BBC News Mundo, Argentina
A Alberto Fernández la fiesta le duró poco.
Apenas horas después de haber triunfado en los comicios del 27 de octubre pasado, el lÃder de la alianza peronista Frente de Todos, que tiene como vice a la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner, se reunió con el presidente saliente Mauricio Macri para comenzar a delinear la transición.
Aunque el traspaso de poderes entre dos fuerzas rivales siempre supone cierto grado de complejidad, en Argentina la transición se hizo aún más compleja por la delicada situación económica que atraviesa el paÃs.
De hecho, la actual crisis económica fue uno de los principales factores que llevaron a la derrota de Macri, que deja el cargo después de un solo perÃodo presidencial.
Ahora el principal desafÃo de su sucesor, que toma el mando el 10 de diciembre, será evitar que la crisis se agudice y llegue a los niveles de la debacle de 2001, la peor en la historia de Argentina.
En BBC Mundo te contamos cuáles son los cinco principales retos económicos que deberá enfrentar Fernández.
1. La inflación (y la pobreza)
Macri deja el poder con una inflación cercana al 55%, el doble de lo que era cuando sucedió a Fernández de Kirchner en diciembre de 2015.
2. El dólar (y las reservas)
Sin embargo, para contener la inflación, el equipo económico que asume el 10 de diciembre tendrá que idear una estrategia para lograr frenar la escalada del dólar, la moneda de reserva de los argentinos y la principal referencia de la economÃa.
Es que el principal motor detrás de la inflación es justamente la moneda estadounidense.
Cuando aumenta, aumentan todos los precios.
Y el dólar no ha hecho más que subir a pasos agigantados en los últimos años. Desde que asumió Macri hasta ahora, casi ha quintuplicado su valor.
Para frenar el alza, el gobierno saliente decretó una restricción muy fuerte sobre el acceso a divisas.
Horas después de que se conocieran los resultados electorales, a finales de octubre, el Banco Central anunció que los argentinos solo podrán acceder a US$200 por mes.
La medida, popularmente conocida como un «cepo cambiario«, logró contener el avance de la moneda estadounidense, que en los diez dÃas previos a las elecciones habÃa aumentado un 12%.
La tasa oficial del dólar incluso se retrajo un poco después de los comicios.
Las restricciones también lograron solucionar —al menos temporalmente— otro problema: la salida de reservas internacionales del Banco Central.
Este año el organismo dilapidó unos US$30.000 millones (cerca del 40% de sus depósitos en dólares) para tratar de frenar la devaluación del peso.
Sin embargo, ahora Fernández tendrá un nuevo desafÃo: qué hacer a fin de año, cuando terminen las restricciones actuales.
El presidente electo ha dejado en claro que no es partidario de este tipo de medidas.
«El cepo es como ponerle una traba a una puerta giratoria… evita la salida de dólares pero también la entrada», señaló en julio pasado.
El propio Macri sabe por experiencia propia que el cepo tiene otros costos. De hecho, él también fue muy crÃtico del «cepo» que habÃa implementado su antecesora a partir de 2011.
ero cuando levantó las restricciones, a dÃas de asumir, cumpliendo con una de sus principales promesas electorales, el peso se devaluó cerca del 40%.
Esto se debió a que el precio oficial del dólar se emparejó con el precio en el mercado informal, que era 40% superior.
Algo parecido podrÃa ocurrirle a Fernández si levanta el «cepo» de Macri.
3. La deuda (y el FMI)
La cotización de dólar también será un dolor de cabeza para Fernández por otro motivo: la deuda externa.
Con cada devaluación del peso, a Argentina se le hace más cuesta arriba honrar sus compromisos con sus acreedores.
Dado que la economÃa argentina necesita más dólares de los que genera —un fenómeno que los economistas llaman «restricción externa»— Macri, como muchos de sus antecesores, optó por endeudarse.
Cuando empezaron los problemas económicos, en 2018, acordó con el FMI el mayor préstamo en la historia de ese organismo: US$57.000 millones.
Por ello, la deuda pública argentina trepó del 53% del Producto Interno Bruto (PIB), en 2015, al 81% del PIB hoy.
Será una pesada mochila que deberá cargar Fernández, quien ha prometido que buscará evitar un nuevo impago de la deuda —o default— como el que protagonizó Argentina en enero de 2002.
4. La recesión (y el desempleo)
El desafÃo será aún más grande porque el paÃs atraviesa una profunda recesión, en la que lleva más de un año.
El FMI estima que Argentina terminará 2019 con un crecimiento negativo del -3,1%.
Tampoco tendrá mucha ayuda: en septiembre pasado, el organismo multilateral suspendió los pagos a Argentina del préstamo acordado hasta poder negociar con el nuevo presidente.
Fuentes cercanas a Fernández aseguraron a medios argentinos que de todos modos no buscarÃan renovar el acuerdo para el desembolso de los cerca de US$13.000 millones que faltan transferir. Pero lo cierto es que la ausencia de ese dinero podrÃa limitar los planes de Fernández para recuperar el crecimiento económico.
Durante su campaña, el lÃder peronista señaló que buscarÃa ayudar a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) a salir adelante.
El Centro de EconomÃa polÃtica Argentina (CEPA) estima que desde que asumió Macri, cerraron más de 21.500 Pymes en todo el paÃs.
Eso tuvo un impacto directo sobre el desempleo, ya que estas empresas generan el 70% de los puestos de trabajo.
Por ello, otro de los desafÃos del flamante presidente será evitar que el desempleo aumente por encima del 10%, la cifra que alcanza hoy.
Uno de sus referentes económicos, MatÃas Kulfas, quien será ministro de Desarrollo Productivo, señaló que el objetivo será «generar más empleo privado y registrado», dado que en la actualidad casi la mitad de los trabajadores se desempeñan en sectores informales de la economÃa.
5. El «insostenible» gasto social
La creación de empleo privado y registrado también será clave para resolver lo que quizás es el desafÃo económico más grande que tiene hoy Argentina, junto con la «restricción externa»: su excesivo gasto social.
El paÃs cuenta con cerca de seis millones de trabajadores del sector privado, que con sus impuestos financian un enorme aparato estatal que sostiene económicamente a unos 19 millones de argentinos (un poco menos de la mitad de la población).
Hoy el gasto social representa el 75% del presupuesto, una cifra que muchos en el paÃs consideran insostenible.
Irónicamente, uno de los problemas más grandes los creó el propio kirchnerismo, que duplicó la cantidad de jubilaciones, el mayor gasto social.
Entre 2003 y 2015 se incorporó a unos tres millones de jubilados que no habÃan hecho aportes durante su vida laboral (en muchos casos por haber trabajado de forma informal o ser amas de casa).
El kirchnerismo también sumó a un millón de nuevos empleados públicos (un tercio del total).
Sin embargo, lejos de sus promesas de recortar estos gastos, Macri los aumentó.
Ahora le tocará a Fernández heredar estos problemas, arrastrados desde el gobierno de su vicepresidenta.