caso colombiano
Para Colombia, diferentes análisis aseguran que habrá un crecimiento de hasta el 3,5% jalonado por el beneficio de los precios del petroleo a nivel mundial.
Según BNP Paribas, «Así las cosas, proyectamos que la actividad económica incremente 3.5% durante 2019, jalonada por una recuperación más consistente y generalizada. A la vez, esperamos que el motor de crecimiento para este año sea impulsado por el consumo interno y la industria de construcción»
En cuanto a los riesgos, se ve un escenario político más complejo que pueden repercutir en el freno de reformas que son necesarias; un recorte de la nota de riesgo soberana por el no cumplimiento de las metas fiscales y/o posibles cambios en la regla fiscal; frustración en las metas del gobierno; y una elevada tasa de desempleo.
Por otro lado, se espera que la inflación siga a la baja, permitiéndole al banco central mantener una política “ligeramente” expansiva en la mayor parte del año. «Creemos que a causa del IPC de 2018 cercano de los 3%, menores reajustes indexados y los precios de servicios en 2019, se dará una reducción adicional en la inflación anual de los bienes no transables. Sin embargo, esperamos que la inflación alcance los 3.5% para finales de 2019 como consecuencia del incremento en el precio de los alimentos y la electricidad, que pueden ser el resultado de un fenómeno de El Niño más intenso al pronosticado actualmente», dice el análisis.
Con la baja en los núcleos subyacentes de inflación, el Banco de la Republica mantendrá la tasa en 4.25% hasta al menos la mitad de 2019. A inicios del mes de julio o un poco después se espera un ciclo de normalización en la política monetaria, llegando al 5.0% en diciembre. Estos cambios estarán motivados sobre todo por el déficit en cuenta corriente, que debe seguir por arriba de los 3%, incluso llegando al 4% si los precios del crudo se desploman.
Las perspectivas fiscales de Colombia se mantienen inciertas. Aunque la visión la reforma tributaria va a ser positiva para el crecimiento, esto no garantiza el cumplimiento de las metas fiscales en 2020. Para 2019, se considera que que cumplir con la meta de déficit en 2.4% del PIB es factible siempre y cuando el Gobierno haga algunos cortes en el presupuesto. Sin embargo, en el medio plazo, para que el país logre mantener el grado de inversión y sus programas sociales es necesario ampliar la base de tributación ya que el 90% de las familias aun no pagan impuesto de renta.
Finalmente, el déficit de la cuenta corriente continuará elevado. En nuestra visión, el déficit podría reducirse durante este año, solo si los precios del Brent superan los USD 70, algo que es poco probable por ahora.
Prioridades de la economía mundial
Para el FMI, para que la economía mundial tenga una mejoría, es necesaria la cooperación multilateral. Las autoridades deben cooperar para abordar los factores causantes del descontento con el sistema comercial basado en reglas, reducir los costos del comercio y resolver las disputas sin recurrir al aumento de barreras arancelarias y no arancelarias.
Todos los países deben hacer hincapié en medidas que estimulen la productividad, que incrementen la participación en la fuerza laboral —en particular de las mujeres y, en algunos casos, de los jóvenes—, y que garanticen un seguro social adecuado, por ejemplo para quienes sean más vulnerables a la transformación estructural.